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Un ‘partidazo’ inviable entre la Sinfónica de Baleares y la Orquesta Barroca de Sevilla

El jueves 13 coinciden a la misma hora el Ciclo de la Sinfónica de Baleares en el Teatro Principal y la presencia de la Orquesta Barroca de Sevilla en el Auditórium

Un ‘partidazo’ inviable entre la Sinfónica de Baleares y la Orquesta Barroca de Sevilla
La Orquesta Barroca de Sevilla.

Mala suerte. Pocas veces pasa, pero no queda otra que elegir entre Vivaldi o Vivaldi, con el denominador común de Las Cuatro Estaciones. Ocurre que el jueves 13 coinciden en Palma el Ciclo de la Sinfónica de Baleares en el Teatro Principal y la presencia de la Orquesta Barroca de Sevilla en el Auditórium, y además a la misma hora. Ambas citas son obligadas, aunque de imposible cumplimiento, salvo que seamos expertos en viajes astrales.

La tan ansiada Capitalidad Cultural de Palma, como primer paso, requiere tener la capacidad de reunir el mismo día y a la misma hora cerca de 3.000 espectadores para dar satisfacción plena a dos sucesos contemporáneos en la cartelera, aunque de momento es un partidazo inviable asistir al tiempo de juego en campos distintos de la Orquesta Sinfónica de Baleares (OSIB) y la Orquesta Barroca de Sevilla (OBS), y en ambos casos interpretando Las cuatro Estaciones de Antonio Vivaldi. Una pena, la verdad, tener que elegir. No es menos cierto que se trata de dos opciones bien diferenciadas.

300 años nos separan del momento de estreno absoluto (1721) de esta perla magnífica y con luz propia en el collar creativo del compositor veneciano. Estos cuatro conciertos para violín solista y orquesta del siglo XVIII, cada uno de ellos dedicados a una estación del año, es uno de los ejemplos más tempranos de música programática o si se prefiere incidental. Prueba de ello son las anotaciones de puño y letra de Vivaldi, entre ellas «el perro que ladra» (segundo movimiento de La Primavera), «languidez causada por el calor» (primer movimiento de El Verano) o asimismo «los borrachos se han quedado dormidos» (segundo movimiento de El Otoño).

La instrumentación original requería violín solista, orquesta de cuerdas, en la que intervienen dos violines, viola, chelo, tiorba y archilaúd, además del clavecín. Aquí, entre nosotros, el problema radica en el violín solista y en la orquesta de acompañamiento. Me explico. Los incondicionales de Paco Fullana sin duda se personarán en el Teatro Principal, al mismo tiempo que los incondicionales de la orquesta –puede incluso que alguno de los otros- no dudarán en acercarse al Auditórium. El mallorquín Francisco Fullana es un incondicional de la música barroca y además desarrolla con éxito una brillante carrera internacional, y los últimos años, artista en residencia de la Sinfónica de Baleares. La baza de la Orquesta Barroca de Sevilla, Premio Nacional de Música en el año 2011, que tiene asimismo un brillante currículo internacional, se caracteriza por participar de los criterios de la corriente historicista en la música (utilizar instrumentos antiguos), muy extendida en Europa. Así pues, está servido el dilema, la inevitable necesidad de elegir.

¿Sabían que en la fundación de la Orquesta Barroca de Sevilla en el año 1995 estaba el violinista estadounidense Barry Sargent? Su vinculación con la isla de Mallorca es muy fuerte, hasta el punto de residir en Sóller. Primero desarrolló una intensa carrera internacional, entre otras delicadezas siendo miembro de Les Arts Florissants. Hasta que se instaló, primero en Deià, siendo testigo de la fundación de su Festival Internacional creado el año 1978 por el también estadounidense Patrick Meadows. Además de liderar la Camerata Sa Nostra y la Orquesta Barroca de Mallorca, Barry Sargent fundó en 2014 las Nits Clàssiques de Tramuntana que se desarrollan en la Iglesia de San Juan Bautista de Deià. Allí, no hace mucho, dirigiendo al Ensemble Tramuntana interpretó precisamente Las Cuatro Estaciones.

Una lástima que Palma, como metrópolis balear que lo es, no disponga de 3.000 espectadores para obrar el milagro de dos llenos al mismo tiempo. Y digo milagro porque se calcula que el censo de los incondicionales no supera las 500 personas. Aun así, la noche del jueves 13 algún que otro millar de espectadores se darán cita en el Principal y el Auditórium.

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