Según un nuevo estudio denominado Medwalk

Seguir una dieta mediterránea y pasear 30 minutos al día reduce el riesgo de deterioro cognitivo

Este estilo de vida protege al cerebro contra los efectos estructurales y funcionales del envejecimiento

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Las continuas y contundentes investigaciones sobre los beneficios de la dieta mediterránea hacen que esté considerada una de las mejores del mundo. De hecho, ha sido declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. El deporte, por su parte, reduce el riesgo de padecer las múltiples enfermedades crónicas asociadas a un estilo de vida sedentario, como la obesidad, y ayuda a prevenir y gestionar ciertas enfermedades cardiovasculares y otras patologías como el cáncer y la diabetes. La inactividad, además, se relaciona con una disminución de la capacidad cognitiva y funcional en las personas mayores.

Según datos facilitados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el deterioro cognitivo afecta, aproximadamente, a 50 millones de personas y hay 10 millones de casos nuevos cada año, con lo que se prevé que el número de personas con demencia se triplicará para el 2050. La organización insta a los gobiernos a implantar directrices y recomendaciones basadas en la evidencia sobre algunos comportamientos asociados al estilo de vida con el fin de retrasar o prevenir el deterioro cognitivo y la demencia en la población general.

Hay muchas evidencias científicas que señalan que la adherencia a la dieta mediterránea y una mayor actividad física resultan estrategias válidas para favorecer un envejecimiento cerebral saludable. Así lo demuestra una investigación llevada a cabo en la Universidad de Zaragoza por un grupo de investigadores españoles que concluyó que el ejercicio físico programado, realizado entre tres y cinco días a la semana, de una intensidad moderada-alta y el consumo de alimentos de acuerdo a un patrón como el que sigue la dieta mediterránea mejora la función cognitiva global en sujetos con deterioro cognitivo leve mejorando su calidad de vida, funcionalidad e independencia.

Ahora, algunos investigadores de la Universidad de Australia del Sur y la Universidad de Swinburne, dirigidos por la doctora Karen Murphy, analizan, en un estudio denominado MedWalk, los beneficios que tiene en las personas mayores seguir una dieta mediterránea acompañada de caminatas y paseos moderados diarios.

El equipo de expertos al mando comprobó que la dieta mediterránea sigue un estilo de alimentación predominantemente vegetal y rico en nutrientes saludables con una demostrada efectividad en la reducción del riesgo de enfermedad cardiovascular y de otras patologías crónicas como la demencia.

Medwalk: cómo prevenir el deterioro cognitivo

El objetivo principal de la investigación es comprobar los efectos de adoptar una rutina basada en la combinación de la dieta mediterránea y paseos durante al menos 30 minutos al día con relación a la prevención del deterioro cognitivo asociado a la edad.

Los beneficios generales del ejercicio y la dieta por separado están claros. Ahora se pretende analizar cuáles son los efectos de esta combinación a nivel cerebral. Los expertos creen que en el declive cognitivo interfieren muchos factores como algunos procesos neurotóxicos que incluyen estrés oxidativo, inflamación o salud vascular, así como el metabolismo cerebral y la disminución de la proteína beta-amiloide. La correcta alimentación y el ejercicio pueden ayudar a frenar estos procesos.

En este estudio se examina cómo el ejercicio físico moderado en consonancia con la dieta adecuada protege el cerebro contra los efectos estructurales y funcionales del envejecimiento. Los primeros estudios pilotos de la doctora Murphy y su equipo muestran que la intervención MedWalk consiguió mejorar la memoria en un grupo de participantes mayores que durante seis meses siguieron un programa estructurado de combinación de dieta mediterránea y una caminata diaria de mínimo 30 minutos.

La investigación destaca que los alimentos y los nutrientes que integran el patrón dietético de la dieta mediterránea pueden contribuir a mejorar la salud cerebral, como son la fruta, la verdura, los cereales integrales, el pescado azul, el aceite de oliva virgen extra o los frutos secos, principalmente. Todos estos alimentos aportan vitaminas del grupo B, folato, polifenoles, flavonoides, antioxidantes, carotenoides, minerales, ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega-3, grasas monoinsaturadas y fibra, entre otros, que ayudan a reducir el estrés oxidativo y la inflamación y contribuyen por otras vías a hacer frente al proceso de envejecimiento.

El estudio, diseñado en Australia, está dirigido a los adultos de más edad y enfocado principalmente a la ralentización del deterioro cognitivo, pero también sugiere la posibilidad de utilizar el planteamiento MedWalk como pauta estándar para prescribir a la población en general con el fin de combatir los niveles actuales de sobrepeso, obesidad y sedentarismo.

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