Coincidencias no deseadas de la función única en los escenarios de Palma
Las funciones únicas, el mismo día y a la misma hora, son un atentado a nuestra sensibilidad

Ha vuelto a pasar y solamente con tres semanas de diferencia. La primera vez ocurrió el 13 de marzo y ahora el 3 de abril. Puedo imaginar que nada tiene que ver con eso que llaman contraprogramación. Sólo, desafortunada coincidencia. Pero en una ciudad como Palma bueno sería cuidar la agenda y hacer accesibles todas las propuestas, ahora que se ha convertido en algo habitual la programación de funciones únicas, inconcebible unos años atrás por razones presupuestarias, pero de un tiempo a esta parte la prioridad es sacar partido a los circuitos teatrales, tanto públicos como privados una vez perdida la rentabilidad de tiempos pasados. Ahora urge subirse a las tablas.
En un pasado no muy lejano todavía lo habitual era que una ciudad media como Palma recibiese a una compañía de teatro que nos ofrecía un mínimo de cuatro funciones, preferentemente de jueves a domingo. Sigue pasando en el caso de los musicales y es de agradecer que Palma continúe siendo puerto de abrigo, lo que nos ha permitido acceder a importantes referentes. Sin ir más lejos en los 80 Flowers y Sueño de una noche de verano, dos producciones de la compañía de Lindsay Kemp, y pasado un tiempo vimos la monumental versión de Los miserables en el 25 aniversario del estreno. Vi el original en Londres y en efecto la nueva versión del musical nos dejó boquiabiertos. Esperemos que la dinámica de los musicales siga su curso y que no acabe fagocitada por esta nueva costumbre de la función única.
El 13 de marzo no quedaba otra que elegir entreLas cuatro estaciones a cargo de la Sinfónica de Baleares en el Teatro Principal de Palma o bien de nuevo Las cuatro estaciones solo que esta vez con la Orquesta Barroca de Sevilla en el Auditórium de Palma. El mismo día y a la misma hora. Y tres semanas después, también el mismo día y a la misma hora, debíamos elegir entre la comedia de Carlo Goldoni Las locuras por el veraneo o el drama de Wajdi Mouawad Todos pájaros. De nuevo: ¿Principal o Auditórium?
En ambos casos mi elección fue el Auditórium de Palma, pese a mi aprecio por el excelente trabajo del gerente del Principal, Miquel Martorell. Entre las propuestas del 13 de marzo no quedaba otra que elegir el Auditórium en función del prestigio de la Orquesta Barroca de Sevilla, su gran proyección exterior. En cuanto al 3 de abril porque el drama de Wajdi Mouawad afecta de lleno al presente por ser una profunda reflexión sobre el eterno conflicto entre israelíes y palestinos. Además era una producción de los Teatros del Canal, que tras el paso de Albert Boadella, es tanto como hablar de herencia prestigiosa y convenientemente macerada. No acudió el público antisemita.
Las funciones únicas, el mismo día y a la misma hora, cuando coinciden y te obligan a elegir es un atentado a nuestra sensibilidad; tan ahítos estamos de grandes satisfacciones en la cartelera. Una ciudad de 400.000 habitantes, Palma, no está preparada para dar respuesta al unísono a propuestas de gran envergadura. No somos Viena. Nos llenamos la boca de capital cultural, sin apreciar en el horizonte inmediato un trabajo continuado para hacer llegar al mundo exterior que los escenarios de Palma sí merecen la pena, en todos los niveles de las artes escénicas, sean espacios públicos o privados.
Por supuesto que nos gustaría a un número reducido de espectadores. Pero somos los que somos. Un espacio deficiente de sensibilidades porque nadie se ha propuesto apostar por lo contrario: hacer de Palma un referente en sí mismo y de paso que los hoteles boutique urbanos sean compañías amigas e imprescindibles, deseadas para llenar aforos. En tiempo pasado, arruinado por la corrupción de UM, existió el proyecto A invertida que buscaba dar armonía a propuestas capaces de complementarse unas con otras. Participé activamente en ello y dos años después aquella idea se esfumó. Nadie fue capaz de recuperar aquella web en seis idiomas y presente en ferias ad hoc.
Me imagino escribiendo en los cuadernos de aquel entonces y se me cuela en el relato una referencia serena a Todos pájaros por un casual. Elegí la obra de Wajid Mouawadad, no la pieza de Goldoni, por el mito del pájaro anfibio en el que se inspiró el autor. La crítica ya la escribo después.
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