La España que se necesita
¿Qué España quiere Vox? Preguntó Federico Jiménez Losantos el otro día qué España quería Vox. En esa cruzada que mantiene contra el partido -a pesar de haber reconocido que lo votó en su día- no hay programa en el que no reparta golpes por un motivo u otro. Ignoro las razones de este giro y de su dinámica antiAbascal; él sabrá. Pero la pregunta que lanza una y otra vez en su programa, quizá debería dirigírsela a sí mismo, porque en muchas de sus reflexiones están ya las respuestas que dice buscar.
Como tengo la certeza de que mi presidente no entrará en ese juego, responderé yo, como afiliado, qué España quiero. Y sospecho que se parece bastante a la que quiere Vox.
Quiero una España… en la que la Constitución se cumpla y se defienda, sin interpretaciones torticeras ni ataques a su legitimidad, con una verdadera división de poderes, donde la Justicia y los jueces sean respetados, y donde el Consejo General del Poder Judicial no sufra injerencias políticas, con un fiscal general independiente, al servicio de la ley y no al servicio del Gobierno, de presidentes mezquinos o de intereses espurios.
Libre de nacionalismos golpistas, ilegalizando a cualquier partido que tenga como objetivo la ruptura de España… sin corrupción política ni económica, con penas severas para quienes la practiquen.
Con un marco competencial claro, que cierre de una vez el mercadeo constante entre Estado y autonomías. Y con competencias esenciales -educación, sanidad y determinadas funciones policiales- devueltas al Estado.
Una España donde la Ley de Extranjería se cumpla, expulsando a los inmigrantes ilegales, retirando la residencia a quienes delincan y exigiendo acuerdos firmes de retorno a los países de origen.
Con Fuerzas Armadas fuertes y respetadas, mediante una inversión en Defensa acorde con su importancia estratégica.
Una España libre de chiringuitos ideológicos, sin financiación pública a sindicatos, sin ministerios inútiles como el de Igualdad y sin ataques al castellano en Cataluña, País Vasco, Valencia, Galicia o Baleares.
Con una Ley Electoral reformada, que impida a los partidos nacionalistas enemigos de España decidir quién gobierna la Nación. Sin leyes de Memoria Democrática, sin guerracivilismo y con una lucha real contra toda violencia, especialmente la que sufren las mujeres.
Una España que aproveche sus recursos naturales, apueste por la energía nuclear y reduzca la dependencia energética exterior. Con una política agraria, pesquera y medioambiental realista, no sometida a dogmas como el del inexistente cambio climático.
Que se ejecute un Plan Hidrológico Nacional, sin vetos provincianos ni caprichos nacionalistas, pensando en todo el territorio. Con una política agraria sin cortapisas europeas, la eliminación de la Agenda 2030 y toda la basura del cambio climático.
Que se ilegalice Bildu, mientras ETA no pida perdón, entregue sus armas y colabore con la justicia en los asesinatos aún impunes, sin amnistías para golpistas, con el delito de sedición restituido y los referéndums ilegales nuevamente penados.
Y en definitiva… quiero una catarsis nacional. Quiero que España despierte de la deriva desastrosa a la que la ha llevado un Gobierno nefasto, corrupto y traidor del PSOE, sostenido por los de siempre y con la complicidad pusilánime, seguidista y engañosa del Partido Popular.
¿Te parece bien, Federico?
Porque me temo que esta España que quiero yo es, casi seguro, la que quiere Vox.
¿Es pedir demasiado?
Pues sigue preguntando. O mejor: quizá Feijóo o Aznar te lo aclaren.
Muchas gracias.