Santoral

¿Qué santos se celebran hoy, lunes 7 de abril de 2025?

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San Juan Bautista de La Salle.
Blanca Espada

¿Qué santos se celebran hoy, lunes 7 de abril de 2025? Cada día del año, el calendario litúrgico de la Iglesia Católica conmemora a diferentes santos que, con su vida y su obra, dejaron huella en la historia del cristianismo. Hoy, lunes 7 de abril de 2025, no es una excepción. Esta fecha rinde homenaje a figuras profundamente influyentes, cuyas trayectorias inspiran valores de fe, compromiso y entrega total a los demás. Entre ellos, destaca de manera especial San Juan Bautista de La Salle, patrón universal de los educadores.

El 7 de abril también se conmemora la vida de otros dos santos que, si bien menos conocidos por el gran público, representan con igual fuerza la riqueza espiritual de la Iglesia: San Aiberto de Crespin, monje benedictino y eremita, y San Enrique Walpole, mártir jesuita que dio su vida por su fe en Inglaterra durante un tiempo de persecución religiosa. Cada uno, desde caminos muy distintos, vivió su vocación con radical fidelidad. A continuación, repasamos quiénes fueron estos tres santos que hoy se celebran, además de enumeraros al resto de santos en este día.

San Juan Bautista de La Salle

San Juan Bautista de La Salle nació en Reims (Francia) el 30 de abril de 1651, en el seno de una familia acomodada dedicada al derecho. Desde pequeño, mostró una inclinación clara hacia la vida religiosa y fue educado con gran esmero. Aunque su padre quería para él una carrera jurídica, Juan Bautista sintió una fuerte vocación sacerdotal, lo que lo llevó a recibir la tonsura a los once años y a ser nombrado canónigo de la Catedral de Reims a los quince. Fue ordenado sacerdote en 1678, pero su historia no se limitó al altar: su verdadero llamado fue la educación de los niños más pobres, un campo que transformaría para siempre.

Su encuentro con el maestro Adrián Nyel en 1679 marcó un punto de inflexión. Impresionado por el abandono educativo que sufrían los hijos de artesanos y campesinos, La Salle comenzó a colaborar en la creación de escuelas gratuitas. Su implicación fue creciendo hasta convertirse en una entrega absoluta: renunció a su canonjía, a su herencia y a su vida cómoda para vivir junto a los maestros y formar con ellos una comunidad dedicada por completo a la enseñanza. Así nació el Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, el primer instituto religioso masculino exclusivamente laico, que sigue activo en la actualidad.

El legado pedagógico de De La Salle fue revolucionario: impulsó la enseñanza en lengua vernácula, organizó a los alumnos por niveles, estableció horarios fijos, y fomentó la formación de docentes con vocación misionera. Sus obras más destacadas, como la Guía de las Escuelas Cristianas y las Reglas de Urbanidad y Cortesía, fueron referentes en la educación durante siglos. A lo largo de su vida, sufrió oposición, persecución y juicios, pero nunca abandonó su misión. Murió el 7 de abril de 1719, exhausto pero con la certeza de haber fundado un movimiento educativo sólido y duradero. Fue canonizado en 1900 y, en 1950, fue proclamado patrón universal de los educadores. Hoy, las escuelas lasallistas están presentes en más de 80 países.

San Aiberto de Crespin

San Aiberto de Crespin, también conocido como Ayberto, nació hacia el año 1060 en Espein, en la actual Bélgica. Desde muy joven, sintió una profunda inclinación hacia la vida espiritual. Pasaba largas horas en oración y practicaba un ascetismo riguroso: se alimentaba solo de pan, una manzana, hierbas silvestres e incluso evitaba los productos cocinados. En su juventud, se retiró junto a un monje llamado Juan para vivir en una celda cerca de la abadía de Crespin, donde abrazó un estilo de vida austero y entregado por completo a Dios.

Ingresó como monje benedictino en la abadía de Crespin hacia el año 1090. Durante más de dos décadas, desempeñó allí varias responsabilidades, entre ellas las de preboste y celador, lo que muestra su compromiso con la comunidad monástica. Sin embargo, su verdadero anhelo era la vida solitaria. Finalmente, en 1115, se le concedió el permiso para retirarse a vivir como eremita en el bosque, donde profundizó en su vida contemplativa y llegó a ser conocido por su santidad y su capacidad de curación espiritual.

Se dice que su devoción a la Virgen fue tan intensa que, pese a que el rosario no existía aún como lo conocemos, recitaba 150 Ave Marías, una por cada salmo, acompañadas de genuflexiones y postraciones. Años más tarde, fue ordenado sacerdote y continuó su vida en soledad hasta su muerte en 1140, a la edad de 80 años. Su figura ha quedado como símbolo del monacato humilde, contemplativo y profundamente entregado a la oración.

San Enrique Walpole

El tercer santo que se recuerda hoy, San Enrique Walpole, vivió en un contexto muy distinto al de los anteriores. Nacido en 1558 en Docking, Norfolk (Inglaterra), fue testigo de uno de los episodios más sangrientos de la persecución religiosa en su país. Criado en una familia anglicana, su conversión al catolicismo fue tan dramática como significativa: en la ejecución del también jesuita San Edmund Campion, una gota de sangre le cayó encima. Ese momento selló su destino. Poco después se trasladó a Reims, y más tarde a Roma, para formarse como sacerdote jesuita.

Walpole no sólo fue un religioso, sino también un hombre de acción. Actuó como capellán de las tropas españolas en Flandes, se preparó espiritualmente en Tournai y pasó un tiempo como ministro en el Colegio Inglés de Valladolid. En 1593, regresó a Inglaterra para ejercer su ministerio en secreto, pero fue rápidamente capturado, traicionado por un compañero de viaje. Fue encerrado en la Torre de Londres y condenado por alta traición bajo el estatuto que prohibía ejercer el sacerdocio tras haberse formado en el extranjero.

Su ejecución, el 7 de abril de 1595 en York, fue brutal, como lo era la costumbre con los condenados por traición: fue ahorcado, destripado y descuartizado. Sin embargo, su martirio no pasó desapercibido. Fue beatificado en 1929 por el papa Pío XI y canonizado en 1970 por Pablo VI, junto a otros mártires de Inglaterra y Gales. Su historia es un testimonio conmovedor de valentía, fe inquebrantable y sacrificio por los ideales religiosos, incluso en medio de la más dura persecución.

Otros santos que se celebran el 7 de abril

Junto a los mencionados, en este día se celebra también a estos otros santos:

  • San Hegesipo de Roma
  • San Pelusio de Alejandría, presbítero y mártir.
  • Santos mártires de Pentápolis (Teodoro, obispo, Ireneo, diácono, Serapión y Ammonis, lectores).
  • San Caliopio de Pompeiópolis, mártir
  • Santos mártires de Sinope, doscientos soldados
  • San Jorge de Mitilene, obispo
  • San Germán José, presbítero
  • Beato mártir Alejandro Rawlins
  • Beato mártir Rodolfo Ashley
  • San Pedro Nguyen Van Luu, presbítero y mártir
  • Beata María Asunta Pallotta, virgen

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