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La nueva fiebre del oro está en las tierras raras: qué son y por qué son tan valiosas

Dinero.
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Gemma Meca
  • Gemma Meca
  • Licenciada en Historia, máster en Periodismo y Comunicación Digital. Redactora en Ok Diario. Cuento historias, soy amante de los astros, sigo a la luna, los TT de Twitter y las tendencias en moda. Experta en noticias de consumo, lifestyle, recetas y Lotería de Navidad.

Las tierras raras se convierten en la nueva fiebre del oro, mucha gente se desplaza a estos lugares en busca de tesoros que provienen de la tierra. El oro se convirtió no hace mucho en un bien muy preciado, de hecho, sigue estando en valores muy altos. En las películas del lejano oeste vemos a personas que lo dejaron todo para ir en busca de este material que podía cambiarles la vida por completo. La propia naturaleza en pleno siglo XXI nos regala una serie de lugares que son claves para descubrir nuevos tesoros. Los materiales que proceden de la tierra pueden tener un valor que el ser humano se encarga de catalogar. Es decir, es el elemento que acabará siendo el que nos acompañe en numerosas ocasiones y necesitemos por un motivo en concreto, ya sea simbólico o práctico, depende del material. El oro tiene un valor que es casi simbólico, se usa para fabricar joyas, algo que solo sirve para decorar. Si nos paramos a pensar no tiene sentido que cueste tanto. Hace siglos cuando se hacían las monedas puede que tuviera su razón de ser, pero hoy en día, al igual que otras piedras preciosas, su valor no tiene demasiado sentido.

Las tierras raras son la nueva fiebre del oro

El petróleo es un elemento que también procede de la tierra, pero posee una razón de ser. Es un bien práctico que sirve para hacer funcionar los coches y tiene unas reservas limitadas. Por lo que acaba teniendo un sentido que tenga ese coste que ponemos sobre la mesa y que puede ir en aumento.

En definitiva, es el propio ser humano el que le pone precio a las cosas en función de ese simbolismo o elemento que aporta estatus a la persona que lo lleva o esa necesidad de hacer funcionar algo indispensable. De todas formas, con el cambio o los cambios que vivimos, todo puede ser muy distinto, es cuestión de ponerse manos a la obra con ello.

La nueva fiebre del oro no deja de ser una nueva necesidad que el ser humano ha creado y que supone que determinados materiales que nacen de la tierra y que no costaban nada, ahora aumentan de precio. Eso genera que sean muchos los que vayan a por ellos, en busca de esos detalles que son claves.

Qué son y por qué son valiosas

El hecho de que las tierras raras hayan cobrado protagonismo es básicamente porque en ellas se han descubierto materiales que ahora cuestan mucho dinero. Especialmente todo lo relacionado con los coches eléctricos o las piezas que se necesitan para las baterías. Son materiales que ahora se pagan muy bien.

Todo lo que hay en la tierra tiene una limitación, es decir, no sabemos qué número de determinados materiales quedan, por lo que el precio es orientativo. La ley de la oferta y la demanda aquí choca directamente con una producción que es incierta, no se sabe si se descubrirán más yacimientos o no.

Fen Carbonatita, es una zona de tierra rara situada a unos 100 kilómetros de Oslo, se calcula que contiene 8,8 millones de toneladas de óxidos. En este lugar puede haber hasta 1,5 millones de toneladas de tierra con imanes utilizadas en vehículos eléctricos y aerogeneradores. Uno de los más grandes depósitos de esta nueva fiebre del oro que ha desplazado a empresas de todo el país y de Europa a este lugar.

Buscan explotar unos materiales que, de momento, solo tiene China en grandes cantidades, por lo que acaba siendo la principal productora. Al ser productora puede poner unos precios más bajos, algo que les beneficia para su propio mercado, pero también para el exterior.

El ser humano no duda en explotar ese tipo de tierra que en esencia puede acabar descubriéndonos una serie de detalles que son claves y que quizás nos ayudarán a obtener aquello que queremos. Una opción muy recomendable que conseguirá que todo aquel que lo necesite puede ir a por su sueño.

Unos nuevos empleos que llegan también relacionados con esta necesidad. Los geólogos o los ingenieros que se dedican a descubrir y explotar estas tierras están igual de cotizados que los propios lugares que descubren. Esta riqueza que procede del interior de la tierra y es el ser humano el que acaba dando valor está al alza.

A medida que se van descubriendo más tierras raras, también baja el valor del material que contienen, ya que hay más oferta. Aunque con una demanda disparada por la necesidad de crear cada vez más coches eléctricos, los elementos que podemos encontrar seguirán siendo tan caros como el oro en siglos pasados que costaba hasta la vida de las personas que iban a buscarlo.

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