Niños desobedientes: ¿por qué las recompensas funcionan mejor que los castigos?
Aplicar recompensas que sean sencillas, como pasar más tiempo juntos, puede hacer que los niños reduzcan su rebeldía y no se muestren desobedientes.
Tener un hijo o hija que no hace caso nunca o que siempre se muestra rebelde, implica que los padres estén casi siempre dispuestos a ponerle un castigo, pero ¿sabías que ante los niños desobedientes las recompensas funcionan mejor que los castigos?.
Niños desobedientes: ¿por qué las recompensas funcionan mejor que los castigos?
Uno de los rasgos en el carácter de los niños que no respetan las reglas, es que a menudo las desafían entrando en conflicto con los padres o también con los maestros (cuando desobedecen en la escuela), pero antes de «estallar» y aplicar un castigo que aleccione al niño o la niña es mejor tener paciencia y encontrar una solución mejor.
Chillar, alzar la voz, o usar un castigo como quitarle su juguete favorito, son algunas de las reacciones habituales de los adultos cuando un niño o niña desobedece las normas, pero lo cierto es que esta actitud no sirve para nada si bien provoca una mayor frustración y enfado en el niño o niña, lo que lleva a que su rebeldía crezca, en lugar de calmarse.
Antes de hacer nada, debemos analizar la situación y preguntarnos ¿por qué el niño/a se comporta así? Los psicólogos infantiles generalmente juzgan que la desobediencia es una forma de hacer que el niño piense que puede controlar la situación y que tiene el poder. Por eso responden mal, no respetan las reglas, no quieren estar junto a los demás, incluso contestan cuando deben estar tranquilos y prestar atención.
¿La solución? Abordar el problema, sin embargo, tratando al mismo tiempo de aumentar su autoestima, evitando entrar en conflictos con hermanos, padres, maestros o con otros compañeros y dejando claro «quien manda» sin perder los nervios. Solo así se puede reconocer al adulto como una persona severa pero no autoritaria y estar juntos se convertirá en un placer, no en un reto para ver quien aguanta más las provocaciones o la rebeldía.
Cómo cambiar los comportamientos de los niños con las recompensas adecuadas
¿La estrategia ganadora? Según los psicólogos infantiles, la recompensa funciona mejor que el castigo si lo que queremos es cambiar los comportamientos incorrectos . Generalmente, los niños están mucho más motivados a hacer algo si saben que pueden obtener lo que quieren, en lugar de arriesgarse a que los regañen. A ellos les parecerá haber obtenido una victoria y ser ellos los que salen ganando, pero al final habrás acertado y conseguirás el resultado que buscabas.
Por lo tanto, debes limitar los castigos al mínimo porque podrían aumentar el problema en lugar de mitigarlo. Además, la autoestima del niño nunca aumentará . Las recompensas, en cambio, se pueden establecer directamente con el niño, haciéndolo sentir importante e involucrado, dándole un motivo para cambiar de actitud. No es necesario que sean regalos concretos , sino que se pueden representar de manera más eficaz al pasar más tiempo con mamá y papá. O dejarle una salida con los compañeros o amigos.
Una estrategia que pueden adoptar los padres, pero también los profesores. Por ejemplo, creando una pizarra que colgar en la clase en la que marcar los nombres de todos los niños premiados y por qué recibieron esa gratificación. Será un estímulo general.
Pero para que esta estrategia funcione, los padres o profesores también deben cambiar sus actitudes. Tendrán que elogiar las conductas positivas, pero sin hacerlo de forma exagerada y antinatural, sino haciendo que el niño comprenda que está expresando su potencial positivo, y ser constante en las recompensas. Finalmente, los objetivos establecidos con el niño deben ser alcanzables, de lo contrario, no estará motivado.
Esta es una estrategia que puede funcionar con niños de 3 a 10 años, de modo que si tienes hijos entre estas edades, puedes probar cada vez que se porten mal y comprobarás como la recompensa tiene mejor resultado que el castigo.
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