EL CUADERNO DE PEDRO PAN

La espléndida escenografía, noveno personaje de ‘El malalt imaginari’ producido por el Teatro Principal

La obra de Molière, adaptada y dirigida por Sergio Baos, ha sido un rotundo éxito

La escenografía está plagada de ocurrentes trampillas y ofrece un generoso espacio para el movimiento de los intérpretes

Brillan con sobrada luz Rodo Gener y Salvador Oliva, que se emplean a fondo bordando sus papeles

el malalt imaginari
El 'malalt imaginari', montaje producido por el Teatro Principal.

El Teatro Principal de Palma ha recuperado la tradición de presentar una comedia durante las fechas navideñas y se diría que con éxito absoluto. Lo primero, por tratarse de un clásico de la comedia, El enfermo imaginario de Molière; lo segundo porque hablamos de una producción íntegramente del Teatro Principal, y lo tercero porque la adaptación libre de Sergio Baos, que también dirige, es un muy notable ejemplo de nuestras capacidades. Cuenta Baos que para la elección de los ocho personajes se hizo un casting al que se presentaron más de un centenar de intérpretes. Lo daremos por cierto, y de serlo, ello mostraría el interés por formar parte de este megaproyecto. 

En efecto hablamos de un megaproyecto desde el momento en que tenemos enfrente una escenografía deslumbrante que firma Alessio Meloni, quien ya había colaborado con el Teatro Principal, en la puesta en escena de L’elisir d’amore de Donizzeti. Además, una escenografía que ha leído muy bien la contemporización del texto de Molière llevada a cabo por Baos, cambiando a los farsantes y estafadores médicos del XVII por los gurús o vende humo de las pseudociencias y las nuevas espiritualidades. Qué mejor para ello que ir a un congreso de los farsantes y estafadores contemporáneos. Ahí es donde  entra en juego la espectacular escenografía plagada de ocurrentes trampillas -muy bien aprovechadas, por cierto- y asimismo un generoso espacio para el movimiento de los intérpretes. El producto es magnífico y exportable. Es además, el noveno personaje de esta impecable producción del Principal.  

El segundo elemento a destacar es que coincidan en Sergio Baos las tareas de autor y director, siendo además un actor propenso a la comedia satírica.

Baos mide bien los tiempos a la hora de dosificar los gags, que los hay, y el respeto por el esquema original de la obra, si bien desaparecen personajes y se transfiguran otros en aras de una contemporización que se ambienta toda ella, al menos buena parte, en un impersonal palacio de congresos como los de hoy en día. Brillan con sobrada luz Rodo Gener y Salvador Oliva, que se emplean a fondo bordando sus papeles; en el caso de Gener al combinar los roles de Argán. Y el propio Molière le permite al adaptador hacer un guiño a las supersticiones del género, vistiendo a Molière con un gabán-babero de color amarillo, que es tanto como mentar la bicha a los teatreros. Y qué decir de la maravillosa transfiguración de Oliva en Adolf Hitler. Brutal.

Lo cierto es que Sergio Baos acude a una adaptación loca, bastante loca, si bien ajustándose con rigurosa precisión a lo que la filóloga Carlota Vicens refiere en sus notas al programa: «La mirada aguda del escritor sobre las costumbres y la naturaleza humana brillan de manera especial». También en este caso, puesto que la crítica a los usos contemporáneos es valiente y demoledora precisamente porque es políticamente incorrecto meter en el mismo saco de falsas ciencias, el cambio climático y el turismo sostenible. Aquí Sergio Baos arriesga mucho para ser fiel a la agudeza de Molière.

Esa música disco que aparece, tan estridente, en diversos pasajes, me lleva a pensar que no deja de ser un guiño más de esta producción al original, si nos atenemos a estar hablando de una comedia-ballet cuando se estrenó. En los años 90 del siglo pasado fue recatada la partitura íntegra en los archivos de la Comédie-Française, representada por Les Arts Florissants. El ruidoso  barroco de entonces, transfigurado en chumba-chumba de hoy en día

En definitiva, enhorabuena a los responsables del Teatro Principal porque han acertado plenamente en su extrapolación, y además, como he dicho, es un producto plenamente exportable. No quiero acabar sin mencionar a dos de los intérpretes, sin desmerecimiento del resto. Me refiero a Alicia Garau, que encarna a Toneta, la secretaria de Argan posteriormente reinventándose en el personaje, si lo oí bien, de Gwyneth Paltrow. Maravillosa y genial. Y asimismo. Miquel Aguiló como Tomàs Diafoirus, de guasa memorable. Sin olvidar, asimismo, a la novia lesbiana de Angélica hija de Argán, aquí alter ego de Cleonte, el amante original. Su vis cómica apunta buenas maneras.

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