Gisella Gil: «La cosmética es uno de los únicos sectores al que le compramos la mentira»
"El enfoque integral debe ser real, estar fundamentado y poder demostrarse empírica y científicamente"
"La distancia entre el sueño de tu vida y tu vida real es directamente proporcional a tus arrugas"
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Gisella Gil Buxadé es experta en Naturopatía, con una trayectoria de 25 años dedicada al bienestar y la salud integral. Se especializó en Terapia Floral, Oligoterapia y Descodificación Biológica. Graduada como Técnico de laboratorio, trabajó durante 17 años en la industria farmacéutica, donde, según relata, adquirió «una profunda comprensión de la rigurosidad científica y la formulación de productos».
Desde 2016, lidera Cosmética Emocional, una metodología o terapia forjada en torno al cuidado de la piel «no sólo desde el plano físico, sino también a través de la energía y la vibración», que muestra «científicamente» que piel y cerebro están «profundamente conectados». La autora, además, imparte talleres, charlas y retiros, y presenta ‘A Flor de Pell’, un programa de entrevistas de espiritualidad, medicina holística, crecimiento personal, belleza, etc. en la televisión de Barcelona (tvB).
Ahora presenta el libro ‘Cosmética Emocional. El cambio definitivo para la belleza de tu piel’ (Koan Libros), mediante el que, «tras años de trabajo e investigación con el método» propone «una transformación profunda del concepto de belleza y salud, integrando los cuatro cuerpos que conforman al ser humano: mental, espiritual, emocional y físico, en el cuidado de la piel».
OKSALUD entrevista a la autora para explorar el contenido del libro, su metodología y su visión disruptiva y holística o integral sobre el cuidado de la piel, que describe como «un órgano extremadamente sensible que responde a nuestro estado de bienestar, tanto interior como exterior», destacando aspectos científicos, emocionales y espirituales.
PREGUNTA.- ¿Qué inspiró la creación del concepto de Cosmética Emocional® y cómo fue su proceso personal para integrarlo en su propia vida?
R.- A nivel profesional, fue algo que no estuvo planeado, vino de la mano de mi consulta como naturópata. Cuando visitaba a las mujeres (principalmente) y trabajábamos el emocional con esencias florales del Dr.Bach, entre otros, las pieles cambiaban. A raíz de eso, probé el incluirlas en preparados para aplicar en la piel, y el cambio se notó todavía más. Desde ese momento hasta hoy han sido ocho años de crear, perfeccionar y documentar lo que es hoy la Cosmética Emocional®, basándome en principios físicos y obviedades como que la piel responde a estímulos energéticos.
A nivel personal, me mueve una profunda herida de haber vivido cómo mi madre se fue de este mundo sin aceptarse. Integrarlo ha representado dejar atrás la guerra ante el espejo, cambiar desde hábitos alimentarios, cuidarme en sinergia a las estaciones del año. En definitiva, emplear los once principios del orden bello.
Recuerda que la distancia entre el sueño de tu vida y tu vida real es directamente proporcional a tus arrugas.
P.- En el libro menciona la conexión entre la piel y el cerebro. ¿Podría profundizar en cómo las frecuencias y vibraciones influyen en nuestra piel y bienestar general?
R.- Esta respuesta bien podría llenar un seminario de fin de semana. Si se trata de concretarlo en unas frases, le diría que desde Einstein hasta Bruce H.Lipton pasando por David R.Hawkins nos ha quedado claro que somos energía y la energía se propaga en forma de ondas electromagnéticas de frecuencia y amplitud variable, y su estado vibratorio es constante. Esto significa que todo se compone de información que se propaga en forma de ondas electromagnéticas, vibrando constantemente a una frecuencia específica. Nuestro cerebro hace lo mismo, recibe información en forma de ondas y la traduce en pensamientos, emociones, sentimientos… Estamos hechos de partículas subatómicas o fotones, por tanto, energía. Así que cualquier estímulo, ya sea una palabra, un gesto, una caricia, la observación de un paisaje o la aplicación de un cosmético, actúa como un agente emisor. La piel, junto con el cerebro —su inseparable compañero—, actúa como el receptor que interpreta estos estímulos según sus propios códigos y criterios.
P.- La obra plantea un enfoque holístico integrando los cuerpos mental, espiritual, emocional y físico. ¿Qué rol juega cada uno de estos cuerpos en la salud de nuestra piel?
R.- Sabemos que existen, pero no podemos determinar dónde acaba uno y dónde empieza el otro; esto es una realidad. Venimos de un sistema mecanicista, de un enfoque newtoniano que nos parcela por sectores dividiéndonos en sistemas; esa la mirada que hemos tenido hasta ahora, pero la nueva ciencia, la física cuántica nos invitan a desviar el enfoque hacia un sentir global, holístico donde todo está entrelazado. Así, lo que siento, pienso y creo (de creer y crear) va a terminar impactando en mi cuerpo físico.
P.- El método aborda conceptos como la epigenética y el sistema de creencias. ¿Qué importancia tienen estos factores en el cuidado consciente de la piel?
R.- Hoy sabemos que los factores ambientales y las experiencias de vida pueden influir en la actividad de nuestros genes sin alterar la secuencia básica de nuestro ADN. La epigenética nos demuestra que solo un 20-25 % de características o afecciones de la piel están determinadas genéticamente, mientras que un 75-80% son resultado de somatizaciones influenciadas por el exposoma. Desarrollado en el libro como los cuatro pilares de la piel exposoma, epigenética, creencias y emociones conforman cuatro patas que sostienen nuestro bienestar y por tanto la belleza de nuestra piel. Hoy podemos demostrar que vivir constantemente en el miedo nos hace envejecer antes.
P.- ¿Cómo se diferencia la Cosmética Emocional® de otras tendencias de cosmética natural o tradicional que también buscan un enfoque integral?
R.- El enfoque integral debe ser real, debe estar fundamentado y poder demostrarse empírica y científicamente; no vale utilizar la herramienta del marketing para vendernos una tendencia. Date cuenta que la cosmética es uno de los únicos sectores al que le compramos la mentira.
La Cosmética Emocional ® puede demostrar tanto científica como empíricamente cambios reales no sólo en plano físico de la persona. Es la única cosmética que trabaja desde el plano de la energía.
P.- A lo largo de su experiencia, ¿qué patrones emocionales comunes ha identificado que suelen manifestarse en problemas cutáneos como acné, celulitis o arrugas prematuras?
R.- La segunda parte del libro está dedicada, precisamente, a desarrollar los conflictos emocionales que conforman afecciones cutáneas como la celulitis o la retención de líquidos. Tenemos totalmente integrado que ruborizamos cuando tenemos vergüenza o sudamos ante un miedo, pero todavía nos cuesta integrar que la celulitis es un conflicto de desvalorización estética ante el espejo. Es normal, nadie hasta ahora nos había explicado el lenguaje de la piel.
P.- El libro incluye herramientas prácticas para los lectores. ¿Podría compartir un ejemplo de cómo alguien puede empezar a aplicar este enfoque en su vida diaria?
R.- Que empiece por responder los 11 principios del orden bello. Es curioso cómo buscamos las últimas técnicas en masaje o yoga facial descuidando lo esencial: dormir bien, amar, reír, sentir calma. Seguimos buscando la píldora mágica fuera cuando nosotros mismos somos nuestro remedio o nuestro mal.
P.- La frase «lo que nos enferma es la lucha y la falta de coherencia» es una de las ideas centrales de su libro. ¿Cómo puede alguien reconocer y sanar esta falta de coherencia para mejorar su bienestar?
R.- Fácil. Busca en tu día a día, algo cotidiano y pregúntate: pienso, siento, digo y hago X o pienso A, siento B, hago C y digo V. Si no hay coherencia no hay armonía ni resonancia por tanto no hay salud. ¿Imaginas una orquesta sinfónica tocando cada uno por su cuenta?
P.- Después de más de 25 años de trayectoria en bienestar integral, ¿cómo ve el impacto del método en sus pacientes y lectores? ¿Qué cambios significativos ha presenciado?
R.- Concretamente, el método llevo 8 años y podría decirte que he llorado más de una vez con los comentarios que recibo. Los guardo para esos días que quiero tirar la toalla. Los cambios en la piel terminan siendo casi una anécdota versus los cambios generales. Desde solucionar una vaginitis con un producto que para nada se aplicaba en zona genital hasta volver a ponerse pantalón corto una mujer que andaba en guerra con sus piernas desde hacía años. He visto cómo cambia la expresión del rostro, la mirada, he visto cambios personales, laborales y un clásico: adiós al bruxismo.
P.- Su libro propone un cambio de paradigma en el cuidado de la piel. ¿Qué espera que los lectores se lleven como mensaje principal después de leer su obra?
R.- Que aprendan a cuidarse, a quererse, a vivir (se). Que tengan una visión real de cómo funciona la piel y que suelten la idea de consumir en exceso productos cosméticos. Que se miren al espejo y amen cada célula de su cuerpo.
P.- ¿Qué opina de la falta de regulación de las Terapias Naturales en España? ¿Qué propuesta haría a la Administración y por qué?
R.- Que abran los ojos, que trabajar en sinergia es lo más bonito que hay. Que existen buenos profesionales en ambos lados, que estar separados y en guerra no tiene sentido en la era en la que vivimos. Que dignifiquen terapias resolutivas como la Acupuntura, las flores de Bach o la Homeopatía. Y que recetar un antibiótico junto a una terapia Neural, un masaje o un abrazo siempre suma.
P.- Afirma. «Abrirnos a vivir lo que nos duele nos hace libres. Lo que nos enferma-a nuestra piel también- es la lucha, el deseo contrariado, la negación o nuestra falta de coherencia». ¿Por qué destaca esta frase?
R.- Porque es estructural. Llevado al plano biológico en esas condiciones somos generadores de hormonas, como el cortisol o la adrenalina, entre otras, que alimentan diariamente nuestra sangre y, en consecuencia, nuestras células. Vivir encadenados a creencias, educación, costumbres, miedos provoca una descarga hormonal que se convierte en el pasto celular. Hoy sabemos que la frustración y dónde invertimos nuestra energía son determinantes en nuestro proceso de envejecimiento. Cuando uno se libera del peso de la vida respira, y sus células también.