Angel 24, un referente en los servicios empresariales en Mallorca
Adaptación y reinvención son los ejes sobre los que ha girado la empresa que fundaron en 1978 Bartolomé Riera y su mujer
Lideró el servicio de mensajería y de localización de personas a través del famoso 'busca'
Riera: "Lo que empezó casi siendo un juego, ha sido mi forma de vida y ahora estamos consolidados"
La trayectoria de Angel 24 aparece recogida en el libro 'Empresarios con Valor II', editado por ASIMA
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Capacidad de adaptación y reinvención. Estos son los ejes sobre los que ha girado Angel 24 desde que Bartolomé Riera y su mujer, María Rosa Amengual, fundaran la empresa hace 44 años.
Creada inicialmente con el nombre de Ángel nocturno, fue todo un referente en Mallorca en el servicio de mensajería y localización de personas a través del famoso busca, de gran implantación en el sector sanitario.
La trayectoria de Angel 24 aparece recogida en el libro Empresarios con Valor II, editado por ASIMA y que narra las experiencias de los empresarios de los polígonos industriales de Son Castelló y Can Valero.
La compañía que capitanea Bartolomé Riera ha cambiado mucho desde sus orígenes y se ha ido orientando hacia el sector de los servicios empresariales. No en vano, ofrece almacenamiento y archivo de datos, digitalización de documentos y logística de transporte.
Antes de montar Angel 24, Riera parecía predestinado al mundo del deporte. Jugador de fútbol -Soledad y San Javier- y entrenador -estuvo en el Sóller, Porreres y los juveniles del Mallorca, todo hacía indicar que se desarrollaría profesionalmente en el ámbito deportivo. Sin embargo, con una idea «casi romántica», él y su mujer decidieron emprender una aventura empresarial «sin saber muy bien lo que íbamos a hacer», explica el presidente de esta empresa en el libro.
A lo largo de estos 44 años, han afrontado retos que parecían imposibles, como reinventarse cuando el negocio del busca daba señales de agotamiento por la irrupción de los teléfonos móviles y las nuevas tecnologías.
Servicio nocturno
Riera recuerda que empezaron con un servicio de mensajería. Era una aventura de gente joven a partir de la idea de que no existía un servicio de estas características para domicilios particulares. Señala que en aquellos años no había más que una farmacia de guardia para toda Palma. El objetivo era dar este servicio nocturno a personas que pudiesen necesitar alguna cosa o ir a buscar algo olvidado. De ahí el nombre inicial de la empresa: Angel Nocturno.
Posteriormente, ofrecieron la posibilidad de enviar un documento de una empresa a Madrid o Barcelona. Era un avance porque como instrumento de comunicación sólo existía el telex. Ese es el momento en el que la mensajería empieza a despuntar, cuando tiene un valor empresarial.
Él trabajaba en un laboratorio farmacéutico y tuvo que elegir entre ese trabajo o la empresa: «Decidí seguir con la empresa. Lo que empezó casi siendo un juego, ha sido mi forma de vida y ahora estamos consolidados en el sector de los servicios empresariales».
Bartolomé Riera cuenta en el libro que no ha querido abandonar los orígenes del negocio y mantiene un servicio de mensajería responsable y centro especial de empleo. En él trabajan 50 personas y hacen el reparto con vehículos eléctricos. «Es un servicio de mensajería responsable», subraya. En la actualidad, este centro se ha convertido en una fundación sin ánimo de lucro.
Angel 24 fue una de las primeras empresas de Mallorca que repartió a domicilio. Riera explica que en aquel tiempo los repartidores solían ser estudiantes que querían tener unos ingresos y trabajaban una serie de horas a la semana. La apertura del negocio coincidió con la puesta en marcha de la UIB, así que no tuvieron problemas para conseguir repartidores.
«Deliveroo y Glovo son la versión 3.0 de nuestro inicial negocio de mensajería. Cuando nosotros empezamos teníamos que leer a los clientes el menú, llamar al restaurante para pasar el pedido, recogerlo y entregarlo. Todo esto a base de llamadas en cabinas telefónicas, con el bolsillo lleno de monedas y seis de cada diez cabinas averiadas. No tiene punto de comparación», afirma el empresario.
La llegada del ‘busca’
Corrían los años 80 cuando crearon el servicio que tuvo más popularidad: la localización de personas a través de un aparato conocido como busca. Este sistema de localización de personas fue un éxito rotundo. Riera resalta que fue una novedad en toda España. Señala que en Francia se estaba montando un servicio parecido. Se dieron cuenta de que Telefónica estaba trabajando también en una forma de localización.
Por ello, decidieron dar todos los pasos necesarios para montar el sistema, levantando antenas. El Obispado les dejó poner las antenas en San Salvador (Felanitx) y Puig de Santa Magdalena (Inca). «Pudimos utilizar también el tejado del edificio de la Plaza Madrid, en aquel tiempo el más alto de Palma», apunta. Además, se dio cobertura instalando torres de comunicación en la Sierra de Na Burguesa (Calvià).
Cuenta el empresario que compraron estos aparatos en Inglaterra y que tenían unas baterías especiales que no se comercializaban en España. Reconoce que tuvieron la suerte de que los médicos utilizaron de forma mayoritaria el busca. «Anestesistas, cirujanos, ginecólogos que tenían que estar localizados utilizaron este sistema», asegura, añadiendo que contó con la ventaja de tener muchos contactos en el sector sanitario por su anterior trabajo en un laboratorio farmacéutico.
Y es que estos profesionales sanitarios que tenían que estar localizados disponían de una cierta autonomía gracias a este sistema. Podían salir de su casa pero tenían que estar cerca de un teléfono.
Así que en poco tiempo amortizaron la inversión. El invento del busca funcionó muy bien durante 18 años y permitió la consolidación de la empresa. Pero entonces llegó la revolución del teléfono móvil y Angel 24 tuvo que reinventarse. «A finales de los 90 decidimos desmantelar nuestra infraestructura porque el teléfono nos estaba comiendo el terreno», afirma Bartolomé Riera. Y decidieron dar un nuevo enfoque al negocio.
Un nuevo enfoque al negocio
Y este giro de tuerca fue posible gracias a la inversión tecnológica que acometió la compañía. «Es necesario contar con las últimas novedades en tecnología para ir probando diferentes iniciativas», asegura el empresario. Y se centraron en analizar y detectar las necesidades de las empresas.
Lanzaron un servicio de almacenamiento y archivo de datos al comprobar que era algo que las empresas requerían y no tenían medios para hacerlo. Muchas tenían los archivos en un sótano y en muy malas condiciones. Y montaron un equipo de expertos, que incluye a «un especialista en el ambiente del papel para asegurar su conservación», subraya Riera. También cuentan con un departamento dedicado al big data y la investigación.
«Después de 40 años hemos pasado por diferentes etapas, unas más dificultosas y otras más felices», repasa, al tiempo que augura que de la crisis derivada del covid muchas empresas saldrán reforzadas tras verse obligadas a reinventarse.
Otro de los servicios que presta Angel 24 es el outsourcing, la externalización del trabajo. Las empresas demandan confeccionar bancos de datos y actualizarlos. Es una necesidad que tienen desde compañías hoteleras, hasta bancos y la administración pública.
Asimismo, se encargan de la digitalización de documentos y la gestión de llamadas telefónicas -call center-.
Angel 24 dispone de una plantilla joven, los llamados millennials, que no buscan un trabajo para toda la vida y quieren las cosas muy rápido, pero también hay espacio para los silvers, personas de 50 a 70 años.
Bartolomé Riera conserva en una vitrina de la empresa sus famosos buscas, teléfonos antiguos, los primeros ordenadores, discos magnéticos de PC y hasta un télex, que rememoran todos los cambios vividos en estos 44 años de trayectoria empresarial.
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