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¿Cómo se forma el caparazón de los caracoles y de qué está hecho?

¿Cómo se forma el caparazón de los caracoles y de qué está hecho?
¿Cómo se forma el caparazón de los caracoles y de qué está hecho?

Todos, especialmente en nuestra niñez, nos hemos sentido fascinados por esos habitantes del jardín de casa que, a diferencia de los demás, llevaban un caparazón de los caracoles que les protegía de la acción de la naturaleza, como de nuestras propias manipulaciones.

Y en esta ocasión queremos centrarnos en esta especial tan característica, dado que probablemente sepamos menos sobre ellos de lo que creeríamos y, más que nada, acerca de cómo se forma el caparazón de los caracoles y, por qué no, de qué está hecho.

Lo primero que hay que decir es que los caracoles poco tienen que ver con otros animales, como la tortuga, que posee una concha extremadamente dura al tacto. En su caso, realmente nacen con esta protección natural, y luego deben ir fortaleciéndola en el transcurso a la adultez.

¿Cómo se forma el caparazón de los caracoles?

Como seguramente nunca hayas visto un caracol recién nacido, ignorarás que los ejemplares de estos moluscos llegan al mundo con una concha sobre su lomo, una por demás delgada y vulnerable que, entonces con el correr del tiempo, irán endureciendo hasta que cumpla su objetivo original.

De hecho, tan pronto los caracoles pueden realizar su primera actividad, ingieren el huevo del cual nacen, rico en minerales como el calcio, que refuerza las propiedades del caparazón.

A medida que el caracol va ganando tamaño, la concha se expande con él haciéndose más resistente, al punto de que el caparazón de nacimiento queda recubierto por otro completamente nuevo.

Esa concha definitiva funciona como un exoesqueleto, y se compone de tres capas conformadas por carbonato de calcio casi en un 100%, aunque con un pequeño porcentaje de proteínas, regenerándose cada día, desde afuera hacia adentro.

¿Por qué es tan importante?

Básicamente, un caracol no podría sobrevivir en su ecosistema sin el caparazón protegiéndole, ya que sería vulnerable a los ataques de sus numerosos depredadores, de los que se escabulle escondiéndose dentro de la concha cerrada herméticamente, impidiendo que sea abierta.

Mientras el caracol presienta que existe peligro, puede permanecer oculto dentro del caparazón por días enteros, incluso semanas, un fenómeno que repite cuando el clima es demasiado hostil, sea debido a las altas o bajas temperaturas, que puede regular gracias a la misma concha.

Y, así como antes comentábamos que el desarrollo del caparazón de los caracoles es distinto al de las tortugas, ambos se asemejan en que ayudan a descubrir la edad de sus portadores.

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