racismo

El técnico de Emergencias lleva 60 días soportando que su compañera le llame «orangután» y «cara de mierda»

Rubén Uroz, presidente del sindicato FS-TES, exige al Govern que intervenga ante este caso de racismo en el 061

La Conselleria de Salud se niega a intervenir porque la denuncia va dirigida contra una mujer

Denuncian la pasividad del Govern en un caso grave de racismo de una técnica del 061: «No hablo con monos»

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El técnico de Emergencias Sanitarias de raza negra lleva más de 60 días soportando los insultos racistas de su compañera de trabajo con el beneplácito de la Conselleria de Salud, que hasta ahora se ha negado a intervenir en el asunto. «Tienes la cara de mierda, no como la mía que es blanquita»; «eres un orangután y yo no hablo con monos, menos mal que no te reproduces», son algunos de los improperios vertidos por la trabajadora.

El servicio de emergencias sanitarias 061 lo gestiona la empresa pública GSAIB, perteneciente a la Conselleria de Salud que dirige la socialista Patricia Gómez, que se ha negado a intervenir a pesar de la denuncia por racismo perfectamente documentada presentada por el Sindicato de Técnicos de Emergencias FS-TES .

Fue el 22 de noviembre cuando la Conselleria de Salud tuvo conocimiento  de este caso grave de racismo en el 061 gracias a la denuncia presentada por el sindicato FS-TES.  Más de 60 días después el Govern se sigue negando a tomar cartas en el asunto alegando defectos de forma en la presentación de la denuncia. En el trasfondo del asunto, según las diversas fuentes consultadas por OKDIARIO,  la inacción del Govern se debe a que la persona denunciada por racismo es una mujer.

Rubén Uroz es abogado y presidente del sindicato FS-TES. «Es indignante que un trabajador tenga que aguantar esta situación de forma continua mientras su compañera le hace sentir inferior por su color de piel, al tiempo que ella le recuerda que está blindada», afirma Uroz. Añade que lo más grave es la falta de competencia de la dirección de la empresa GSAIB para llevar este asunto, «lo que no hace más que ahondar en la sensación de que ella se sienta blindada y él se siente  inferior».

Sobre la pasividad del Govern por el hecho de que la denunciada sea una mujer, Uroz prefiere no opinar. Aún así, en su escrito de denuncia afirma que  «no tiene dudas de lo que habría sucedido en caso inverso porque  ya hay precedentes en los que se ha actuado de forma contundente».

Según Uroz, «el daño producido acabará siendo irreparable, porque la dirección de la empresa pública GSAIB, por no saber hacer, no es capaz de entender un procedimiento de acoso y tomar una medida cautelar como sería separar a los dos técnicos de Emergencias».

Uroz rechaza la explicación de la directora del GESAIB,  Beatriz Collazo, de no intervenir porque la denuncia no se presentó de forma correcta. Alega la empresa pública que la víctima de los insultos racistas «debería haber rellenado el formulario de la denuncia.

A todo esto Uroz contesta que la Conselleria de Salud «ha de saber que el protocolo para este tipo de situaciones establece que el denunciante puede ser cualquier persona que vea los hechos». Y añade: «Hay incompetencia y un pleno desconocimiento de las normas y los procedimientos. También hay falta de interés».

El abogado y sindicalista explica que la Conselleria de Salud tiene las grabaciones que demuestran el grave caso de racismo y que la inacción pone en evidencia que la trabajadora está blindada.  «No sé si porque conoce a alguien o por cualquier otra cuestión, pero la verdad es que la sensación que tiene el trabajador es que ella es impune y eso es lo más triste, porque lo que se ha demostrado es que todos los procedimientos de la empresa han fallado».

Finalmente Rubén Uroz denuncia que el Govern no tiene ninguna intención de actuar contra la trabajadora y poner fin a este episodios de racismo dado que la dirección del GESAIB ha afirmando que la técnica de Emergencias acaba pronto su contrato y que será reubicada en un destino diferente, en otra isla. En  consecuencia, que no habrá ningún procedimiento sancionador contra la trabajadora a pesar de la gravedad de las acusaciones.

«Parece que en el Govern no se han enterado de la diferencia entre el bien y el mal. Ni siquiera ven nada reprochable disciplinariamente porque la técnica ya tiene la renovación de contrato», concluye Rubén Uroz.

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