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¿Podría un aficionado a simuladores de vuelo controlar un avión comercial? Pato Aviador nos responde

simuladores de vuelo
Mandos de la cabina de un avión
Nacho Grosso
  • Nacho Grosso
  • Cádiz (1973) Redactor y editor especializado en tecnología. Escribiendo profesionalmente desde 2017 para medios de difusión y blogs en español.

El perfil de Pato Aviador en Twitter acumula un número considerable de seguidores, que han visto en este perfil un pozo de sabiduría aeronáutica. Bajo este pseudónimo tenemos a Pedro Carvalho, (Cádiz, 1975)  Además de piloto de avión y divulgador de temas aeronáuticos, cursó estudios de Derecho y Administración de Empresas. Cada semana ofrece interesantes hilos sobre accidentes aéreos, analizando lo que llevó a esa catástrofe, sus causas y las medidas que se tomaron para evitar que se repitieran. Es el autor del libro Algo espantoso está a punto de ocurrir, que recoge 25 de sus hilos de Twitter. Para el próximo 26 de octubre, verá la luz la segunda parte, ¡Preparados para el impacto!

Hemos querido conocer su opinión sobre los simuladores de vuelo y la hipotética situación de un aficionado que se pusiera a los mandos en caso de emergencia. ¿Qué posibilidades habría de éxito? ¿Sería capaz de llevarlo a tierra? ¿Y de hacerlo despegar?

Los simuladores de vuelo no son ninguna novedad, ¿han conseguido ofrecer un alto grado de realismo?

Definamos primero «realismo». Hay simuladores comerciales como el Microsoft Flight Simulator que en su última versión nos presenta unos gráficos de tal calidad que, en ocasiones, es difícil distinguirlos de imágenes reales. En esto hemos avanzado muchísimo desde aquellos primeros softwares de principios de los años 80. Sin embargo, creo que el realismo en el que nos debemos fijar está en otro lado: cómo presentan la física de los distintos aviones, así como la calidad de los mods disponibles. Ahí ganan otros (aunque tengan gráficos de peor calidad) como X-Plane o Prepar3D.

¿Qué anda buscando una persona que practica los juegos de simulación de aviación comercial?

Creo que hay dos grandes grupos de personas. Por un lado, tenemos a quienes quieren simplemente pasar un buen rato de diversión, como harían con cualquier videojuego, pero también tenemos a grupos de personas que se toman la simulación aérea muy en serio, hasta el punto de tratar de reproducir en todo momento procedimientos reales. Te puedo decir que existen lo que se llaman «redes de simulación» como IVAO o VATSIM. En ellas hay gente que se conecta con un simulador de vuelo como piloto y gente que se conecta como controlador aéreo con un software dedicado a ello y generan un entorno bastante realista en cuanto a procedimientos.

Los simuladores de vuelo para ordenador permiten simplificar muchas tareas a la hora de iniciar los procedimientos de vuelo, ¿crees que pueden causar una falsa sensación de dominio de manejo de una aeronave?

Como te decía antes, depende de lo que el usuario se quiera complicar y de sus conocimientos de aviación. Puedes lograr un entorno tremendamente realista, si te ciñes a los procedimientos, o simplemente utilizarlo como un videojuego más.

Pensemos en el simulador comercial más completo, ¿podría un usuario avanzado manejar un avión real sin ayuda? ; Y si nos ponemos en el caso de una situación de emergencia como fallo de motor?

La respuesta corta es no, la larga tiene muchos matices. Empezando por la segunda pregunta, ¿podría un usuario que no es piloto, que únicamente ha usado simuladores de vuelo volar y aterrizar un avión en caso de emergencia? Pues es algo que depende de muchísimas cosas.

El pasado mes de mayo, un pasajero de un avión privado logró aterrizar un Cessna 208 en un aeropuerto de Florida, a pesar de no tener experiencia de vuelo, después de que el piloto quedara incapacitado a bordo. Es el único caso hasta el momento. El Cessna 208 es una pequeña aeronave monomotor turbohélice. ¿Podría ese mismo pasajero haber conseguido aterrizar un Airbus A320 o un Boeing 737? En mi opinión no.

Los reactores son aeronaves tremendamente sofisticadas y complejas. Tanto es así que un piloto de Boeing no está autorizado a pilotar un Airbus (y viceversa) sin cursar primero la correspondiente habilitación. Un bimotor tampoco se vuela igual que un monomotor. Además, los aviones de gran tamaño no se pilotan en modo visual sino por un sistema instrumental. Se hace todo muy complejo. ¿Podría una persona sin experiencia, sólo con la teoría de un simulador, aterrizar un avión de varias toneladas en una situación de emergencia? ¿Aguantaría la presión psicológica de saber que, no sólo su vida, sino la de otro centenar de personas está, literalmente, en sus manos? Los pilotos comerciales entrenan una y otra vez situaciones de emergencia precisamente para eso, para estar preparados en el caso de que se les plantee una situación así.

Sin embargo, voy a tratar de contestar a tu primera pregunta. ¿Podría un usuario avanzado (no piloto) de simuladores de vuelo aterrizar un Boeing o un Airbus? Imaginemos un día tranquilo, en unas condiciones meteorológicas buenas y que esta persona se encuentra a altitud de crucero a unos pocos kilómetros de un aeropuerto de primer nivel. Lo que yo le aconsejaría es que contactara con Control de Tráfico Aéreo que, además de darle prioridad en la aproximación, le ayudaría a familiarizarse con los controles básicos del avión y a programar el FMS (el ordenador de vuelo) para un autoland (aterrizaje automático).

Los aviones comerciales modernos pueden aterrizar de forma automática si se dan determinadas circunstancias gracias a algo llamado ILS (es todo mucho más complejo, pero por explicarlo en un lenguaje que «se entienda»). Si esa persona cuenta con tiempo suficiente y con ayuda de tierra es capaz de programar ese ordenador, podría conseguir aterrizar. Lo que me parece virtualmente imposible es que una persona que no sea piloto pueda aterrizar una aeronave manualmente. Las sensaciones que tienes en un avión real (aunque sea uno pequeño) son muy diferentes a cuando estás sentado en un sillón en el salón de tu casa donde no notas las inercias o las fuerzas G. La sensibilidad de los controles es también muy diferente en un avión real. Necesitas varias horas de vuelo real para hacer una aproximación correcta y estamos hablando de condiciones meteorológicas ideales.

Tu cuenta de Twitter va por más de 70000 seguidores y tus hilos recopilatorios que analizan los accidentes de aviación más conocidos son ya históricos. ¿Consiguen que el público corriente entienda mejor que la seguridad en vuelo se lleva al máximo extremo?

Una de las cosas que más me gustan de Twitter es la posibilidad de interactuar con mis seguidores. En todo este tiempo he recibido cientos de mensajes de gente que me han dicho que mis hilos les están ayudando. Creo que hay dos tipos de aerofóbicos (personas con miedo a volar). Por un lado, tenemos a aquellas personas para las que ese miedo es algo patológico y totalmente incontrolable. Ellos saben que al avión no le va a pasar nada y que volar es, con diferencia, la forma más segura de viajar, pero no son capaces de controlar ese miedo. Sin embargo, existe un segundo tipo de personas. Aquellas que el miedo surge por desconocimiento. Es algo totalmente lógico. Para el ser humano, volar es algo totalmente antinatural y la mayoría de la gente no tiene conocimientos de aviación. Eso provoca que un ruido que no identifican o un movimiento que para ellos es extraño, les sobresalte. Al cerebro humano no le gustan los espacios en blanco, necesita llenarlos como sea y ese desconocimiento provoca que muchas personas empiecen a pensar en «cosas espantosas». Cuando empiezas a saber cuál es la naturaleza de un ruido o un movimiento, encuentras tranquilidad y eso no vuelve a sobresaltarte. En mis hilos procuro no relatar el accidente de una forma dramática, ni mucho menos, sino de analizar sus causas, explicar conceptos y, sobre todo, explicar cómo lo que los investigadores aprendieron de esas catástrofes ha mejorado la seguridad en la aviación.

Siempre que se produce un accidente aéreo se lleva a cabo una exhaustiva investigación técnica, no con propósitos punitivos, sino para esclarecer qué ha pasado, por qué y, lo más importante, tomar medidas para que no vuelva a pasar. Un accidente aéreo es una desgracia, pero hemos aprendido tanto de ellos y la seguridad aérea ha mejorado tanto en los últimos años que célebres accidentes como el de Barajas de 2008, el del monte Oiz de 1985 o el de Los Rodeos de 1977 serían prácticamente imposible que volvieran a suceder en nuestros días.

En los últimos 14 años no se ha producido ni un solo accidente mortal de aviación comercial en territorio español, lo que prueba que volar es la forma más segura de viajar con diferencia.

Así que ya tenemos respuesta por parte de Pedro Carvalho, un divulgador aeronáutico que cada semana nos ayuda a comprender el por qué de los accidentes aéreos y a iluminarnos con su sabiduría.

 

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