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¿Qué es la demencia digital? Quizás la padezcas y no lo sepas

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La demencia digital
Nacho Grosso
  • Nacho Grosso
  • Cádiz (1973) Redactor y editor especializado en tecnología. Escribiendo profesionalmente desde 2017 para medios de difusión y blogs en español.

El uso de dispositivos móviles y de pantallas es una realidad más que implementada en una sociedad tan digital como la nuestra. Pero todo tiene su cara B, y la demencia digital es uno de los problemas más evidentes del uso y abuso de este tipo de dispositivos. Si deseas conocer qué es la demencia digital y algunas sencillas técnicas para irla, reduciendo, te invito a que te quedes en este artículo.

¿Qué es la demencia digital?

Se define como demencia digital al deterioro de ciertas habilidades cognitivas por el uso intensivo de smartphones, tablets u ordenadores. Es cierto que prácticamente no podemos evadirnos de ello y que tenemos una dependencia bastante alta. Pero el resultado es evidente, nos falta concentración, la atención es dispersa o incluso, podemos llegar a sufrir trastornos de sueño. El neurocientífico alemán Manfred Spitzer fue quien acuñó este término en un libro que publicó en 2012 y que lleva por título «Demencia Digital: el peligro de las nuevas tecnologías».

Para ejemplificar este término podemos ver simples ejemplos de nuestra vida cotidiana. ¿Eres capaz de recitar de memoria al menos 10 números de tu agenda telefónica? Lo más probable es que no, y si recuerdas alguno es porque ese número ya lo utilizabas antes de la era digital, por ejemplo, el teléfono fijo de casa de tus padres. Ahora, cuando conocemos a una persona, guardamos su número en la agenda y no lo aprendemos, es más, en mi caso particular, no me sé ni el número telefónico de mi hija.

Pero además, el abuso de los medios digitales nos ha llevado a una vida excesivamente cómoda. No somos capaces o no queremos hacer un esfuerzo por recordar algún tipo de información. Pongamos otro ejemplo, el de tratar de recordar la fecha en la que se produjo un hecho histórico, por ejemplo, el bombardeo de la ciudad japonesa de Hiroshima. Rápidamente, acudimos a Google o a la inteligencia artificial para que nos dé la respuesta inmediata. No somos capaces de contextualizar ese hecho al final de la Segunda Guerra Mundial ni a un tiempo concreto. Todo esto también viene motivado por las prisas a la hora de querer encontrar información. El tiempo es oro, o eso es lo que nos han hecho creer.

Igualmente, el consumo de series y de películas es prácticamente compulsivo. Tenemos más oferta que nunca a la hora de acceder a un catálogo ingente de contenido, ya sea en plataformas como YouTube, Netflix, HBO o la que nos venga en gana. Lo que queremos lo tenemos, y es cierto que hemos ido dejando atrás hábitos tan saludables como quedar cara cara con los amigos, ya que las redes sociales nos mantienen conectados, o bien, el simple hecho de tomar un libro y pasar un buen rato leyendo.

Cómo evitar la demencia digital

Sí, estamos a tiempo de dar un giro a esa situación y por supuesto, esto no pasa por volver a nuestro estilo de vida de hace 30 años ni a cambiar de móvil para pasar de un smartphone a un indestructible Nokia. Curiosamente, es la tecnología la que nos puede ayudar a reducir el tiempo de uso de nuestro teléfono móvil. Por ejemplo, podemos configurar tanto en iPhone como en Android un tiempo a partir del cual el teléfono solamente tendrá ciertas funciones básicas. O bien, si no queremos llegar a ese extremo, practicar algo tan simple como salir a la calle algún día sin el teléfono encima. Créeme, al no ser que se trate de situaciones de emergencia o tengas a tu cargo el cuidado de otras personas, salir sin teléfono es una auténtica liberación.

Por supuesto, no vernos nunca abocados a la prisa por contestar un mensaje de WhatsApp, quizás pueda ayudarte desactivar la notificación de lectura, y responder realmente cuando le estimes conveniente o veas que es necesario. Nunca debemos dejarnos llevar por la prisa. Por supuesto, retomar hábitos como un paseo, quedar con alguien con solo un café por delante, practicar deporte y llevar un buen control del horario de sueño. Son medidas más que acertadas para evitar el deterioro derivado de la demencia digital. Algo tan sencillo y práctico como resolver crucigramas, sudokus o realizar una manualidad hace que estemos concentrados en una actividad y no tengamos tanta dependencia de las pantallas.

Particularmente, adoro la tecnología, los teléfonos móviles y todo lo que son capaces de hacer, pero es cierto que no pueden ser el eje vertebrador de nuestra vida. Además, si lo hacemos así, estaremos dando un poderoso ejemplo a nuestros hijos, que quizás ya tengan una dependencia mayor que nosotros con respecto a este tipo de dispositivos.

 

 

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