Cebrían se venga de Planeta tras las preguntas incómodas que le hicieron en La Sexta y Onda Cero
El diario El País publica este viernes un artículo en el que acusa a Planeta, sociedad editora de La Razón y propietaria de Antena 3 y La Sexta, de maquillar sus cuentas de 2015. Esta información viene precedida de las amenazas lanzadas por parte de Juan Luis Cebrián, consejero delegado de Prisa, de airear las finanzas de los dueños de la editora tras dos incómodas entrevistas en La Sexta y Onda Cero.
El pasado día 12 de diciembre Cebrián acudió al programa de Carlos Alsina en Onda Cero. Durante una tensa entrevista, el consejero delegado de Prisa se negó a responder a cuestiones relativas a su patrimonio lo que desembocó en una amenaza que dejó impactados a todos los presentes: «¡Vamos a tener que publicar el patrimonio de la familia Lara y el de Mauricio Casals a ver si así os tranquilizáis!».
El domingo anterior había sido Jordi Évole en el programa Salvados el que había puesto en más de un aprieto a Cebrián, que intentó escabullirse de las preguntas de cualquier forma.
No han pasado ni dos semanas y la cabecera principal del grupo que dirige Cebrián se ha hecho eco de una noticia cargando contra Planeta. Según esta información, KPMG realiza en su informe de auditoría una salvedad –habituales en todas las empresas– de las cuentas de 2015 de la sociedad, en el que señala que Planeta registró con cargo a sus reservas un deterioro bruto de 35,7 millones por su inversión en Jaipur Investment SL que en realidad «debería haber sido registrado» en la cuenta de pérdidas y ganancias, lo cual hubiera aumentado los número rojos registrados.
Si las cuentas del Grupo Planeta arrojaron un balance negativo en 2015, las finanzas del Grupo Prisa, editor de El País, siguen marcadas por una deuda asfixiante. Pese a que cerró 2015 volviendo a la rentabilidad, la deuda de Prisa rondaba los 1.600 millones de euros a 30 junio de 2016, de los que 1.000 vencen en los próximos tres años. Esta situación obliga a la compañía que dirige Cebrián a deshacerse de activos como la editorial Santillana, valorada por la propia sociedad en unos 2.000 millones.