El estudio de las extremófilas y su importancia en la búsqueda de vida extraterrestre
El estudio de los extremófilas ha revolucionado nuestra comprensión de la vida y su potencial en el universo. Aquí te contamos algunos datos.
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¿Hay vida fuera de la Tierra? Esta es una pregunta que ha desvelado a científicos y personas del común. El punto es que quizás sea necesario redefinir el concepto de “vida” para responder a ese interrogante. Es posible que lo que entendemos hasta ahora por un “ser vivo” no sea estrictamente aplicable a las condiciones de otros planetas.
Estas ideas han cobrado fuerza a medida que la ciencia avanza en el conocimiento de las bacterias extremófilas. Estos seres microscópicos han demostrado ser capaces de sobrevivir en condiciones extremas en la Tierra que se asemejan al entorno de otros planetas. ¿Es posible que este tipo de bacterias habiten en Marte, Venus u otros planetas cercanos?
Los extremófilos
Los extremófilos son microorganismos fascinantes que pueden sobrevivir en condiciones extremas. Entre ellos destacan los tardígrados, conocidos como “osos de agua”, que son capaces de resistir variaciones térmicas extremas, radiación, presión y el vacío del espacio.
Dentro de los extremófilos también están las arqueas, que habitan en aguas termales y géiseres. Así mismo, las bacterias halófilas, termófilas y acidófilas, que se adaptan a ambientes con alta salinidad, temperaturas elevadas y bajos niveles de pH. La existencia de organismos tan resilientes sugiere que la vida podría adaptarse a circunstancias que actualmente consideraríamos imposibles.
Supervivencia extrema
Un ejemplo llamativo de extremófilos es la bacteria Enterobacter bugandensis. Este microorganismo mutó para sobrevivir en diferentes entornos de la Estación Espacial Internacional y dio lugar a 13 cepas distintas.
Otros ejemplos son las arqueas Methanopyrus kandleri y Pyrolobus fumarii. Se descubrieron en fuentes hidrotermales a hasta 4.000 metros bajo el nivel del mar y sometidas a presiones de hasta 400 atmósferas. Estas especies pueden sobrevivir a temperaturas de hasta 121 °C y 113 °C, respectivamente.
Por su parte, la Planococcus halocryophilus, logra mantenerse activa en el permafrost ártico a temperaturas de -25 °C. Entre tanto, las bacterias Deinococcus radiodurans soportan hasta 15.000 Grays (Gy) de radiación, cuando un nivel de 10 Gy es letal para los humanos.
Todo esto sugiere que los organismos poliextremófilos podrían sobrevivir en ambientes extraterrestres con condiciones extremas. Marte, Venus y las lunas Europa y Encelado tienen condiciones similares a las de los lugares extremos de la Tierra, por lo cual se consideran candidatos de interés para encontrar vida microscópica.
La vida extraterrestre
En 2020, un equipo de investigadores hizo un hallazgo significativo: detectaron fosfina en la atmósfera de Venus. Este es un gas asociado a microbios en la Tierra. Sin embargo, Marte ha sido el foco de interés de las investigaciones, especialmente con la misión del rover Perseverance.
El planeta rojo suele compararse con el desierto de Atacama debido a sus condiciones de aridez y radiación. A su vez, las lunas Europa y Encélado tienen características similares a las de la Antártica. Investigaciones lideradas por la Universidad de Chile han explorado estos paralelismos.
Se ha señalado que los extremófilos hallados en Chile pueden servir como modelos para entender cómo podría ser la vida en Marte. A pesar de las diferencias de temperatura —que en Marte pueden llegar a -20 °C en la superficie—, las similitudes en la aridez y la exposición a la luz ultravioleta son llamativas.
Así mismo, en investigaciones anteriores, se descubrió que hay bacterias en la Antártida que son altamente resistentes a antibióticos y sustancias tóxicas. Esto permite pensar en la posibilidad de vida microscópica en Venus.
Chile, en particular, ofrece laboratorios naturales que permiten estudiar cómo sobreviven los microorganismos en condiciones extremas. Esto proporciona una oportunidad única para obtener muestras de suelo, extraer ADN y realizar análisis que no son posibles en Marte en este momento.
El hallazgo de bacterias como Deinococcus radiodurans, conocidas por su resistencia a la radiación gamma, augura que estas especies podrían incluso sobrevivir en el espacio exterior. Se espera que en pocos años haya más información, tanto de la vida fuera de la Tierra, como de la misma dentro del planeta.
La búsqueda de vida en exoplanetas
Con el avance de la tecnología y la detección de exoplanetas, la búsqueda de vida ha ampliado su alcance más allá del sistema solar. Los extremófilas ofrecen un modelo valioso para comprender cómo podría ser la vida en otros planetas con condiciones extremas. Los investigadores han comenzado a estudiar qué factores son necesarios para que la vida prospere en estos mundos lejanos.
Algunos exoplanetas han sido identificados como «mundos de agua», donde se cree que podría existir agua líquida en su superficie. La presencia de extremófilas en ambientes acuáticos extremos en la Tierra refuerza la posibilidad de que, en estos mundos, también podría existir vida. Además, los extremófilas pueden servir como indicadores para el desarrollo de instrumentos de detección de vida, ayudando a los científicos a identificar signos de vida biológica en exoplanetas.
Conclusión
A medida que continuamos explorando nuestro sistema solar y más allá, los extremófilas nos proporcionan una guía invaluable en la búsqueda de vida extraterrestre. Al comprender cómo la vida puede prosperar en condiciones extremas, estamos un paso más cerca de responder a una de las preguntas más antiguas de la humanidad: ¿estamos solos en el universo? La respuesta, quizás, se encuentre en los rincones más inesperados del cosmos.
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