EL CUADERNO DE PEDRO PAN

La intuición ‘mística’ de Marie Chouinard

El 22 de mayo la danza vivió en Palma una celebración intensa con la visita por primera vez de la Compagnie Marie Chouinard

Marie Chouinard
La bailarina y coreógrafa canadiense Marie Chouinard.

El pasado 22 de mayo la danza vivió en Palma una celebración intensa con la visita por primera vez a la isla de la Compagnie Marie Chouinard, en el marco del Ciclo de Danza organizado por el Auditórium. El público acudió con cierta cautela tratándose de danza contemporánea, además en este caso presentando unas coreografías de tintes extremadamente radicales. Aunque mereció mucho la pena, y de paso, imprimiendo carácter al propio ciclo.  

Lástima la ausencia de curiosidad del público potencial (escuelas de danza privadas y el Aula de Danza del Conservatorio Superior de Baleares) y eso que el programa incluía el gran icono de la trayectoria de Marie Chouinard: La Consagración de la Primavera a partir de la música de Igor Stravinsky que acabó levantando del asiento al público presente.

Puro magnetismo en el que juega un papel indudablemente protagonista el diseño de luces, una idea de la propia Chouinard. Unos imponentes puntos de luz que ella define como el espacio de conexión entre el cielo y la tierra, causante de «una ola de percepciones» que van embriagando permanentemente al espectador. La luz llega del cielo, mientras la tierra permanece a oscuras, sombría tal vez, lo que en efecto otorga un halo místico a la intuición que la acompaña a la hora de crear sus coreografías sin importar sean iconos o escenas de la vida corriente donde encajan Risas-Llantos y ¡Ay!, vistas en la primera parte.

La velada comenzó con el solo de Preludio de la siesta del Fauno, que es una coreografía rigurosamente contemporánea de La Consagración de la Primavera y que desde 1994 suele bailarlo Carol Prieur, primera bailarina de la compañía y estrecha colaboradora, sino directamente musa, de Marie Chouinard, quien para esta coreografía se inspiró en vasijas de la antigua Grecia con dibujos de criaturas mitológicas, de ahí el estatismo recurrente.

La canadiense Marie Chouinard, originaria de la región de Quebec, en años recientes reconocida dama de la Legión Francesa, de la Orden Nacional de   Canadá, además de ingresar en el Salón de la Fama de la institución Dance Collection Danse (bilingüismo a la canadiense), reconoce que su principal fuente de inspiración es la naturaleza de las formas en el cuerpo humano y toma punto de partida la intuición, antes que acudir al proceso conceptual, lo que cabe considerar una declaración de principios convirtiendo en único, fuerte y audaz, su lenguaje coreográfico. 

Para acceder a cualquiera de sus coreografías es imprescindible tener bien presente que Marie Chouinard trabaja desde el cuerpo y su capacidad para comunicar, a partir de lo cual y como ella subraya, «crearlas es como tallar nuevas palabras». Palabras que son el vocabulario del cuerpo en definitiva. En danza siempre ha sido así desde tiempo inmemorial. Isadora Duncan lo explicaba maravillosamente en esta reflexión: «Lo que yo pretendía es que mente y espíritu fuesen los motores del cuerpo y lo elevasen sin esfuerzo aparente hacia la luz». Son esas palabras que ella va tallando, lo que hace único e intransferible su trabajo. Tanto El preludio a la siesta de un fauno como La Consagración de la Primavera, por referirme a su obra icónica, han sido bailadas-coreografiadas por grandes figuras durante el siglo XX.

En el caso de Siesta de un fauno, los referentes son Nijinski y Nureyev, y desde 1994 sin duda Carol Prieur, que el pasdo 22 de mayo la bailó en Palma. En cuanto a la consagración, bueno es recordar que Chouinard exponía su trabajo a la comparativa con Nijinski, Béjart o Bausch. Pero es tan y tan rabiosamente personal el trabajo de la canadiense, que resulta extemporáneo acudir a ello porque su danza se debe a tiempos abiertamente distintos. Hay más, puesto que Marie Chouinard esculpe sabiamente en los cuerpos de cada uno de sus bailarines nota a nota las partituras de Debussy y de Stravinsky. 

No es de extrañar que en el 40º aniversario de Madrid en Danza se invite a la Compagnie Marie Chuinard para volver a presentar  (ya lo hizo el 2008) su particular versión de La Consagración de la primavera.

Pieza suelta del repertorio bailado en Palma, lo era Lascia Ch’io Pianga, aria para soprano o contratenor de la ópera Rinaldo (1711) de Händel, aquí convertido en un singular pas de deux, aunque por regla general tanto en ballet como en danza contemporánea siempre se ha bailado como solo e incluso por el cuerpo de baile. Son formas preferentemente estables que es fácil imaginar que funcionan como evocaciones en la mente de Chouinard.

En definitiva, enhorabuena al Ciclo de Danza del Auditórium de Palma por su arriesgada apuesta del 22 de mayo (apenas media platea ocupada) y pese a ello ha escrito con mayúsculas su certificado de madurez artística. Más si cabe teniendo en cuenta que hablamos de una empresa privada, nacida por el empeño inagotable del visionario que sin duda fue Marcos Ferragut, que vio su sueño hecho realidad allá por el mes de septiembre de 1969.

Lo último en OkBaleares

Últimas noticias