El asesino de Las Gabias llevó una lanza, una escopeta y un martillo para matar a su hermana y sobrino
El asesino de Las Gabias fue a matar a su hermana embarazada y a su sobrino, armado con una lanza de hierro, una escopeta y un martillo. Manuel llevó todas las armas desde Jaén a Granada en una mochila, en su coche, con el único objetivo de acabar con la vida de sus familiares. Así lo ha contado hoy durante la reconstrucción de los crímenes con la Guardia Civil.
Los investigadores lo ha llevado al lugar del crimen tras reunir todas las pruebas posibles en su contra, incluida su confesión. Los guardias tienen hasta el mechero que se dejó en la vivienda de las víctimas y con el que intentó quemar un colchón para provocar un incendio que ocultara la matanza.
El homicida no ha estado muy colaborador y los especialistas de la Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil de Granada se han tenido que emplear a fondo para convencerle de que les contara alguno de los aspectos del crimen que aún quedan por aclarar. Así es como ha confirmado que llevó la escopeta, el martillo y la lanza en la mochila, para matar a su familia.
Manuel ya confesó el pasado domingo 28 de mayo, sólo unas horas después del hallazgo de los cadáveres de su hermana embarazada de ocho meses y su sobrino de tres años en su casa familiar de Las Gabias.
Fue el marido y padre de las víctimas, piloto comercial de profesión, el que dio la voz de alarma al 112 el pasado sábado. El sistema de alarma de la casa le envió una alerta a su móvil con la imagen de un sujeto entrando en el chalet de Las Gabias.
Los guardias no tardaron en llamar a declarar a Manuel. Era el sospechoso número uno desde que se enteraron de la mala relación del presunto asesino con su hermana. Manuel había discutido con su hermana Rosario en el reciente funeral del padre de ambos y en breve se repartía la herencia.
El sospechoso acudió a Granada a declarar en compañía de su madre. Al principio mintió pero ya de madrugada se derrumbó y confesó. Era evidente que él era la persona con gorra y mascarilla que figuraba en las imágenes que el día del crimen grabaron las cámaras de seguridad de la casa de las víctimas. En la casa no entró nadie más.
El homicida incluso llegó a señalar a los guardias el descampado donde se deshizo de la lanza de hierro que usó para matar a sus parientes. Se ensañó con ellos a pesar de los gritos pidiendo clemencia.
Todo por una herencia, eso creen los investigadores, que se repartía en los próximos días. Los guardias le pasarán en breve a disposición judicial acusado de dos asesinatos y un delito de aborto por el neonato asesinado en el vientre de su madre.