¿Para cuándo una compañía estable de danza en Palma?
Es una cuestión de voluntad política y de implicación de la sociedad civil
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Incongruencias de la vida, el Conservatorio Superior de Música y Danza de Baleares desde hace años viene preparando unas promociones de bailarines condenadas a abandonar la isla para seguir su carrera profesional o en caso de quedarse, la única salida es montar una academia de danza o contratarse por cuenta ajena para ejercer el magisterio en centros ya existentes. Me permito ser subjetivo en todo lo que escribiré a continuación porque en los últimos 40 años he tenido el privilegio -como informador especializado en las artes escénicas- de vivir el día a día de sucesos de danza en nuestros escenarios.
Dejando a un lado intermitentes visitas de grandes compañías, 1996 marca el inicio de un recorrido de continuidad para el espectador: la Temporada de Ballet de Mallorca en el Auditórium de Palma, iniciativa personal de un gran promotor privado como lo fue Agustín Pinillos. La crisis del año 2010 puso punto final a este ciclo anual que corría en paralelo a otra propuesta de Pinillos de hondo calado, el Concierto de Año Nuevo -pionero en España-, que a partir del año 2017 pasa a ser una actividad propia de la Orquestra Simfònica Illes Baleares (OSIB) por decisión unilateral de Pablo Mielgo, argumentando que no tenía por qué ser de carácter privado. Fue, de hecho, una indebida apropiación de ideas, se mire por donde se mire.
Lo cierto es que el Concierto de Año Nuevo fue un referente los 25 años en que lo gestionó Pinillos. Ahora es una simple inercia. Pero a lo que iba. Las quince ediciones de la Temporada de Ballet de Mallorca en las que también participaba ocasionalmente la OSIB sentaron las bases para conformar un público entendido, además de vincularse indirectamente con el Concierto de Año Nuevo al ser invitados alguno de los directores que habían intervenido desde el foso en noches de ballet. Porque la característica distintiva del Concierto de Año Nuevo –en la versión de Agustín Pinillos- es que, una vez asentada la refundación de la OSIB cada año se invitaba a un director ajeno por completo a la Simfònica Illes Balears. Algo que hoy no sucede. Recordemos que en sus inicios el Concierto de Año Nuevo invitaba en cada edición a una orquesta europea de características similares a la OSIB.
Durante este proceso fue afianzándose la implicación del Ayuntamiento de Palma en el Día de la Danza, abriéndole un abanico de oportunidades a las compañías locales en lo que cabría considerarse el circuito off off a modo de actividad paralela. Esa es al menos mi manera de interpretarlo. Aunque lo cierto es que jamás llegaría a consolidarse un off off estable, si bien acto seguido van a ser referencias Dansa Palma y en especial Dansamàniga que incluso se anuncia como Festival Internacional de Danza.
A mi modo de ver en lo que se refiere a dar oportunidades a bailarines de la isla, incluso del conjunto del archipiélago si me apuran, es la llegada a la capital balear el año 2004 de Pasodos, un proyecto de Laura Macías y Gavin de Paor que unificaba escuela de baile y compañía de danza. Siendo uno de sus objetivos, a través del contacto con instituciones públicas, crear la compañía estable de danza residenciada en el Teatre Principal de Palma.
Fruto de esta iniciativa será la creación de la Temporada de Ballet entre los años 2013 y 2016 con sede en el Teatre Principal, contemporánea asimismo del rescate-iniciativa por parte de la propiedad del Auditórium de Palma de la desaparecida Temporada de Ballet de Mallorca, que desde entonces va a llamarse Ciclo de Danza, todavía vigente a día de hoy. Son los tiempos en que Xisco Bonnín cesaba como director del Coro del Principal, también como director artístico –de facto- de la Temporada d’Òpera, sustituyéndole José María Moreno, un magnífico director de coro y de orquesta.
Para ser sinceros, Moreno se limitó a dejarles hacer, pero sin implicarse en contribuir a la viabilidad de la idea de crear una compañía estable de danza dependiente de la estructura misma de este teatro público. Algo es algo.
La llegada del actual Pacte de Progrés al Consell de Mallorca, propietario del Teatre Principal, es coincidente con el tramo final de esta iniciativa e incluso dará un paso significativo para la transformación de la Temporada d’Òpera, en Temporada d’Òpera i Ballet, que será una realidad durante las ediciones de 2017, 2018 y 2019. Los políticos, de inicio, interpretaban este hecho a semejanza de la inercia de los grandes teatros, como el Real de Madrid y el Liceu de Barcelona, que venían observando esta dinámica. Un detalle, que en absoluto es menor, aflora nada más seguir la cartelera de temporada de estos dos grandes teatros: su oferta de ballet se limita a dos compañía por año, cuando la Temporada de Ballet de Mallorca promovida por Pinillos no bajaba de las seis o siete compañías por año, todas ellas consideradas como referencias a nivel internacional, lo que convertía a nuestra Temporada de Ballet de Mallorca, la de Pinillos, en una de las más importantes de Europa.
Hoy todo aquello ha desaparecido, aunque la semilla está sembrada y va a depender de la voluntad política que en un futuro indeterminado regresen con fuerza iniciativas de tal calibre. Irónicamente, el incremento jugoso del presupuesto de la Temporada d’Òpera del Principal fue la apuesta personal de Maria Antònia Munar cuando presidía el Consell de Mallorca. Es cierto que la Temporada surge en 1986 de la mano del tándem Serafí Guiscafré-Silvia Corbacho, pero es la ambición personal de Munar la que le imprimió un pulso notable y de haber estado ahí habría hecho lo mismo con la idea de una compañía estable de danza en caso de haber entendido que ello iba a beneficiar su imagen pública. Pero en esas le llegó la pena de prisión.
Una última consideración. La Temporada de Ballet de Mallorca, me refiero a la de Agustín Pinillos, programó algunas compañías de gran calibre que cabe suponer nacieron de proyectos como el aquí ensayado pero sin cuajar. El ejemplo más emblemático es el Capitole de Toulouse, teatro público de la capital de la región de Occitania inaugurado en 1818 y con un aforo que es el equivalente a la sala magna del Auditórium de Palma. La ciudad tiene la misma población o ligeramente superior a la de Palma. En el período que coincide con nuestra Temporada de Ballet sus directores artísticos venían de la crème de la crème: Roland Petit se despidió en Palma y su sucesora, Marie-Claude Pietragalla (estrella de la Ópera de París), bailó en Palma.
¿Qué quieren que les diga? ¿El Principal va a ser incapaz de evolucionar? Es una cuestión de voluntad política y de implicación de la sociedad civil.
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