ARAGÓN

El líder de la acampada propalestina de Zaragoza censura a OKDIARIO: «¡Deja de grabar!»

La acampada está ubicada en el campus de San Francisco de la Universidad de Zaragoza

La participación estudiantil es mínima, pero se han sumado este martes el personal administrativo de la institución

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Acampada propalestina en la Universidad de Zaragoza.
Paula Ciordia

El pasado viernes, en pleno periodo de exámenes, un pequeño grupo de estudiantes propalestina de la Universidad de Zaragoza decidió montar indefinidamente una acampada en el Campus de San Francisco para mostrar su apoyo en la guerra entre Israel y Hamás en Gaza. La acampada propalestina de Zaragoza se suma así y emula a otras surgidas en más campus universitarios europeos y norteamericanos, animadas en España desde las posiciones antisemitas de ministros comunistas del Gobierno de España, como la de Infancia, Sira Rego, y el de Consumo, Pablo Bustinduy.

Sobre las once de la mañana, estos estudiantes acampados suelen atiender a los medios de comunicación para informar de novedades. A la atención matutina, ha acudido este martes OKDIARIO. Sin embargo, el portavoz y líder de la acampada estudiantil de Zaragoza, Javier García, ha pedido identificarnos antes de sumarnos a las declaraciones a los medios, y después de identificar nuestro medio, ha impedido que formáramos parte de la convocatoria de prensa con el resto de compañeros.

Incluso ha amenazado al resto con no dar declaraciones a ningún medio si nosotros continuábamos estando presentes en un claro boicot a la prensa conservadora.

La acampada propalestina en Zaragoza

«Absteneros cualquier medio como OKDIARIO, Eda TV, The Objetive», ha advertido el portavoz de la acampada de Zaragoza propalestina a nuestras cámaras. Según nos ha justificado en un lenguaje poco elocuente, la decisión se «votó en asamblea» porque habían tenido «experiencias con otros medios independientes que no les había hecho ilusión» porque «nos hacían preguntas que… Yo atiendo a los medios que quieran hacer preguntas…, que estén interesados».

«Hay medios que no han venido con buenas intenciones, sino a difamar. Ya nos ha pasado y ahora preferimos preguntar, estamos curados de espanto», explica el joven portavoz de la acampada. «Yo lo que quiero es un medio que informe de lo de aquí y ya». «No te estoy censurando», ha llegado a afirmar ante nuestra perplejidad.

«Okdiario es un medio difamador, financiado por la extrema derecha, que ha publicado bulos», señala. ¿Qué pensarán nuestros lectores? OKDIARIO no ha sido condenado jamás por publicar información falsa y, sin embargo, esta mentira es repetida hasta la la saciedad por la izquierda como pretexto para boicotearnos.

De tal forma que el portavoz de la asamblea nos ha despachado de la convocatoria apelando a la «libertad de expresión». Pero… ¿y la libertad de prensa? Esta posición por parte del movimiento estudiantil, que está okupando una parte del Campus universitario merece una reflexión sobre hacia dónde nos dirigimos cómo sociedad y la manera en que la izquierda y la extrema izquierda está alterando las reglas del juego democrático que van de manera indisociable ligadas a la libertad de prensa.

En otras palabras, la actitud del portavoz de la acampada demuestra la nueva censura legitimada por una parte de la sociedad, que rompe el principio de derecho a la información, excluyendo de una convocatoria a un medio concreto por una línea editorial diferente al convocante, que no tiene reparo en contestar al mismo tiempo a otros medios, mientras la nueva hornada de compañeros admite la exclusión.

Puro sectarismo alentado por las formas cada vez más frecuentes de nuestros representantes políticos en el Congreso, mientras amenaza la maquinaria de una nueva legislación en marcha para «detener los bulos».

«La universidad es el pueblo»

«La universidad es el pueblo y el pueblo está con Palestina», se puede leer grafiteado en una de las tiendas de campaña del campamento, dispuesto, por cierto, en mitad del espacio común del campus universitario. La toma por parte de la izquierda nos recuerda al movimiento 15M que tomó fuerza en los claustros de las universidades españolas alentado por Podemos en aquel 2011.

Este boicot a la prensa conservadora no es una anécdota más de una generación irreverente. Sus raíces son más profundas. Son una forma de pensar y actuar que pone entre las cuerdas el sistema concebido hasta ahora. Un modo de ser para con el adversario político o ideológico incompatible con la democracia.

Pero lo más grave de esta reacción está en imaginarse que es ésta la base del movimiento interuniversitario que está tratando de coaccionar a las autoridades universitarias en España para que rompan relaciones con las universidades y centros de investigación de Israel, con consecuencias inimaginables, al tiempo que empiezan a crecer las voces críticas entre el estudiantado por la instrumentalización de la izquierda radical.

Los rectores en España

El pasado 9 de mayo, las 77 universidades que integran la Conferencia de Rectores y Rectoras de las Universidades Españolas (Crue), emitieron un comunicado advirtieron que romperían relaciones con aquellas instituciones israelíes que no rechacen la guerra en Gaza. Un pronunciamiento que pudo darse tras el cambio de la Ley Orgánica del Sistema Universitario (COSU), al introducir una enmienda ERC que permite a los claustros «analizar y debatir enmiendas de especial trascendencia».

Las proclamas de esta acampada de Zaragoza han seducido también al Personal Administrativo de Servicio (P. T. G. A. S.) de la Universidad de Zaragoza, que han pedido este martes al Rectorado que se «posicione para cortar las relaciones con todas aquellas instituciones que no hayan mostrado un firme compromiso por la paz». Hay que advertir, por otro lado, que de todo el personal que trabaja en la universidad, han acudido menos de cuarenta personas.

Precisamente este martes, pese al olvido generalizado, se celebraba una efemérides que valía la pena ser recordada. La declaración de independencia del Estado de Israel hace 76 años, tras la resolución 181, favorable de la ONU. Es decir, Palestina se dividía en dos Estados, uno judío y otro árabe, en el que se retornaba el derecho histórico de volver a este territorio, tras haber sufrido además la masacre de los nazis en los campos de exterminio, y que, por cierto, colaboró el líder palestino musulmán, el Gran Mufti de Jerusalén, aunque apenas nadie lo sepa.

En conclusión, después del conflicto iniciado por el ataque terrorista de Hamás a Israel el pasado siete de octubre de 2023, un movimiento internacional estudiantil en Occidente ha surgido para ponerse de parte de Palestina mientras se demoniza Israel y se deshumaniza con aires antisemitas a su población a la que se quiere imponer una especie de nuevo apartheid cultural y económico, curiosamente siendo además el único estado de Oriente Medio democrático de cultura occidental. Toda una paradoja.

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