Fue uno de los personajes más queridos de ‘Aquí no hay quién viva’ y tuvo que dejar la serie por una enfermedad
'Aquí no hay quien viva' es una de las series más vistas de Antena 3
El actor que dio vida a Andrés Guerra tuvo que desaparecer de los medios
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Durante años, Aquí no hay quién viva fue una de las ficciones más exitosas de la televisión, marcando un antes y un después. Estrenada en 2003, la serie se convirtió rápidamente en un fenómeno social gracias a su ingenioso guion y al talento de un elenco coral que dio vida a los inolvidables vecinos del número 21 de la calle Desengaño. Entre ellos destacó un personaje muy particular, interpretado por un actor con una larga trayectoria que supo conquistar al público desde su primera aparición.
Su papel aportó frescura y comicidad a la trama, convirtiéndose en una pieza clave durante varias temporadas. Sin embargo, su presencia en la ficción no se prolongó tanto como a los seguidores les hubiera gustado.
La nueva vida de Santiago Ramos
Emitida durante tres años en Antena 3, la comedia rompió audiencias y creó un universo propio donde convivían personajes entrañables y conflictos disparatados. La comunidad de vecinos se convirtió en un espejo humorístico de la sociedad española, y su éxito se debió en gran parte al equilibrio entre la ironía, la sátira y la ternura. En este contexto, el personaje interpretado por Santiago Ramos logró un espacio destacado, aportando una mirada distinta dentro del entramado argumental.
Andrés Guerra, su papel en la serie, era un hombre que lo había tenido todo y que de repente se encontraba en una situación completamente diferente, obligado a rehacer su vida en el ático del edificio. Esta mezcla de comicidad y nostalgia conectó con la audiencia, que no tardó en convertirlo en uno de sus favoritos. No era simplemente un vecino más, era alguien con historia, con matices y con esa fragilidad que hace que un personaje quede grabado en la memoria de todos.
Antes de su llegada a la serie, Santiago Ramos ya era un actor consolidado. Natural de Salamanca, había comenzado su andadura artística en la década de los 70, labrándose un nombre en el teatro, la televisión y el cine. Su versatilidad le permitió saltar de la comedia al drama sin dificultad, un rasgo que no todos los intérpretes logran dominar.
Una trayectoria importante
Su carrera en la gran pantalla incluye títulos como Al diablo con amor o Cabo de vara, pero fue en 1996 cuando alcanzó uno de los puntos más altos de su trayectoria al protagonizar Como un relámpago, una película que le valió el reconocimiento de la crítica y el Premio Goya al Mejor Actor Protagonista. Este galardón supuso un espaldarazo definitivo que lo consolidó como uno de los intérpretes más respetados de su generación.
Además del cine, su pasión por el teatro nunca disminuyó. A lo largo de los años, Ramos se subió a escenarios de toda España para interpretar obras clásicas y contemporáneas, demostrando que su talento no se limitaba a la televisión. Y, sin embargo, sería en esta última donde alcanzaría su mayor popularidad gracias a una serie que se convirtió en fenómeno cultural.
La enfermedad que lo cambió todo
El actor disfrutaba de un momento dulce cuando la vida le obligó a frenar. En 2015, Santiago Ramos recibió un diagnóstico que cambiaría el rumbo de todo: Parkinson. Esta enfermedad neurodegenerativa, que afecta al sistema nervioso y a la movilidad, le impidió seguir trabajando en un medio tan exigente como la interpretación. Aunque en un principio intentó mantener la discreción, la noticia salió a la luz tiempo después, confirmada por su familia en declaraciones públicas.
En una entrevista concedida a un programa de Telecinco, su mujer explicó que el actor estaba bien cuidado y rodeado de los suyos. Pese a que la situación no era sencilla, contaban con los medios necesarios para garantizarle la mejor atención posible. El Parkinson no solo le apartó de los focos. También le obligó a adaptarse a un día a día completamente distinto al que había llevado durante décadas.
Para un artista acostumbrado al movimiento, al contacto con el público y a la creación constante, este golpe supuso un desafío enorme. Sin embargo, el cariño del público y el legado de su trabajo siguen presentes. Cada reposición de la serie, cada escena compartida en redes sociales, es un recordatorio del talento de un actor que dejó huella en varias generaciones.
Una serie con mucha historia
En estos momentos, casi dos décadas después del final de Aquí no hay quién viva, el nombre de Santiago Ramos sigue apareciendo cada vez que se habla de los mejores momentos de la ficción. Su personaje forma parte de la identidad de la serie y de la nostalgia televisiva de principios de los 2000. Aunque su retirada fue prematura y forzada por una enfermedad, nadie puede arrebatarle el mérito de haber creado uno de los roles más recordados de la comedia española.
Los fans siguen recordando con cariño sus ocurrencias, su personalidad desbordante y esas escenas que lograban arrancar sonrisas incluso en los capítulos más enrevesados. Y, aunque el actor vive ahora una etapa más tranquila y lejos del foco mediático, su trabajo continúa vivo en la memoria colectiva. El arte de interpretar es efímero en el escenario, pero eterno en la emoción que deja, y Santiago Ramos es un ejemplo perfecto de ello.