Humanity Star, el fracaso de la primera estrella artificial
«La estrella más brillante del firmamento». Esta es la frase con la que la compañía estadounidense Rocket Lab había definido al proyecto Humanity Star. Una misión que despegó hacia el espacio el pasado 21 de enero y de la que, tan solo dos meses después, solo quedan cenizas. Sin duda, un fracaso estrepitoso de lo que se consideraba la primera estrella artificial que brillaría en el espacio. Te lo contamos.
Una estrella fugaz
El satélite Humanity Star estaba destinado a ser la primera estrella artificial del firmamento, y no solo eso, también la más luminosa que pudiera verse desde la Tierra. Sin embargo, tan solo ha aguantado un par de meses en órbita para acabar desintegrándose a causa de los gases que conforman la atmósfera terrestre. Al menos así lo han informado desde la página de seguimiento de satélites Space Track.
Humanity Star puede definirse como el primer satélite con fines estéticos que ha surcado el espacio. Una travesía más corta de lo que estaba prevista con una única función: actuar como un potente reflector de la luz solar para llegar a brillar más que el propio Sol, cosa que tampoco estaba muy clara. En un principio, este curioso satélite tenía que permanecer en órbita durante un periodo mínimo de nueve meses, pero parece ser que se ha convertido en basura espacial antes de lo previsto.
Space-Track has issued the decay notice – Humanity Star has reentered. No revision to the entry window, was sometime in the 1246-1344 UTC range, somewhere on the white-colored track in Marco's map. https://t.co/qpTgt6amZ8
— Jonathan McDowell (@planet4589) March 22, 2018
Concretamente, y tal como asegura en su Twitter el astrónomo Jonathan McDowell, del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian en Cambridge, Humanity Star se precipitó hacia la Tierra entre las 13.45 y las 14.44 del pasado jueves 22 de marzo. Según afirman desde distintas informaciones, el satélite pudo desintegrarse sobre el Océano Índico, el Ártico, el centro de Asia y Alaska.
Las claves del fracaso de este proyecto radican en la colisión del propio satélite con las partículas de las capas altas de la atmósfera. Unos átomos que han ido frenando el avance del dispositivo consiguiendo que se precipite hacia la superficie mucho antes de lo que estaba previsto por los astrónomos. La estética no lo es todo, y la extraña forma del satélite pudo ser el principal problema que ha ocasionado su repentina destrucción.
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