Dra. Maribel Jiménez: «Las personas con TOC suelen tener en común padres muy autoritarios»
"El exceso de 'inputs' y la hiperestimulación que recibimos durante mucho tiempo al día en las redes sociales y en las pantallas tienden a crear un efecto de mente anestesiada"
"No intentar ocultar lo que le sucede como si fuera algo malo o vergonzoso, porque esto lo único que hace es aumentar todavía más el nivel de ansiedad"
Trastorno obsesivo compulsivo: Síntomas y causas
El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es una de las cinco enfermedades psiquiátricas más frecuentes y está considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una de las 20 enfermedades más discapacitantes. Se trata de un trastorno o afección mental que se caracteriza por la presencia de pensamientos obsesivos o actos compulsivos que son recurrentes. Los pensamientos obsesivos son aquellos que irrumpen una y otra vez en la mente de forma involuntaria», explica la psicóloga y terapeuta holística del Instituto Aguamarina, Maribel Jiménez en entrevista para OKSALUD Normalmente, son pensamientos desagradables o molestos y que causan rechazo en la persona, que intenta luchar contra ellos, lo que le despierta un alto grado de ansiedad.
PREGUNTA.- ¿Qué es el trastorno obsesivo compulsivo (TOC)?
RESPUESTA.- Lo que ocurre en el TOC, es que la ansiedad que causan esos pensamientos no deseados se intenta combatir con ciertas conductas para «neutralizarlo» que acaban siendo compulsiones. Las compulsiones son acciones o rituales que la persona repite una y otra vez, a pesar de que no son útiles, en un intento de prevenir que tenga lugar aquel pensamiento desagradable. Pueden ser muy variadas, desde rezar o contar para sí mismo, o motoras, como pisar baldosas de una manera determinada o lavarse las manos un número concreto de veces.
Las compulsiones se caracterizan porque son repetitivas, es decir, la persona repite esa acción un número determinado de veces, porque tanto la acción como el número tienen importancia para calmar su ansiedad.
Además de las compulsiones, una persona con TOC puede intentar neutralizar la ansiedad con otro tipo de respuestas como conductas de seguridad (preguntar a alguien por si lo que teme puede suceder), de evitación (eludir aquello que está relacionado con el pensamiento obsesivo) o de estar alerta para darse razones a sí misma de que eso es solo un pensamiento y que no debe afectarle. Asimismo, es frecuente que las obsesiones estén relacionadas con temores de contaminación (por ejemplo, al tocar objetos) o dudas obsesivas, por ejemplo relacionadas con hacer daño a alguien».
P.- ¿Cómo nos afecta un TOC?
R.- Los criterios diagnósticos que se tienen en cuenta para considerar que hay un TOC requieren, entre otros, que las obsesiones o compulsiones supongan más de una hora al día al individuo o que interfieran marcadamente con su rutina diaria o sus relaciones. Una persona con TOC vive con un gran malestar que colapsa su atención durante mucho tiempo al día, y, dependiendo de la severidad, esto puede acabar afectando a todas las áreas de vida en las que se mueve: a nivel laboral, académico, familiar, social…
Por ejemplo, le puede costar adaptarse a los horarios o rutinas por el tiempo que requieren sus compulsiones. También puede tener dificultad para entablar relaciones con otras personas por sus obsesiones como las de contaminación o temor de hacerles daño. Muchas veces no puede independizarse ni vivir lejos de su familia de referencia. Y también puede tener otros problemas de salud asociados, como dermatitis graves en la piel por la compulsión de limpieza.
P.- ¿Cuáles son las causas del TOC?
R.- El TOC tiende a ir desarrollándose de forma progresiva. Muchas veces comienza en la adolescencia, incluso en la niñez, y el diagnóstico suele llegar sobre la treintena. Todas las variables que intervienen en el desarrollo evolutivo de la vida de una persona son muchas y complejas; por tanto, no podemos hablar de causas determinantes.
No obstante, hoy en día sí que se han estudiado algunos factores de riesgo que pueden tener una relación con el diagnóstico del TOC, por ejemplo: factores genéticos (hay mucha más probabilidad de desarrollar un TOC si hay algún familiar que ya padece el trastorno), haber sufrido alguna infección en la infancia (como la amigdalitis), estilos educativos demasiado rígidos, y también haber vivido acontecimientos traumáticos muy estresantes.
Por ejemplo, se ha observado que personas con TOC suelen tener en común infancias con padres muy autoritarios y controladores, con personalidades frías y distantes, que no han reforzado la autoestima ni la autovalía personal de su hijo o hija. Es común, también, que pacientes con TOC hayan sufrido maltrato en la infancia o algún trauma importante, como abandono o haber sido víctimas de abusos. Es decir, parece que está bastante claro que las condiciones ambientales durante el desarrollo de la personalidad del individuo desde la infancia tienen un peso muy relevante.
P.- ¿Qué puede haber detrás de un TOC?
R.- Hoy en día se sabe que la mayoría de personas adultas, en algún momento de su vida, pueden tener pensamientos obsesivos semejantes a las personas con TOC, es decir, pensamientos involuntarios que son indeseados e incontrolables. Sin embargo, lo que diferencia a ambas es la manera en la que se toman ese pensamiento, esto es, la reacción emocional.
Una persona que no sufre TOC va a descartar ese tipo de pensamiento como una idea sin mucho sentido, y no le va a prestar más atención ni se va a preocupar por ello. En cambio, una persona con TOC le va a dar un valor muy relevante, va a intentar neutralizarlo de alguna manera y, así, va in crescendo hasta que ese pensamiento obsesivo comienza a invadir su vida.
P.- ¿Por qué esa diferencia en los estilos de afrontamiento emocional?
R.- Las estrategias de afrontamiento emocional y los automáticos emocionales que tenemos instaurados, esos que nos hacen reaccionar ante las situaciones de un modo u otro en la edad adulta, los aprendemos principalmente durante los dos primeros septenios de vida, de 0 a 14 años. En la primera etapa de la vida es cuando se construye la base de nuestra identidad y es cuando las criaturas aprenden básicamente por imitación. Por lo tanto, lo que necesitan es tener referentes adultos dignos de ser imitados para crecer y desarrollarse de forma sana y saludable, y también contar con un entorno seguro y amoroso, pero sin llegar a la sobreprotección, en el que puedan entrenar sus habilidades de inteligencia emocional.
Esto, sin duda, es un factor protector importantísimo para la salud y el equilibrio mental: adultos cerca que sean conscientes, acompañen de forma respetuosa y ejerzan de referentes positivos.
Por otra parte, en demasiados casos los traumas y el desamparo vivido en la infancia suelen pasar desapercibidos (es decir, no es nombrado, expresado, ni mucho menos sanado), por lo que muchas personas crecen con una vivencia interna de confusión emocional. Al ir madurando y atravesando las diferentes etapas vitales, no es que todo lo vivido desaparezca y se olvide sin más. Esa energía emocional (y emoción viene de la palabra latina e-motio, que significa precisamente ‘energía en movimiento’) queda atrapada en la mente subconsciente, desde donde sigue pulsando a un nivel inconsciente para ser liberada y equilibrada, lo cual es un factor de riesgo muy importante para que se acabe desarrollando de forma progresiva trastornos como el TOC o, a veces, a partir de un detonante estresante.
P.- ¿Las redes sociales y el ritmo de vida vertiginoso que sufrimos pueden tener que ver con este tipo de trastornos?
R.- El estrés y la ansiedad afectan a nuestra capacidad de afrontamiento emocional y a nuestro equilibrio interno. Además, el exceso de ‘inputs’ y la hiperestimulación que recibimos durante mucho tiempo al día en las redes sociales y en las pantallas tienden a crear un efecto de mente anestesiada en el que la persona cede el control de su mente a esos entretenimientos. Esto, a la larga, puede afectar a la capacidad de controlar el pensamiento y de conectar con el momento presente.
La pandemia también ha acentuado estos casos, sin duda. El Covid, ha representado una situación traumática global que ha despertado pensamientos colectivos de miedo asociados al contagio y la muerte, que además eran reforzados continuamente por los medios de comunicación. Esto provocaba a nivel emocional un estado de alarma y de ansiedad constante que encima se ha prolongado durante mucho tiempo. Además, al ser una situación nueva en la que no había información clara, ni referentes de seguridad anteriores, el estrés y la ansiedad se acentuaban. La pandemia ha traído un escenario demasiado propicio para detonar el desarrollo de trastornos mentales.
P.- ¿Qué puede hacer una persona que ya esté diagnosticada con TOC, además de acudir a un profesional?
R.- Hay dos cosas fundamentales que destacaría: Lo primero es no intentar ocultar lo que le sucede como si fuera algo malo o vergonzoso, porque esto lo único que hace es aumentar todavía más el nivel de ansiedad. Aceptarlo y ser abierto con lo que le pasa le brindará más apoyo por parte de los demás y mejorará el éxito de cualquier terapia.
Además, es importante que tenga confianza, confiar en que es posible mejorar y recuperar el control de su vida, pero también tener paciencia, y cultivar la aceptación y el amor propio.
Acudir a la psicología holística que es integrativa, es decir, que no se limita solo a la mente y el comportamiento como hace la psicología tradicional, sino que tiene en cuenta todas las dimensiones del ser humano (la esfera física, mental, emocional y energética).
Desde esta mirada integral, es posible guiar a la persona en una exploración interna que le permita llegar a la raíz de conflictos emocionales subconscientes que pueden estar afectando al desarrollo del trastorno, expresarlos y liberarlos, y a partir de ahí comprender sus mecanismos de afrontamiento, lo cual es un proceso que ofrece mucha comprensión y liberación al paciente.
En paralelo, se acompaña al paciente a incorporar prácticas holísticas, como la exploración corporal, el mindfulness y la atención plena, técnicas energéticas como la aromaterapia…, de manera que pueda aprender a sobrellevar la ansiedad y a dejar ir los pensamientos a través de conectar cada vez más con un estado de aceptación, equilibrio y paz interior sin identificarse tanto con la mente. El objetivo final es que pueda adquirir un estilo de vida funcional y alineado a su verdadera esencia, teniendo en cuenta y equilibrando todas las dimensiones del ser.
P.- ¿Puede darnos algunas recomendaciones?
R.- Algunos consejos básicos, pero muy importantes, que son tanto preventivos como paliativos:
- Cultivar un estilo de vida ‘slow’ en conexión diaria con la naturaleza, la gran equilibradora.
- Crear espacios de silencio y contemplación, en los que se pueda practicar el mindfulness y la atención plena.
- Mantener una alimentación saludable y natural, sin tóxicos ni sustancias estimulantes, como la cafeína o el alcohol.
- Hacer ejercicio y tener una buena relación con el cuerpo, ya que afecta mucho a la autoestima y ésta es un factor protector para cualquier trastorno mental.
- Tener una buena higiene de sueño y descanso.
- Desarrollar los talentos y los dones naturales, porque son una vía de autoexpresión y autorrealización muy importante que activa el propósito de vida y la inteligencia emocional.
- Practicar la gratitud y todo aquello que eleve el estado de ánimo y genere emociones elevadas.
- Realizar prácticas meditativas para ampliar la consciencia y desidentificarse de la mente.
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