Glow sigue paso a paso los consejos de Orange is the new black

Glow
Son muchos los puntos en común que comparten ambas producciones.

El pasado 23 de junio, Netflix dio la bienvenida a una de las series más prometedoras de la parrilla: Glow. Esta nueva propuesta narra a modo de comedia las vivencias de un grupo de mujeres que trabajan como profesionales de la lucha libre. Sin duda una premisa nunca vista hasta la fecha. Lo que muchos no saben es que el argumento está basado en un programa real emitido en la televisión de los 80, conocido como Gorgeous Ladies of Wrestling. A lo largo de los diez episodios que conforman la primera temporada, la audiencia se introduce por completo en el ring de combate, para acabar derrotada por una producción capaz de enganchar al más reticente.

Sin embargo, a pesar de ser ya el estreno más exitoso de la temporada, Glow no puede evitar que los espectadores recuerden durante el visionado a su principal antecesora: Orange is the new black. Una conexión propiciada por sus orígenes, y es que ambas nacieron del criterio de Jenji Kohan. Nadie puede negar que las dos producciones poseen la personalidad suficiente para brillar con luz propia. No obstante, son muchos los puntos en común entre ellas, los mismos que han ayudado a posicionarlas en el olimpo del catálogo de Netflix. Una categoría de la que Glow disfruta con cierta ventaja.

Un elenco apto para todos

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Estamos ante uno de los elencos más potentes de la ficción actual.

El pilar que todavía mantiene en alza la serie protagonizada por Taylor Schilling es el maravilloso reparto que encarna cada una de sus tramas. Un conjunto de personajes para todos los gustos, alejado de los estereotipos marcados por sus predecesoras. En Glow no importa la edad, la raza, el físico y tampoco la orientación sexual, al igual que en Orange is the new black. Lo trascendental es la lucha interna, los matices de una personalidad que se ve reflejada en el alter ego de las luchadoras. Una cartera plagada de las figuras más variopintas y desternillantes.

Mujeres al poder

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Ambas series están compuestas por un reparto coral mayoritariamente femenino.

Actualmente, la ficción televisiva atraviesa una época de gran reivindicación, donde las mujeres ocupan un papel de suma importancia. Los personajes femeninos se ven en la obligación de luchar por una visibilidad que merecen por defecto. Glow demostró desde el principio sus nobles intenciones, defender el feminismo a capa y espada. Una postura también utilizada por Orange is the new black. Sin embargo, estos ideales aparecen a veces de manera superficial, pudiendo profundizar todavía más en una realidad de inmenso trasfondo.

La combinación perfecta entre drama y comedia

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Resulta muy complicado combinar dos géneros tan opuestos con óptimos resultados.

Glow fue presentada por Netflix como la nueva producción del catálogo de comedia. Un género que combina a la perfección con su estructura argumental, que no supera los treinta minutos de duración. No obstante, este territorio se ve invadido en algunas ocasiones por el drama más humano y realista. Ambas series comparten dicha sensibilidad, capaz de representar los problemas cotidianos bajo un doble prisma. Algunas de las escenas emitidas han conseguido que el espectador pase del llanto a la risa con total facilidad. Un poder que potencia aún más su empatía hacia los personajes.

Un entorno desconocido para la mayoría

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¿Conoces alguna otra serie que tenga lugar sobre el cuadrilátero?

Tras el estreno de Orange is the new black, muchos aseguraron que su mayor virtud era la originalidad, utilizar un entorno desconocido por gran parte del público. Lo cierto es que muy poca gente ha tenido la oportunidad de introducirse en una prisión de mujeres, un terreno preparado para ser explorado. La mayoría de series que conforman la programación actual se desarrollan en lugares habituales para el espectador: un instituto, un hospital, un centro comercial, la redacción de un periódico, una comisaría o el espacio más íntimo de todos, nuestro propio hogar. Sin embargo, Glow también rehuye estos convencionalismos y sitúa la acción dentro del cuadrilátero. Un soplo de aire fresco que siempre es de agradecer.

Una protagonista de lo más insoportable

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Muchos consideran a Piper el personajes más insulso de toda la ficción.

Durante las últimas temporadas de Orange is the new black, Piper Chapman redujo su interés hasta ser eclipsada por el resto de sus compañeras. Una situación provocada por la personalidad insufrible e irritante del personaje. Esta terminó encabezando un conjunto de tramas absurdas, forzadas y de lo más surrealistas. Un camino que Ruth Wilder parece seguir sin remedio y cuyo hueco tiene ya una firme sustituta: su principal enemiga Debby Eagan.

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