‘Aquell carrer’ de Toni Gomila, un audaz y sobresaliente ejercicio de memoria
La obra, representada en el Teatre de Llubí, es un espectáculo inmensamente soberbio
No deja de ser la crónica de un barrio entero de Manacor, aunque personalizado en la calle donde fue a nacer el protagonista
Aprovechando el puente de la Constitución he pasado unos días en el norte de la isla y buscando actividad cultural en las cercanías, me encontré que el 8 de diciembre se representaba Aquell carrer en el Teatre de Llubí, así que el fuerte reclamo de Toni Gomila me llevó a la aventura y para mi sorpresa fui a dar de bruces con un espectáculo inmensamente soberbio.
Mi sorpresa ha sido comprobar que el recorrido de esta obra para dos intérpretes apenas es conocido por el público de Palma, donde sí es cierto que se representó el año 2020 en el Espai El Tub, que sin demérito del lugar igualmente gozaba esta obra escrita por Toni Gomila de los ingredientes para ser representada en escenarios de la solera del Teatre Principal de Palma; incluso en el Sans o el Teatre del Mar. Más, si cabe, teniendo en cuenta que ha sido vista en el Teatre de Manacor, también, una referencia equivalente al Teatre Principal.
Esta puesta en escena de Produccions de Ferro está iniciando una segunda gira por la isla y, según me cuentan, de regresar a Palma sería en el circuito de los teatros municipales (Mar i Terra, Xesc Forteza o Caterina Valls), por costumbre unos escenarios reservados a obra, sencillamente menor, porque el Ayuntamiento de Palma –¡capital cultural!-, cuenta con un departamento de Cultura bastante deficiente, mucho, en iniciativas realmente rompedoras.
Vayamos al tema. Toni Gomila escribió esta pieza durante la pandemia, en pleno confinamiento, llegando a los escenarios por primera vez, durante la segunda mitad del año 2020. Siendo Toni Gomila natural de Manacor cabe interpretar que estamos ante una obra con sensibles tintes autobiográficos y, por eso mismo, de singular intensidad. A ello debe añadirse su elección de una ficha artística en la que venían a coincidir la actriz Catalina Florit (sus réplicas son maravillosamente impagables) y un director, Ferran Utzet, que obró el milagro de conjugar ese puzle de piezas sueltas, hasta convertir el recorrido de la obra en un sólido relato. En realidad Aquell carrer no deja de ser la crónica de un barrio entero de Manacor, aunque personalizado en la calle donde fue a nacer el protagonista, que es objeto de un documental.
No me extraña que, visto lo visto, con estas magistrales intervenciones de Toni Gomila y Catalina Florit, fraguando un audaz y sobresaliente ejercicio de memoria, le otorgase el ATAPIB a Utzet, el premio a Mejor Dirección. Un merecido reconocimiento, que no entiendo por qué no ha llegado hasta los oídos de la capital, donde se consagra por costumbre el rien va plus.
Aquí es donde surge la magia. Toni Gomila y Catalina Florit intercambian roles permanentemente, llevando la imaginación del espectador a seguirles en el constructo de una época pasada, pero que está presente en el día a día. Gomila y Florit se transforman en la banda sonora (sus voces son música) de recuerdos que, a su vez, son el encuadre de una época; citando asimismo en este ensueño a personajes históricos sobresalientes del lugar, dejando en el aire de la sala el aroma de un tiempo pasado por todos bien conocido.
Valía la pena estar allí porque el público no dejaba de ser una embajada de los alrededores, principalmente llegada de Santa Margalida, Petra, Artà y Muro, entre otros enclaves capaces de saborear aquellas gratas escenas. Probablemente, en mi caso, no habría sido lo mismo presenciar esta obra en un teatro de Palma por sobresaliente que fuera de faltar la referencia de una sala genuinamente de la Part Forana, como el Teatre de Llubí, porque estar entre un público, de eso que llamamos la Mallorca profunda, me permitió ir a celebrar, en comunión, un entendimiento anímico que no permite la urbe.
Bendigo el momento en que decidí acudir al Teatre Municipal de Llubí, por lo que tuvo de invitarme a vivir una experiencia única: el teatro de la tierra.