Dragó y las 70 pastillas diarias en busca de la eterna juventud
Si algo consiguió Fernando Sánchez Dragó a lo largo de su vida fue labrarse la imagen del intelectual dispuesto a llevarle la contraria a todo el que se cruzara en su camino. Y, por supuesto, a defender a capa y espada y con el mismo ahínco tanto sus convicciones como sus manías. Y entre las más recientes destacan las 70 pastillas diarias de productos naturistas que ingería desde que cumplió 80 años a modo de elixir de la eterna juventud. Se definía como «curandero y cobaya».
Gargoris y Habidis le encumbró como una de las mentes privilegiadas de este país, uno de los intelectuales de cabecera, con más de 40 libros publicados. Su ansia de provocación, sin embargo, le había acarreado en los últimos años numerosas críticas. Pero esto, más que preocuparle, parecía gustarle casi más que escribir, su verdadera pasión y vocación.
Octogenario, presumía de seguir viviendo como cuando tenía 20 años y saboreaba el lado peligroso de la vida. Insistía en que su verdadera vocación era seguir siendo joven.
Su trayectoria política responde también a su forma de entender la vida. Tras formas parte del Partido Comunista y exiliarse, en 1993 apoyó al Partido Popular de José María Aznar y en las elecciones de 2018 a Vox, además de publicar una obra sobre su líder, Santiago Abascal. España vertebrada (2019).
Su amigo Tamames
Su última hazaña ha sido nada menos que ser el mentor de la moción de censura de Vox y aupar a su amigo Ramón Tamames como candidato. No sólo presenció el debate desde la tribuna de invitados del Congreso de los Diputados, sino que escribió el prólogo del discurso que el también octogenario economista pronunció en el Hemiciclo y publicó en Amazon.
El presidente de Vox, Santiago Abascal, contactó con Tamames a propuesta de Sánchez Dragó, su amigo desde que en 1956 se afilió al Partido Comunista de España (PCE) y ambos estuvieron juntos en la cárcel.
Dragó se acercó a la filosofía oriental desde muy pronto. Licenciado en Filología románica y lenguas modernas (italiano), en 1967 se trasladó a Japón para impartir clases en la Universidad de Lenguas Extranjeras Gaigo Daigaku y de Historia del Pensamiento Español en la Imperial de Tokio, así como en la Escuela diplomática nipona.
Fue el principio de un periplo que le llevó por numerosos países. Entre los setenta y ochenta fue profesor de Lengua e Historia de España en las universidades de Dakar (Senegal), Fez (Marruecos) y Amman (Jordania), Nairobi (Kenia), Imperial de Tokio y Nacional de Tsukuba (Japón). También fue corresponsal de prensa en varios países.
En su oficio de escritor obtuvo el Premio Nacional de Ensayo (1979) y el Premio Planeta (1992) y practicó varios géneros literarios.
Entre sus ensayos, destaca por antonomasia Gárgoris y Habidis. Una historia mágica de España, cuatro tomos por la que ganó el Premio de Ensayo en 1978 y que volvió a tratar en La España Mágica. Ideas para una nueva política cultural, Finisterre (1984), Del priscilianismo al liberalismo y Volapié: Toros y Tauromaquia, son otros de sus títulos.
Premio Planeta
Finalista del Premio Planeta en 1990 con su novela El cuerno de oro, dos ediciones después, consiguió este galardón con La prueba del laberinto.
También dirigió programas en televisión sobre literatura: el primero Negro sobre blanco, en La 2 de TVE, y después en Telemadrid presentó Las noches blancas, entre 2005 y 2012.
En 2015 volvió a La 2 de RTVE con Libros con uasabi, un programa literario en el que abordaba las novedades más destacadas de las letras en compañía de su hija, Ayanta Barilli, la periodista y escritora Anna Grau, y la actriz María Pedroviejo.
Era hijo del periodista Fernando Sánchez Monreal, asesinado a los 27 años por un grupo de falangistas en la Guerra Civil. En entrevistas, Fernando Sánchez Dragó recordaba cómo en 1956 fue detenido por antifranquista y se enteró por la propia policía durante los interrogatorios de que a su padre lo mataron los franquistas y no los republicanos, como él había creído en su infancia y juventud.
En 2010 se vio envuelto en una polémica por las declaraciones que hacía en el libro Dios los cría…, donde aseguraba que había mantenido relaciones sexuales con dos «zorritas» japonesas de 13 años, aunque luego matizó que se trataba sólo de «ficción».
Unas relaciones que negó aunque sus declaraciones provocaron que el comité de empresa de Telemadrid, cadena en la que dirigía y presentaba el programa Las noches blancas, pidiera la rescisión «inmediata» del contrato del escritor.