Manipular productos químicos en casa ‘siempre’ tiene un 350% más de posibilidad de desarrollar cáncer
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Manipular productos químicos en casa siempre tiene un 350% más de posibilidad de desarrollar un cáncer de hígado, según un estudio de la Escuela de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California. En este trabajo se ha determinado además que más del 98% de los ciudadanos de EEUU de la muestra tenían sustancias químicas en el torrente sanguíneo.
En el estudio se explica que los productos químicos «para siempre» es un término utilizado para hacer referencia a las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS) que se encuentran en los productos industriales y de consumo. «Los químicos se descomponen lentamente y se incrustan en los tejidos humanos, especialmente en el hígado» se advierte.
En este sentido, uno de los profesionales que ha realizado el estudio ha señalado que «se basa en la investigación existente, pero va un paso más allá, el cáncer de hígado es uno de los criterios de valoración más graves en la enfermedad hepática, y es el primer estudio en humanos que muestra que las PFAS están asociadas con esta enfermedad».
Con una base de datos de más de 200.000 residentes de Los Ángeles y Hawái, realizaron la participación 100 personas a las que se les analizó la sangre y tejido: 50 con la enfermedad y 50 sin ella.
La profesora de la Escuela de Medicina de Keck, Veronica Wendy Seiawan señaló que «parte de la razón por la que ha habido pocos estudios en humanos es porque se necesitan las muestras muy correctas y cuando se observa una exposición ambiental, es necesita la muestra mucho antes de un diagnóstico porque lleva tiempo que se desarrolle el cáncer», aseguró.
De esta forma, se ha determinado que esas personas tenían 4.5 veces más probabilidades de desarrollar carcinoma hepatocelular, el tipo más común de cáncer de hígado, si estaban un 10% a la exposición química «para siempre» a esos productos.
Hormona de las células grasas
Una hormona segregada por las células grasas puede frenar el crecimiento de tumores hepáticos en ratones, según un nuevo estudio del Instituto de Ciencias de la Vida de la Universidad de Michigan (Estados Unidos), según publican en la revista ‘Cell Metabolism’.
Los resultados ofrecen una prueba de concepto para desarrollar terapias contra el carcinoma hepatocelular, la forma más común de cáncer de hígado.
Los investigadores utilizaron ratones como modelo para estudiar cómo los cambios moleculares y celulares se ven afectados por la enfermedad del hígado graso no alcohólico, y cómo estos cambios conducen en consecuencia a la progresión de esta enfermedad.
Aunque comienza como una acumulación relativamente benigna de grasa en el hígado, el trastorno puede convertirse en esteatohepatitis no alcohólica (EHNA), que aumenta el riesgo de cáncer de hígado.
El hígado contiene decenas de tipos de células diferentes, incluidas varias células inmunitarias. Gracias a la secuenciación de ARN unicelular, una tecnología que permite sondear la expresión génica de células individuales en tejidos complejos, los investigadores construyeron anteriormente un atlas de células hepáticas y un mapa de la señalización intercelular en hígados de ratones sanos y con EHNA.
Para este último estudio, los científicos querían identificar los cambios moleculares específicos en el estado de EHNA que alteran el equilibrio y las interacciones de estos tipos de células, como posibles objetivos terapéuticos para revertir la progresión de EHNA a cáncer.
«El cáncer de hígado en pacientes con EHNA es diferente de los cánceres causados por la hepatitis viral, ya que a menudo se desarrolla en ausencia de cirrosis hepática -añade Jiandie Lin, miembro de la facultad del Instituto de Ciencias de la Vida de la UM y autor principal del estudio-. Sospechamos que en el cáncer de hígado relacionado con la EHNA pueden intervenir distintos mecanismos de la enfermedad».
Lin y sus colegas observaron cambios en dos tipos de células inmunitarias en particular que parecen contribuir al desarrollo del CHC. En los hígados de ratones con EHNA, las células T -las células inmunitarias que normalmente luchan contra las células infectadas o dañadas, como las cancerosas- mostraban rasgos de deterioro funcional.
Al mismo tiempo, el equipo descubrió que un segundo tipo de células inmunitarias, llamadas macrófagos, adquirían características moleculares típicamente asociadas a los cánceres.
«Estos cambios que observamos en los macrófagos y las células T se asemejan al microambiente tumoral, pero se producen incluso antes de que se manifieste el cáncer -afirma Lin, que también es profesor de biología celular y del desarrollo en la Facultad de Medicina de la UM-. Nos da una pista de que tal vez estos cambios en el microambiente del hígado podrían proporcionar un terreno fértil para que aparezcan y crezcan las células cancerosas del hígado. Casi parece que el hígado, una vez que desarrolla EHNA, ya se está preparando para que prosperen las células cancerosas».
El equipo también identificó una hormona que sirve de punto de control para la progresión de la enfermedad, y parece tener potencial como tratamiento: la neuregulina 4 (NRG4).
El equipo de Lin había revelado anteriormente que la NRG4 -una hormona segregada principalmente por las células grasas- puede proteger el hígado de los ratones contra la EHNA, y que la disminución o pérdida de esta hormona conduce a niveles más graves de la enfermedad hepática.
Ahora, el equipo ha descubierto que la hormona puede suprimir el carcinoma hepatocelular en ratones con EHNA. Sus resultados muestran que los ratones que carecen de la hormona NRG4 desarrollan una EHNA más grave y más tumores hepáticos que los ratones con niveles normales de NRG4.
Cuando los científicos aumentaron los niveles de la hormona en los ratones -ya sea elevando genéticamente la expresión de NRG4 en los tejidos grasos o tratando a los ratones con una fusión recombinante de NRG4-, el aumento de los niveles de NRG4 suprimió la progresión del cáncer de hígado NASH.
«Muchos estudios sobre el cáncer de hígado se centran en las propias células hepáticas cancerosas: cómo proliferan y cómo evaden el sistema inmunitario -afirma Lin-. Pero nuestros hallazgos rompen este marco centrado en el hígado, mostrando que una hormona derivada de la grasa podría reprogramar realmente el entorno del hígado y tener un impacto muy grande en el desarrollo del cáncer de hígado».
Señalan que se necesita más investigación antes de que el NRG4 pueda ser utilizado como terapia para el carcinoma hepatocelular. Lin y su equipo planean ahora investigar enfoques para mejorar la eficacia de la hormona y comprender mejor la naturaleza que subyace a su regulación de los macrófagos y las células T en el hígado.
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