Ventajas de comer granada en el embarazo

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Ventajas de comer granada en el embarazo

Como te hemos dado a conocer en más de una ocasión, la alimentación es uno de los aspectos que más debe cuidar cualquier mujer cuando está esperando un hijo. Lo debe hacer en pro de su salud y de la de su bebé. Por eso, debe apostar por introducir en su dieta productos tales como el aguacate, el pescado, los lácteos, las verduras…Una lista en la que no debe faltar una gran variedad de frutas. Precisamente por ese motivo, a continuación, vamos a darte a conocer las ventajas de comer granada en el embarazo.

La granada

Antes de entrar de lleno en el conjunto de beneficios de consumir esa mencionada fruta durante la gestación, vamos a descubrirla un poco más a través de diversos datos de interés. En este caso, podemos exponer que se trata de un alimento de piel gruesa de color escarlata y que tiene un interior compuesto por semillas de una pulpa de color rubí.

Tiene su origen en el Antiguo Egipto y ahora en España es donde hay uno de los cultivos más importantes de la granada. En concreto, nuestro país es el principal exportador europeo de la misma.

Se obtiene de un árbol, el granado, que puede alcanzar los 4 metros de altura. Asimismo, hay que saber que existen distintas variedades de la misma, aunque entre las más importantes destacan la Mollar de Valencia y el Grano de Elche.

Ventajas de comer granada en el embarazo

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Ventajas de comer granada

Una vez que has podido descubrir un poco más a fondo a la granada, debes conocer los beneficios que trae consigo su consumo durante la gestación:

Permite tener bajo control la tensión arterial

Una de las principales ventajas es que ayuda a controlar la tensión arterial, algo que es muy importante de cara a evitar lo que son complicaciones durante el embarazo. Eso lo logra gracias a sus aportaciones en potasio y también en sodio.

Reduce los riesgos de sufrir preeclampsia

Distintos estudios han venido a indicar también que la granada que consumiéndose durante la gestación sirve para disminuir las posibilidades de que la mujer pueda sufrir preeclampsia. Una situación esta realmente peligrosa, asociada en cierta media con la hipertensión, que puede traer complicaciones en lo que es el nacimiento del pequeño.

Evita el estreñimiento

Numerosas son las embarazadas que durante esos nueve meses tienen que hacerle frente a problemas con su tránsito intestinal, concretamente sufren estreñimiento y este, en algunas ocasiones, llega a producir hemorroides. Para evitar llegar a esas situaciones se recomienda que incluyan la granada en su dieta. ¿Por qué? Básicamente porque la misma aporta al organismo una importante cantidad de fibra que es la que se encarga de lograr un buen tránsito intestinal.

Disminuye las posibilidades de sufrir anemia

De la misma manera, hay que tener en cuenta que también es una estupenda aliada para evitar padecer anemia. Eso es debido a que es una fruta que es muy rica en hierro. De esta manera, se consigue reducir las posibilidades de que las embarazadas, por tanto, no tengan que hacerle frente a un parto prematuro o que su bebé nazca con bajo peso debido a la citada anemia.

Protege el cerebro del bebé

Otro motivo de peso para incluir la granada en la dieta de la gestante es que ayuda a proteger el cerebro del pequeño que viene en camino. Eso lo logra porque es un alimento con una larga lista de nutrientes beneficiosos.

Más datos de interés

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Rica en vitamina C

Además de todo lo expuesto, no podemos pasar por alto otra serie de aspectos relevantes sobre el consumo de granada en el embarazo como son los siguientes:

  • Aporta al organismo una gran cantidad de vitamina C.
  • Tiene un bajo valor calórico pues se compone mayoritariamente de agua.
  • La granada es un alimento que en Oriente es símbolo de la fecundidad y también del amor.
  • Es un fruto que ha inspirado a numerosos artistas, entre ellos al poeta Federico García Lorca.
  • Su mejor época para consumir esta fruta está en las estaciones de otoño y de invierno. Además, hay que saber que se pueden mantener durante varios días en buenas condiciones si se encuentran a temperatura ambiente. No obstante, si no se van a consumir de forma inmediata, lo ideal es meterlas en el frigorífico porque así durarán unas tres semanas, aproximadamente.

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