Una okupa de Manilva hiere a martillazos a sus vecinos: «Son ellos los que se provocan las lesiones»
La okupa se pasea por la urbanización armada con una katana amenazando a los vecinos
El juzgado no toma ninguna medida cautelar hasta el juicio
Los vecinos de la urbanización llevan seis meses soportando los ataques de la okupa
Un vecino de la urbanización El Duque de Manilva ha resultado herido en la cabeza tras ser atacado por una okupa a martillazos. La okupa, una mujer dominicana de 40 años, a amenazado a varios vecinos con una katana y atacado a otros a golpes y martillazos. Leandra, que así se llama la okupa, culpa a los vecinos de la agresión: «Son ellos los que se provocan las lesiones». Según Leandra, los vecinos la acosan porque les molesta la música que pone y los ruidos que hace en su casa: «Les molesta cuando uso el mortero cocinando, y la música también, mi música dominicana y latina, que soy una loca con el barrio». La okupa va más allá, acusa a sus vecinos de atacarla: «Yo debo ser una súper-villana que puede con dos hombres que vienen a agredirme, porque ellos vinieron a mi casa, no yo a la de ellos, y me sacaron desnuda de casa con una bata-albornoz».
La versión de Leandra es radicalmente opuesta a la de sus vecinos de esta urbanización de Málaga, en Manilva, que por las acciones de la okupa se están viendo obligados a abandonar temporalmente sus hogares. David, con una herida abierta en la cabeza por los martillazos que le propinó Leandra está harto de que le hagan la vida imposible. «Un vecino y yo fuimos a pedirle que bajar la música que tenía puesta a todo volumen por la noche, llamamos a la puerta, Leandra salió con un martillo y se abalanzó sobre mi hijo de 14 años. Yo me interpuse y me llevé los golpes en la cabeza. Entre un vecino y yo pudimos quitarle el martillo y llamar a la Guardia Civil», explica David. La víctima y su familia han tenido que marcharse de su casa y aceptar la ayuda de su hermano que los ha acogido temporalmente hasta que la justicia decida qué hacer con la okupa.
La noche de la agresión los guardias civiles no detuvieron a la okupa. Sí tomaron nota de la presunta agresión. Ahora, Leandra, la okupa, está denunciada en el Juzgado de Instrucción Número 1 de Estepona por agresiones y la vista se ha retrasado: «El desamparo es total. Los dueños de la casa, la antigua pareja de la okupa, no intenta echarla y mientras nosotros nos vemos obligados a marcharnos de casa».
La Guardia Civil escolta a los vecinos
Entretanto, la justicia no ha dictado ninguna medida cautelar con la denunciada, como una orden de alejamiento o un desahucio temporal: «Según la autoridad judicial, lo que ha hecho es una agresión leve y no toman medidas hasta el juicio, mientras nosotros estamos abandonados. Nos sentimos abandonados por la justicia y nos vemos obligados a abandonar nuestras casas», puntualiza una vecina.
Ésta otra víctima explica que la Guardia Civil la tiene que escoltar para salir del edificio. «Les he tenido que llamar porque la okupa me dice que me va a esperar en la escalera cuando salgo por las mañanas para ir al trabajo».
La okupa denunció al dueño por maltrato
Todo este enredo en el que se han visto atrapados los vecinos, arrancó ya hace seis meses. Leandra convivía con su pareja en el domicilio propiedad de éste último en ésta urbanización de Manilva. La pareja no duró mucho: «Tenían broncas tremendas en las que llegaban a lanzar muebles y electrodomésticos por las ventanas».
Las disputas se resolvieron con una denuncia de Leandra a su pareja por maltrato y una orden de alejamiento para el hombre, obligado a abandonar su vivienda. Leandra se negó a marcharse del piso de su ex pareja y se convirtió en la okupa de ésta urbanización de Manilva. El juez le permitió quedarse en la vivienda hasta que encontrara otro lugar donde vivir.
El origen: escándalos y ruido
Leandra no se marchó, ni tiene intención de hacerlo. Ahí comenzó, hace más de tres meses, el enfrentamiento con los vecinos. La urbanización de Manilva acusa a la okupa de poner música a altas horas de la noche y protagonizar frecuentes escándalos que perturban el descanso del vecindario. Los vecinos comenzaron a llamaban a la Policía Local, los agentes acudía y hablaban con ella pero tras la marcha de los agente el ruido y los gritos volvían.
La situación se volvió cada vez más tensa y ha desembocado en agresiones directas a los vecinos, la última a martillazos. «Hay días que sale a las escaleras y las recorre dándoles golpes con un palo mientras nos amenaza con darnos una paliza», denuncia una de las afectadas. «Parece que nosotros somos los culpables», añade otro de los vecinos.
El juicio no llega y David, tras recibir varios puntos de sutura en la cabeza por el ataque de la okupa de Manilva, asegura que han llegado al límite: «Temo por mi vida y la de mis hijos». Confiesa que sus hijos de 14 y 10 años están recibiendo tratamiento psicológico.
Justo encima del piso de la okupa de esta urbanización de Manilva vive un matrimonio con su hija mayor de edad . Están atemorizados y la madre está recibiendo tratamiento psicológico porque no se atreve a salir de su casa.