Adiós al plato de ducha tradicional: ahora se lleva este tipo de baño más cómodo y estiloso
Los baños elevados son la alternativa al plato de ducha que está arrasando
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Durante años, el plato de ducha a ras de suelo fue sinónimo de modernidad, funcionalidad y diseño. Se convirtió en el tipo de baño preferido para quienes querían espacios accesibles, visualmente ligeros y fáciles de mantener. Sin embargo, las tendencias evolucionan y lo que ayer era moderno, hoy empieza a verse como algo plano, incluso poco atractivo. En este nuevo panorama, cada vez más estudios de interiorismo y reformas apuestan por una alternativa que sorprende por su comodidad, elegancia y versatilidad: la ducha ligeramente elevada.
Este pequeño cambio en los baños no sólo responde a criterios estéticos, sino también prácticos. Elevar el nivel de la ducha permite solucionar algunos de los problemas más comunes en baños modernos, como la filtración de agua o la falta de separación visual entre zonas. Además, da pie a diseños mucho más creativos y personalizados, capaces de adaptarse a estilos decorativos muy distintos: desde lo natural hasta lo minimalista, pasando por ambientes con toques de lujo o inspiración spa. Pero además, lo interesante de esta tendencia es que no supone una vuelta atrás ni una renuncia al confort. Al contrario, se trata de un avance que permite conservar la amplitud visual del baño sin comprometer su funcionalidad. Y lo mejor de todo: se adapta perfectamente tanto a reformas integrales como a pequeñas intervenciones que buscan dar un aire nuevo al cuarto de baño sin necesidad de obras complicadas.
Adiós al plato de ducha tradicional: ahora se lleva este tipo de baño
Una de las grandes ventajas de elevar ligeramente el área de ducha es que permite delimitar mejor los espacios dentro del baño. Es una solución sutil pero efectiva, que no rompe con la armonía general ni recarga visualmente, pero sí ayuda a crear una arquitectura más rica. En muchos proyectos actuales se utilizan materiales como el microcemento o grandes piezas cerámicas para revestir la base de la ducha. Esto no solo aporta continuidad y sensación de limpieza, sino que también actúa como barrera natural frente a la humedad.
Este tipo de intervención es ideal para quienes desean una estética moderna y depurada, pero no quieren renunciar a una ducha segura y práctica. Además, al estar ligeramente elevada, el desagüe funciona con más eficiencia y se reduce el riesgo de acumulaciones o filtraciones.
Baños que apuestan por la luz y el bienestar
En espacios con buena iluminación natural, esta elevación cobra una fuerza especial. Al actuar como un pequeño escalón, ayuda a generar dinamismo dentro de un entorno que sigue siendo sobrio y elegante. Cuando se combina con superficies lisas, colores neutros y materiales como la madera o la piedra, el resultado es un baño que transmite calma, bienestar y sofisticación.
Es la opción perfecta para quienes quieren crear una experiencia de ducha más sensorial, casi como si se tratara de un pequeño spa doméstico. Si además el baño cuenta con buenas vistas o se conecta con un jardín o terraza, el efecto es aún más espectacular: la ducha se convierte en un ritual diario que invita a desconectar y cuidarse.
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Inspiración natural en cada detalle
Para los amantes del estilo orgánico y de las sensaciones acogedoras, la ducha elevada encaja como anillo al dedo. En baños donde predominan los tonos tierra, las texturas naturales y los revestimientos que imitan piedra o madera, esta solución aporta coherencia y refuerza la idea de un refugio personal.
El resultado es un espacio unificado, donde el confort y la estética van de la mano. A diferencia de las duchas a ras de suelo, que a veces pueden resultar frías o impersonales, este formato permite jugar con alfombras, toalleros o incluso elementos decorativos que elevan el nivel de calidez.
Minimalismo con un toque práctico
Y si lo que se busca es un baño limpio, amplio y sin obstáculos visuales, elevar la ducha también es una excelente opción. Especialmente en viviendas donde el baño está integrado al dormitorio o se pretende una distribución abierta y fluida, esta solución se convierte en una herramienta eficaz para separar usos sin recurrir a paredes ni mamparas pesadas.
Otra ventaja importante de la ducha elevada es que puede convertirse en el punto focal del baño. Jugando con el revestimiento (por ejemplo, utilizando azulejos con textura o en colores llamativos)se consigue destacar esta zona como si fuera un pequeño altar del bienestar. Esta solución no solo aporta carácter al espacio, sino que también mejora la funcionalidad, ya que el agua se contiene mejor y se evitan salpicaduras.
El hecho de elevar y revestir de forma diferenciada permite, además, añadir elementos como bancos integrados, nichos para productos o griferías empotradas sin que parezca que están fuera de lugar. Todo queda armónico, ordenado y diseñado para el disfrute diario.
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¿Adiós definitivo al plato de ducha tradicional?
No se trata de descartar por completo los platos de ducha a ras de suelo, que siguen siendo una buena opción en muchos casos, especialmente cuando se busca accesibilidad total. Pero sí es cierto que la tendencia actual invita a replantearse su hegemonía. La ducha elevada ofrece nuevas posibilidades de diseño, mejora la funcionalidad y se adapta mejor a estilos muy variados.
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