Festival Internacional de Música de Deià

Interesante variado de canciones de aquí y de allá con Krzysztov Biernacki y Michael Baron

El barítono polaco y el pianista americano han ofrecido recitales en Son Marroig y el Palau March

Krzysztov Biernacki
Krzysztov Biernacki y Michael Baron en el recital ofrecido en el Palau March.

Creo no equivocarme si digo que el recital del barítono polaco residente en Estados Unidos, Krzysztov Biernacki, y el pianista estadounidense Michael Baron es el fruto de los contactos entre festivales americanos, de idéntico formato al Festival Internacional de Música de Deià. Han ofrecido dos recitales, entre los días 23 (Son Marroig) y 25 (Palau March) de julio.

Biernacki ya había estado en Mallorca años atrás y en esta ocasión venía a ofrecer un programa interesante por lo que tenía de variado de canciones de aquí –España- y de allá –Centroeuropa y América del Sur- y con el valor añadido de tratarse de un duelo de lieders y canciones.

Abría velada una suerte de rareza del Beethoven veinteañero: Adelaida (1797), a partir de un poema de Friedrich Mathisson por el que sentía especial debilidad y que comúnmente se considera parte del cortejo del compositor con la contralto Magdalena Willmann. Además, coincide en el tiempo con los años en que Beethoven estudió en Viena bajo la tutela de Josef Haydn, razón por la cual algunos estudiosos consideran que en Adelaida se detectan influencias del lieder de Haydn, O tuneful voice, el poema de despedida que la escritora Anne Hunter le dedicó a Haydn. Se tiende a creer que eran amantes.

Siguieron algunos contenidos, tres en concreto, de 17 canciones polacas, Opus 74, en realidad obras menores sin apenas trascendencia, que jamás formaron parte de los conciertos de Chopin, aunque solían ser cantadas en las reuniones sociales en los más exclusivos salones parisinos a modo de divertimentos. Frédéric Chopin compuso numerosas canciones a lo largo de su vida, si bien estas 17 corresponden al período 1827-1847. Se escucharon en la sala de música de Son Marroig y el auditorio del Palau March, la nº 4, Hulanka (1830); la nº 6, Precz z moich oczul! (1827), y la nº 15, Narzeczony (1831).  Estas canciones polacas correspondían a poemas de compatriotas suyos, huidos de Varsovia, y con quienes entabló amistad en París. Uno de ellos, Adam Mickiewicz – autor de la nº 6-, poeta y patriota cuya obra marcó el comienzo del romanticismo en su país.

Cerrando la primera parte se escucharon 3 canciones selectas, de Franz Liszt, escritas en 1839 y que en su época recibieron comentarios críticos adversos. Tenía su lógica cerrar con Liszt, puesto que fue buen amigo de Chopin, en París, además de inspirarse ambos en música popular de corte nacionalista, en el caso de Chopin mazurkas y polonesas, y en el de Liszt compuso las rapsodias húngaras. Además, y de ahí venía la conexión, Liszt arregló para piano sólo las 17 canciones polacas Opus 74.

Llegados a este punto es importante reseñar que ambos intérpretes, además de su trayectoria artística –forman dúo regularmente-, también se dedican a la docencia y de ahí un programa exquisitamente hilvanado y expuesto. 

Superada ya la pausa, le llegaba el turno a la canción española, a través de La partida del aragonés Fermín María Álvarez, que se hizo muy popular por haberla cantado el tenor José Carreras, y asimismo, un breve repaso a las Canciones clásicas españolas del catalán Fernando J. Obradors, amigo de Federico García Lorca, destacando Con amores, mi madre, recogida en el volumen 1 de Canciones clásicas editado en 1921.

Una observación. Las referencias a Chopin, según comentó el barítono, se podían entender como un recuerdo de la estancia de Chopin en Mallorca, mientras los temas de Obradors respondían a la sorpresa que les produjo en su condición de dúo de piano y voz, el recogimiento emotivo del público al escuchar estas canciones.

Finalizó el recital con 3 canciones argentinas, de Carlos Guastavino, de los pocos exponentes del nacionalismo musical argentino (oriundo de Santa Fe). La terna venía de Canciones Populares, volumen editado en 1967 (Pampampa), de Canciones Coloniales que se editó en 1965 (Ya me voy a retirar) y por último, su adaptación musical del poema de Jorge Luis Borges, Milonga de dos hermanos.

El público recibió bien esta colección ecléctica que admitía tantas rarezas, desde la observancia de un dúo marcado por la sobriedad expresiva, sobre todo académica, y ello coronado por la elegante voz del polaco Biernacki. No sé por qué razón, pero mientras le escuchaba, me asaltaba el deseo de verle en nuestra Temporada de Ópera del Teatro Principal de Palma y en esas, que le dio por soltarse con Don Pasquale, la única vez, dándole alas a la expresividad corporal pura y dura en todo el recorrido del recital. No en vano, Krzysztov Biernacki es un experimentado cantante de ópera.

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