Sánchez, fotocopia de ZP
La inoperancia del maniquí ha convertido La Moncloa en una mala y sórdida copia de la plaza Djemaa El Fna, Marrakech, explanada donde convergen realidades y mentiras, ¡Fabulosa Djemaa El Fna!, ¿cómo traducir tu nombre para demostrar que tal plagiario, es necio incluso en el plagiar? En aquel mercado, que compra y vende todo y cuyo techo es el cielo, el maniquí en funciones, con su semblante de sótano vacío, alcanza orgasmos cediendo España a los traidores. Tan mágico zoco, transformado en un vulgar palacio de horteras, sito en Madrid, en el que todo se urde, excepto lo esencial, debería tener en cuenta que el bienestar y el futuro no es mera mercadería.
Quien haya votado en las últimas elecciones puede considerarse una persona muy fácil de engañar, por no llamarle, directamente, panoli. Votar le hizo perder su condición de votante libre, para mutar en un rehén manipulado obscenamente. Viendo el desolador atasco en el que nos han metido todos los partidos políticos, sin excepción, nada se opone a que digamos: tanto los líderes, como los incautos que les votan, andan desasistidos de la más mínima razón. El espectáculo de traiciones, trufado de calumnias, embustes y ridículas promesas que brinda el sanchismo, no merece otra oportunidad. Que desaparezcan los idiotas e ineptos, sería lo mejor que nos podría suceder.
Dicho maniquí en funciones y sátrapa disfuncional, al que le excita fomentar su ego, con un cociente intelectual de carcajada, se pasa las necesidades y tragedias de la gente por el forro. Cree ser el puto amo y auténtico rey del mambo. Le da igual aturdir con falsas promesas al mendigo Iglesias, de quien se chotea públicamente, que entregarle Navarra a Bildu. A los golpistas de Cataluña, les canta la copla del indulto, milonga que se mofa de ellos y de cuanto promete, siempre en privado, junto a su coro de palmeros y zafios consejeros. Sánchez iguala, si no supera, en las peores artes de la política, al muy nefasto Zapatero. Ambos nacieron para mentirnos y arruinar a nuestro país. Ahora, en pleno verano, me daría un subidón ver a estos idiotas de manual, que rompen la convivencia, nadando entre tiburones tigres, que atacan toda clase de presas, incluidos los idiotas.