Independentismo en Cataluña

La ‘república’ de Puigdemont sólo engaña al 10% del millón de voluntarios que anunció en 2018

El instrumento para la ficción de un presidente catalán en el exilio apenas sumó 10.000 afiliados en 2021

El rey Sol de la ‘república catalana’: el Consell proclama a Puigdemont presidente vitalicio

Carles Puigdemont
Puigdemont a su salida de la Corte italiana de Sassari. (Foto: @ConsellxRep)
Agustín de Grado
  • Agustín de Grado
  • Subdirector y responsable del Área Política en OKDIARIO. Antes jefe de área en ABC, subdirector en La Razón y director de Informativos en Telemadrid.

El denominado Consell per la República Catalana, el trampantojo institucional que permite a Carles Puigdemont alardear como presidente  simbólico de la Generalitat en un falso exilio, ya no da más de sí. Presentado en octubre de 2018 como un instrumento del independentismo para internacionalizar el proceso separatista, agoniza tres años después sin apenas adhesiones. Pronosticó Puigdemont que un millón de catalanes se afiliarían a él para mantener viva la llama de la república y así «acabar entre todos lo que ese día comenzamos», pero sólo 102.000 pagan al menos la cuota anual de 20 euros, la más barata.

El millón de socios es ya una quimera. Absolutamente inalcanzable. Basta con analizar la evolución de las afiliaciones. Cerca de 26.000 personas se apuntaron en la primera semana, se llegó a la cifra de 70.000 nueves meses después, despidió 2020 con 91.900, y en octubre pasado, cuando se cumplían los tres años del Consell, Puigdemont se felicitaba por haber alcanzado los 100.000 socios. El Consell ha estrenado 2022 con 102.019 personas dispuestas a soltar 20 euros al año en un solo pago, 40 en pagos trimestrales de 10 euros o 60 en mensualidades de 5 euros.

Si la fuerza social del Consell per la República es menor, por ejemplo, a los votos que tuvo Vox en las últimas elecciones catalanas (218.000), al menos reporta a su presidente una financiación importante para sostener el ficticio instrumento institucional. Más de dos millones de euros anuales por cuotas de afiliación.

Cantidad a la que hay que sumar los ingresos que también genera el DNI catalán que los socios están obligados a sacarse para poder lucir un documento sin ningún tipo de efecto legal que les acredita como ciudadanos de esa república imaginaria. Son, como mínimo, otros 600.000 euros, ya que el pago mínimo por este documento -en realidad es un código QR- es de seis euros. Si se quiere tener el DNI catalán en físico, el pago asciende hasta los 12 euros.

El pasado mes de octubre se celebraron las primeras elecciones a la Asamblea de Representantes, uno de los organismos que forman parte del Consell y que funciona como un remedo del Parlament. Se eligieron 121 representantes de los 100.000 asociados. Una cámara legislativa que en ningún caso puede poner en aprietos a Puigdemont ya que, según su reglamento, la presidencia del Consell recae sobre «el Molt Honorable Senyor Carles Puigdemont i Casamajó», a quien define como «presidente legítimo» de la Generalitat ante de la «aplicación ilegal del 155».

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