Neuropsicología infantil

La frase de 4 palabras que recomienda un neuropsicólogo para calmar a los niños al instante

Calmar a los niños
Niño angustiado. Foto: Pexels.

La tarea de calmar a los niños en situaciones difíciles no siempre depende de grandes discursos ni de complejas estrategias. A veces, una sola frase breve y coherente puede modificar su respuesta emocional, ayudarles a recuperar la tranquilidad y fomentar su autonomía.

Según el neuropsicólogo Álvaro Bilbao, la manera en que los adultos acompañan las emociones infantiles tiene un impacto directo en el desarrollo cerebral. Las palabras elegidas en esos instantes de angustia pueden activar zonas del cerebro relacionadas con la regulación emocional, reduciendo la sensación de amenaza y favoreciendo la resiliencia.

¿Cómo una frase puede calmar a los niños?

Álvaro Bilbao señala que la expresión «Tú puedes con esto» reúne tres componentes esenciales: apoyo emocional, foco en el presente y estímulo de autoeficacia. Estas cuatro palabras tienen la capacidad de activar los mecanismos cerebrales que promueven la confianza, reduciendo la sensación de bloqueo.

Algunas de las posibles reacciones que se pueden desencadenar con este tipo de frases son las siguientes:

  • Activación de la corteza prefrontal: fomenta el pensamiento racional y el control de impulsos.
  • Inhibir el sistema de amenaza: disminuye la tensión muscular y la respuesta de huida.
  • Refuerza de la autoeficacia: incrementa la creencia de que uno puede superar una dificultad.
  • Crea patrones calmantes: con la repetición, el cerebro asocia la frase con tranquilidad y concentración.

Este tipo de mensajes cortos resultan más eficaces porque los niños, sobre todo en edades tempranas, responden mejor a expresiones simples, cargadas de emoción y fáciles de recordar. Según afirma el centro educativo Growing Seeds Learning Academy, las frases breves y coherentes permiten que el niño internalice la calma y desarrolle una respuesta más adaptativa ante el estrés.

Las claves para que el mensaje funcione y puedas calmar a los niños

Decir «Tú puedes con esto» no es un acto automático. La eficacia depende de la forma y del momento en que se transmite. A continuación, se detallan algunas pautas para potenciar su efecto calmante:

  • Mostrar empatía previa: reconocer la dificultad («Sé que es complicado») antes de ofrecer la frase.
  • Acompañar con calma y contacto visual: el tono del adulto debe ser sereno y coherente.
  • Usar la frase en momentos concretos: antes de un reto o tras una pequeña frustración.
  • Reforzar con acción: ofrecer pasos concretos o apoyo («Hagámoslo juntos»).
  • Evitar exageraciones: sustituir promesas como «todo saldrá bien» por afirmaciones realistas de capacidad.

Cabe recordar que las afirmaciones sin empatía pueden sentirse vacías. Por eso, la conexión emocional previa es clave para que el mensaje adquiera sentido. Además, la repetición en contextos cotidianos (antes del colegio, al iniciar una tarea o durante un juego) ayuda a consolidar la asociación entre la frase y la sensación de seguridad.

El poder del lenguaje en la regulación emocional

Cuando un niño se enfrenta a una situación estresante (ya sea un examen, una caída o una separación momentánea) su cerebro reacciona como el de cualquier adulto: se activa la amígdala, encargada de detectar el peligro, y el sistema nervioso simpático pone en marcha la respuesta de lucha o huida. En esos momentos, las palabras del entorno adquieren un papel crucial.

El lenguaje puede servir como una señal de seguridad. Frases que transmiten confianza y serenidad, como la recién mencionada, ayudan a modular los circuitos de alerta, facilitando que la corteza prefrontal (responsable del control y la planificación) vuelva a actuar.

Las afirmaciones positivas, usadas con coherencia, no son simples expresiones de ánimo. Funcionan como recordatorios internos de capacidad y autocontrol, que fortalecen la autoimagen y ayudan a los niños a interpretar los retos como oportunidades manejables.

No obstante, los expertos advierten que no todas las situaciones pueden resolverse únicamente con palabras. Si el niño presenta ansiedad intensa o dificultades persistentes, esta técnica debe acompañarse de intervención profesional y hábitos de bienestar como descanso, juego y conexión afectiva.

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