Pediatra y autora de "Cierra la boquita que te vas a resfriar"

Dra. Marta Garín: «La cebolla para la tos no tienen ninguna evidencia demostrada»

Esta pediatra aborda los mitos más comunes en la infancia y cómo luchar contra ellos desde el rigor y la evidencia científica

"En Andalucía hay que luchar contra el ejército de abuelas y vecinas para no dar manzanilla a un lactante"

mitos
"Tu pediatra debe ser la fuente principal", afirma.

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La crianza en la sociedad actual se ha convertido en un tema candente de discusión y preocupación. Los padres de hoy se enfrentan a una serie de mitos y desafíos únicos, impulsados por cambios culturales, tecnológicos y económicos que han transformado la forma en que criamos a nuestros hijos, tal y como explican en la Asociación Española de Pediatría (AEP). Sin embargo, existen numerosos mitos que a menudo dificultan la labor de criar a nuestros hijos de manera sana y equilibrada.

La falta de tiempo es un desafío constante para los padres en la sociedad actual. Por lo tanto, puede resultar cómodo dejarse llevar por la ‘sabiduría popular’ y tomar decisiones que están basadas más en la ficción que en la realidad. Por eso, en OKSALUD hemos entrevistado a la pediatra y autora Marta Garín, que recientemente ha publicado el libro «Cierra la boquita que te vas a resfriar» (La Esfera de los Libros)  en el que aborda este tipo de mitos y cómo luchar contra ellos desde el rigor y la evidencia científica.

PREGUNTA.- ¿Cuáles son algunos de los mitos más comunes y absurdos que has encontrado en su experiencia como pediatra y que aborda en tu libro?

RESPUESTA.- Pues hay mitos de todo tipo, yo no les quiero llamar absurdos, porque muchos se basan en creencias populares que son casi dogmas de fe. De los más complicados de creer son los que relacionan los lazos rojos en las muñecas o tobillos de los recién nacidos con protección para el mal de ojo. Como ves, esto es pura creencia sin fundamento.

Pero hay muchos, como que si no te tomas el zumo se le van las vitaminas, que los dientes de leche no hay que lavarlos con pasta fluorada, que a los bebés no hay que cogerlos porque se acostumbran a los brazos, que la erupción dental fisiológica es la causante de todos los males del universo o que si andan descalzos van a resfriarse. Pero si miras un poco el libro verás que hay recogidos muchísimos mitos que hemos incorporado al saber popular como ley inmutable. 

P.- ¿Cuáles son los mitos que están más extendidos entre los padres españoles?

R.- Pues va por zonas, porque, como digo, esto es muy social/cultural. En Andalucía hay que luchar contra el ejército de abuelas y vecinas para no dar manzanilla a un lactante, por ejemplo. Sin embargo, es algo que en el norte ni conciben. 

Otros de los mitos tienen que ver con las bondades de muchos remedios naturales que no han mostrado evidencia ninguna, como la famosa cebolla para la tos o aquellos que insisten en estimular el ano con tallos de geranio, por más loco que suene, para que el bebé haga caca. Y también otros como que los helados están prohibidos si está resfriado, que a los bebés hay que darles biberón con puntualidad británica cada 3 horas o que hay que sacarles los gases. 

P.- Los mitos más extendidos son sobre alimentación, descanso e higiene. Ante tanta desinformación, ¿qué guía o recursos recomienda a los padres para que no hagan caso a informaciones que encuentran en internet? 

R.- En la crianza participamos muchos. Es decir, la crianza se hace en tribu y eso es una riqueza y como tal hay que verlo y valorarlo. No está mal que alrededor la gente que te quiere haga recomendaciones, pero sí debes saber a qué fuentes acudir para saber si esas recomendaciones son, hoy en día, las mejores. 

La ciencia avanza, se revisa, se perfecciona y las recomendaciones cambian. Por eso, por más que tu abuela haya criado a 10 niños sanos y felices, y enhorabuena, porque lo hizo genial, es posible que hoy en día tengamos conocimientos que contradigan algunas pautas que ella siguió en esa crianza, y no pasa nada. 

Tu pediatra debe ser la fuente principal. Debemos estar actualizados, leer no solo de fármacos y cuadros graves sino también de cuidados, de atención emocional, de sueño… 

A menudo, es un reto convencer a quienes tienen estos mitos tatuados a fuego, pero se puede. Somos los pediatras los principales responsables de formarnos y de formar a todos los implicados en una crianza. Se consigue, aunque no sin trabajo.

P.- Algunos padres creen que los niños deben estar en un ambiente casi aséptico ¿Cuál es tu perspectiva sobre la exposición a la suciedad en la infancia?

R.- Es evidente que vivimos en un mundo colonizado por muchos seres vivos; buenos, malos y regulares. El organismo virgen del bebé irá encontrándose con este mundo e interaccionando con él. Lo hará de forma progresiva y se irá exponiendo a patógenos y generando su inmunidad. Los niños deben interaccionar con el medio que les rodea sin miedo, ensuciarse, andar descalzos, tocar con sus manos, saltar en los charcos, caerse y levantarse… Vamos. Ser papás prudentes, claro está, pero vamos a dejar de estar preocupados por esterilizar todo lo que toque, porque se tire al suelo, porque sean niños, en suma. Eso forma parte de la vida.  

P.- ¿Qué le llevó a escribir este libro? 

R.- Me llegó un email en mi bandeja de entrada de Mónica Liberman, editora de  ‘La esfera de los libros’, que pensó, tras leer mi blog, que en un apartado que yo dedicaba a mitos había la posibilidad de un libro. Así que me puse “manos a la obra”. Amplié mitos, profundicé en los contenidos y, en unos meses, parí este libro. 

P.- ¿Qué consejos básicos les puede dar a los padres para que críen con salud a sus hijos?

R.- Que disfruten. Que no se pasen la infancia de sus hijos asustados, que pasa rápido y que probablemente los mínimos errores que cometan no serán mayores que los que cometemos cualquiera, yo misma. Que para hacer una buena crianza la base es el amor y el respeto por el niño. Que no se dejen atosigar por maternidades perfectas, por todo lo que se proyecta en redes, que todos hemos llorado desesperados, que todos hemos pensado fugazmente como sería esto si no hubiese tenido hijos, que alguna vez hemos deseado una huida y que seguro que la mayoría hemos gritado a nuestros hijos y después nos hemos sentido fatal. No hay que ser perfectos, no lo somos, nadie lo es, ni se espera eso de nosotros. Les diría: no os olvidéis de disfrutar y tratad de minimizar las culpas esas que nos abrigan desde que somos madres y padres.  

P.- Finalmente, en tu experiencia como pediatra, ¿cuál es el mito más sorprendente o absurdo sobre la crianza que ha encontrado y que quiera destacar en tu libro para desmitificarlo?

R.- Insisto mucho en que me duelen especialmente los mitos en torno a las vacunas porque las vacunas SALVAN VIDAS. Y es, a día de hoy, irresponsable decidir no vacunar tu hijo. Lo es por tu hijo y por los hijos de los demás. Al menos, si no vas a vacunar, que no sea amparado en mitos como que las vacunas causan autismo o que si te vacunas de gripe pasas la peor gripe de tu vida. 

Luego me preocupa mucho que parece que no sabemos casi nada de nutrición, que venimos de una generación que pasó hambre (nuestros abuelos), y que a nuestros padres los han educado en el «que no sobre nada en el plato», porque antes nunca había, y que después vinimos nosotros y la abundancia de tener comida a todas horas y, a menudo, opciones que nutricionalmente no eran sanas, porque qué más daba, lo importante es que no faltase. 

Ahora nos encontramos verdaderas dietas desastre. A diario uno o dos zumos o batidos o leche con cacao, galletas, cereales azucarados, fritos, salsas, bebidas gaseosas azucaradas o hasta bebidas energéticas, gusanitos, chocolates…. Tenemos que aprender de nutrición y la nutrición debería ser una asignatura en las escuelas. A día de hoy, estamos preocupados por el sobrepeso y la obesidad infantil y por las cifras de colesterol y triglicéridos que presentan algunos de nuestros pacientes. Estoy segura, y esa es la experiencia con mis hijos, de que, si los niños aprenden a comer bien, igual que aprenden a asearse, a conjugar los verbos o a multiplicar, la salud poblacional mejoraría.

Por último, veo a padres y madres asfixiados con las expectativas de los que su hijo debe hacer o debe ser a corta edad. Primero le preocupan los pesos, luego que no repte como otro, que no hable como el del al lado, que aún lleve pañal… es natural preocuparse y ocuparse de estos temas, pero no pueden paralizarnos. Cada niño es un individuo único que llevará un ritmo propio. Vamos a respetar sus tiempos y a acompañarlos en su desarrollo sin tratar de compararlos continuamente y sin tratar de compararnos a nosotros como padres. Y sí, vas a ser la mejor mamá para tu hijo, lo vas a ser porque lo quieres y lo respetas y esa es la base de toda crianza. 

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