Prohens y Armengol, tal para cual

Prohens y Armengol, tal para cual

A Marga Prohens se le está poniendo la misma cara de cemento armado que a Francina Armengol. La que hace apenas año y medio se presentaba como la némesis de Armengol, se parece cada vez más a la inquera en las preguntas de control al Govern cuando es interpelada por Vox a cuenta del tema tabú por excelencia: la inmersión lingüística. Las mentiras a las que una y otra vez se ve abocada a recurrir para salvar la inmersión obligatoria, que tanto criticó en la oposición, cuentan naturalmente con el silencio atronador no sólo de la prensa servil a la izquierda sino también de la pepesfera. Miente porque sabe que su mentira es una mentira de Estado en toda regla para una cuestión fundamental que no termina de resolverse en Baleares: la lengua.

Hace un año Prohens mintió cuando, a la luz de los malos resultados de PISA 2022, la otrora portavoz de Vox, Idoia Ribas, le preguntó por los efectos que puede tener en su rendimiento académico el hecho de que la mayoría de estudiantes no puedan estudiar en su lengua materna. Prohens le contestó que no tenía ningún efecto. El último análisis del IAQSE, el Instituto de Evaluación de la Consejería de Educación, sobre las pruebas PISA 2022, pruebas que miden el nivel de comprensión lectora, ciencias y matemáticas a los alumnos de 15 años, revelan un retraso de más de un curso entre los catalanohablantes y los castellanohablantes. La brecha es de 26 puntos en matemáticas, 21 puntos en comprensión lectora y 23 puntos en conocimientos científicos a favor de quienes parten con la indudable ventaja de hablar en catalán en su hogar.

Esta brecha se ensancha cuando comparamos el rendimiento de los catalanohablantes con el de quienes hablan un idioma extranjero en casa, un gap de más de dos cursos escolares. El idioma es una variable a tener en cuenta, «estadísticamente significativa» según el IAQSE, que, sin embargo, el comité de expertos de Prohens ha soslayado incomprensiblemente en sus 59 propuestas de mejora que presentaron hace unas pocas semanas.

Otro estudio realizado por Francisco López Rupérez, ex presidente del Consejo Escolar del Estado, sobre el impacto de la inmersión lingüística sobre el rendimiento escolar en las distintas autonomías concluye, una vez descontado el nivel socioeconómico de cada autonomía, que por cada punto porcentual del alumnado no escolarizado en su lengua materna (nada menos que un 51,8 % de alumnos en Baleares, según los datos aportados por PISA 2022) se pierden 0,43 puntos OCDE, lo que da una diferencia de 22,27 puntos OCDE respecto de una comunidad autónoma ideal donde todos los alumnos estudiaran en su lengua materna. Esta estimación estadística de 22,3 puntos OCDE en PISA 2022 equivalen a un curso escolar (20 puntos) y, como vemos, no se aleja de la misma brecha que señala el IAQSE entre los catalanohablantes que sí reciben la enseñanza en su lengua y los castellanohablantes a los que se niega este derecho a consecuencia de la inmersión obligatoria que impera en más del 90% de los centros escolares de Baleares.

Antonio Vera dificulta y rebaja la libertad de elección en primera enseñanza

Prohens volvió a mentir el pasado mes de septiembre cuando la actual portavoz de Vox, Manuela Cañadas, le preguntó por las razones que habían impedido a las familias de 136 centros elegir la lengua de primera enseñanza en cuarto de Educación Infantil al no incluir en el impreso de matrícula las dos casillas de elección de idioma. Este derecho al que se ha hurtado durante 40 años a las familias por falta de información está reconocido de forma clara y meridiana por la Ley de Normalización Lingüística de 1986, así como por el Decreto de Mínimos de 1997. «Hablamos de casos contados y finalmente todos han podido elegir. Por tanto, lo que no podemos hacer es cuestionar que los centros hayan permitido elegir (…)», afirmó Prohens a la interpelación de Cañadas.

Las declaraciones de la política de Campos están en franca contradicción con lo afirmado por el consejero de Educación, Antonio Vera, en dos resoluciones notificadas a la asociación Escuela de Todos, donde reconoce que su consejería no sabe cuántos colegios incluyeron las dos casillas de elección en el proceso de matriculación. Declaraciones que también están en franca contradicción con lo declarado a la prensa por parte de la patronal Escola Catòlica. Lo cierto es que ni todos pudieron elegir, ni los que sí pudieron hacerlo saben lo que han elegido.

¿Qué eligieron exactamente? Veamos. En primera instancia el artículo 9 del Decreto de Mínimos (1997) posibilitaba, si los padres querían, la separación de niños por motivos lingüísticos, lo que garantizaba a los niños de cuatro años que se matriculaban por primera vez la totalidad de la primera enseñanza en su lengua materna. Una orden de Xisco Fiol, el consejero de Educación en la época de Jaime Matas, del 14 de septiembre de 2004, destinada a desarrollar el artículo 9 mencionado, sólo concede a las familias que elijan español una horquilla de entre 6 y 16 horas lectivas en este idioma, contradiciendo de forma torticera el propio artículo 9 del Decreto de Mínimos que desarrolla. Llevado a la práctica (otra vez la práctica en las aulas frente a la teoría sobre el papel) esto significa que para aquellos padres que sí pudieron elegir el español como idioma gracias a las dos casillas, sus hijos sólo reciben 6 horas en español y, en algunos casos, la merienda, la higiene y el rincón de los abrazos. Así las gasta el PP balear, el partido de la libertad.

El disfraz de la conjunción para ocultar una inmersión en la práctica

Como no hay dos sin tres, Prohens volvía a mentir el pasado martes, 10 de diciembre, cuando aseguraba que el modelo balear es «de conjunción donde conviven dos lenguas (vehiculares)», otra verdad a medias. Así es sobre el papel, pero en la práctica no lo es. El balear es un modelo de inmersión obligatoria en catalán gracias a que los directores, bien amaestrados, así lo quieren.

Expliquemos la ingeniería jurídica de todo este tinglado. El Partido Popular votó contra la Ley de Educación de las Islas Baleares (LEIB, ley 1/2022) en febrero de 2022 porque la izquierda balear y Proposta per les Illes la diseñaron para eliminar por la vía de los hechos el español como lengua vehicular, a menos que así lo quisieran las directivas de los centros que, como sabemos todos, no quieren de ninguna manera. No descubro nada nuevo, sencillamente basta con leer las crónicas de la prensa del 22 de febrero de 2022 cuando se aprobó la LEIB para refrescar lo que algunos parecen haber olvidado (https://www.mallorcadiario.com/aprobada-ley-educacion-balear-2022).

La Ley de Educación de las Islas Baleares (LEIB 1/2022), aprobada en febrero de 2022 por toda la izquierda y Proposta per les Illes, se diseñó para cumplir un cuádruple objetivo.

  • Primero, blindar los abusos que se habían cometido al abrigo del Decreto de Mínimos desde 1997 hasta 2022, normalizando lo que en dicho decreto no dejaba de ser una excepcionalidad. La Disposición Adicional Segunda del Decreto de Mínimos permite impartir más asignaturas en catalán que el 50% previsto de modo que al final, acogiéndose a esta Disposición, la inmensa mayoría de los centros han terminado haciendo todas las asignaturas en catalán, menos Lengua Española y Lengua Inglesa. El español ha sido eliminado como lengua instrumental o vehicular, alumbrándose una inmersión de facto con la coartada de ser, jurídicamente, un modelo de conjunción.
  • Segundo, dejar toda la responsabilidad a los directores que serían quienes decidirían el Proyecto Lingüístico de Centro en base a los criterios sociolingüísticos de la barriada que creyeran oportunos. Y todos sabemos siempre a dónde conducen inevitablemente estos criterios: todo en catalán, bien sea porque ésta es la lengua minoritaria en los barrios castellanohablantes y que, en consecuencia, debe potenciarse, bien sea porque es el idioma de la mayoría del alumnado (Part Forana). Como vemos, se trata de vestir el santo como sea para llegar siempre al mismo resultado.
  • Tercero, sortear las sentencias del Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional en caso de aplicarse a Baleares, sentencias que obligaban a impartir al menos un 25% de las horas no lingüísticas en español, el mínimo fijado por los tribunales para que la vehicularidad del español no fuera un flatus vocis, algo sin efecto ni contenido alguno, como viene ocurriendo en Cataluña y Baleares. Al trasladar la responsabilidad a los directores y no existir ningún porcentaje fijado por parte de la Administración que, de haberlo fijado al menos tendría que haber sido del 25% para las asignaturas no lingüísticas como obligaban los tribunales, se dejaba en manos de los directores la elaboración del Proyecto Lingüístico de Centro según la realidad sociolingüística del centro.
  • Cuarto, prohibir la separación por razón de lengua, como permitía el Decreto de Mínimos en la primera enseñanza pero no la Orden Fiol de 2004.

Por lo tanto, Prohens miente a sabiendas cuando dice que el modelo actual es de «conjunción donde conviven dos lenguas (vehiculares)». Sabe que al mentir cuenta con la omertá de toda la izquierda y de todo el nacionalismo, desde el PSIB hasta Podemos, desde Més per Mallorca hasta Proposta per les Illes. Asimismo, cuenta con el respaldo de la prensa de papel, la pepesfera y la universidad. No estoy descubriendo nada nuevo, repito, basta con leer las crónicas del 21 y 22 de febrero de 2022 en Última Hora, Diario de Mallorca, ABC, OKDIARIO y mallorcadiario.com para refrescar los motivos que empujaron al PSIB a renunciar al español al rendirse frente a Més per Mallorca y Més per Menorca para aprobar la LEIB.

Al parecer, aquí sólo hace «chantajes» Vox, nunca los nacionalistas, más minoritarios todavía, que, para echar abajo las 34 enmiendas de Vox de tal gravedad que sólo les faltaba suicidarse tras haberse aprobado «por error», son tan cicateros que ni siquiera parecen quererle regalar al PP los cuatro votos necesarios para derogarlas, pidiéndole a cambio que recule en la aprobación de la Ley de Memoria Democrática. Al enemigo, ni agua. Y eso que impedir que no entraran en vigor se trataba de un asunto de capital importancia para no destruir la autonomía, como algunos llegaron a afirmar. Amor al país, se llama esta actitud cicatera de Més per Mallorca, por no hablar del PSIB. No se puede ser más hipócrita, pero para cierta pepesfera esto no es ningún «chantaje», ni lo fue tampoco la rendición del PSIB en la aprobación de la LEIB. Sí lo es, en cambio, si lo hace Vox, que comete el nefando pecado de exigir el cumplimiento de un bilingüismo real para aprobar unos presupuestos de los que tiene tanto que ganar como Més o PSIB. O sea, nada.

La maldad de quienes quieren incendiar las aulas

Marga Prohens ha repetido hasta la saciedad que no va a convertir la lengua en un tema de confrontación, como sí busca Vox. Acusar al adversario de estar «obsesionado» con la lengua, así como de buscar el «conflicto» y la «confrontación» en las aulas, son los mismos pretextos de los que se valía una evasiva Armengol cada vez que el gran Xavier Pericay (2015-2019) y el no menos grande Jorge Campos (2019-2023) le preguntaban sobre el tema durante el octenio negro armengolino. ¿Cuántas veces no aludió Armengol a los «100.000 manifestantes que salieron a la calle contra el TIL» para exhortar a que la llengua no es toca y defender sibilinamente el modelo de inmersión mientras negaba la realidad, o sea, la existencia de un modelo de inmersión, exclusión y discriminación?

Prohens se agarra a lo mismo para defender lo mismo que Armengol. Primero, abonarse a la misma «paz educativa», esta paz de los cementerios que alcanzó Martí March con los resultados conocidos por todos de los que PISA 2022, las pruebas de diagnóstico a mitad de ciclo de 2024 y la prueba internacional TIMSS 2023 ya han dado buena cuenta (https://okdiario.com/baleares/seguidismo-escola-catalana-nos-esta-saliendo-muy-caro-13953601).

Segundo, Prohens se escuda en la convivencia en las aulas y se presenta como una especie de reina de la conciliación que repudia toda confrontación y conflicto. ¿Qué hace entonces metida en política? Prohens, como Armengol, tiene la mala costumbre de señalar como agente y portador de conflicto, confrontación o crispación a todo aquel que la interpela en la cámara balear acerca del asunto. ¡Pesados! ¡Qué cansinos!, resopla.

Y tercero, Prohens sigue a pies juntillas las tácticas del nacionalismo catalán y balear, como las de restar importancia al tema y decir que lo que quieren los alborotadores es «crear problemas donde no los hay», porque apenas hay quejas al respecto de las familias. ¿Cómo va a haber quejas cuando se señala a los profesores díscolos y cuando los centros se prestan a dar a las familias consejos maternales para que no elijan castellano, unos consejos tan amistosos que por lo visto han hecho recular a los propios políticos del PP de cumplir el compromiso que llevaban en su programa electoral de 2023, «la vehicularidad de las dos lenguas oficiales y su equilibrio en la enseñanza»? ¿Acaso piden que las familias sean héroes que se rompan la cara mientras los políticos a los que votan para defenderles huyen despavoridos y se ocultan como conejos?

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