Cuando las fiestas navideñas pasan de ser alegres a melancólicas

Navidad
Una Navidad en familia.

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La Navidad suele estar asociada por la sociedad, y reforzada por los medios de comunicación, como la “época más feliz del año”, al reunimos con nuestros familiares, amigos, hay comida especial, regalos, etc. “Sin embargo, para muchas personas no es así, al sentir melancolía. Hay familiares que faltan a la mesa, no nos gusta la presión de reunirnos con familiares o amigos con los que apenas nos relacionamos o cuando la comida o los regalos no son un refuerzo para nosotros, las navidades pueden ser un momento muy complicado” explica Anushik Harutyunyan, psicóloga sanitaria de Onelife (www.onelifecenter.es).

Podemos definir la melancolía como una sensación de tristeza profunda, pérdida de placer o reactividad ante estímulos placenteros que suele estar relacionado con una pérdida de peso, enlentecimiento cognitivo y una excesiva culpabilidad. Suele estar integrada dentro de los cuadros depresivos observados a nivel clínico y que encuentran una mejoría de los síntomas con una intervención psicológica o tratamientos biológicos, como la medicación o algunas técnicas invasivas.

Momentos no tan felices

Las reuniones que tenemos en estas fechas, en muchos casos, están marcadas por las ausencias. Es inevitable no recordar a la persona que ya no está con nosotros. Si esto ya era habitual antes de la pandemia del Covid 19, ahora lo tenemos mucho más presente. Es lo que podríamos llamar el síndrome de Silla Vacía, es decir, echar en falta a las personas que hemos perdido. Es uno de los síndromes más habituales en estas fechas, cuando se supone que debemos estar rodeados de los que más queremos. El síndrome viene acompañado de tristeza, melancolía y anhelos de que la persona ausente esté con nosotros. Se trata de una silla metafórica, no necesitamos poner la mesa para la cena de Nochebuena para notarlo, sino, que esa sensación de pérdida se va intensificando en las fechas señaladas, como las fiestas que se aproximan. Habitualmente con el tiempo este síndrome cada vez se hace menos intenso, sin embargo, muchas personas necesitan ayuda psicológica para poder sobrellevarlo, no solo en las navidades, sino también en fechas señaladas como aniversarios o incluso durante el día a día.

Por otra parte, muchos vamos a las reuniones en las que hay personas vulnerables con miedo del contagio o que sean sus últimas navidades con nosotros.

Además, si tenemos a seres queridos en situaciones complejas como personas en cuidados paliativos o residencias de 3ª edad, tampoco podemos evitar pensar en cómo estarán y echarles de menos en nuestras mesas.

Por último, las navidades están relacionadas directamente con un gasto económico muy grande, sobre todo, cuando se tienen niños pequeños. Muchas familias en situación de vulnerabilidad económica pueden sentirse abrumadas. Tanto los mayores, por no cumplir con las expectativas de los pequeños, como los pequeños al no recibir el regalo deseado. En los primeros se desarrollan sentimientos de culpa y malestar emocional, mientras que en los segundos una gran decepción.

En estos casos se pueden desarrollar trastornos emocionales. Además, en personas que ya tienen una patología psiquiátrica previa hay riesgo de que pueda verse agravada. En estos casos, hay que mostrarles nuestro apoyo y estar atentos a cualquier señal de empeoramiento para buscar la ayuda pertinente”, señala la psicóloga de Onelife.

Consejos para “sobrellevar” las Navidades

  • Ser sincero con uno mismo y priorizar aquellas actividades o reuniones que nos resulten agradables en detrimento de otras que nos resulten especialmente difíciles.
  • Si prefieres no participar en las fiestas y reuniones, está bien, comunícalo a las personas que te esperan y busca una actividad alternativa que te resulte placentera y con la que disfrutes. Y por supuesto, no te ofendas si algún ser querido prefiere no participar en las reuniones marcadas, respétalo y acompáñalo.
  • Sabemos que los seres queridos que no están dejan siempre una silla vacía en nuestras celebraciones. Es importante que sepamos darle su lugar. Podemos aprovechar la reunión para recordar los buenos momentos con la persona, contar anécdotas o brindar por ellos. Es inútil intentar ignorar esa silla vacía ya que todos los asistentes son conscientes de lo que está ocurriendo. Hablar de las pérdidas y ausencias ayudará a aquellas personas que están sufriendo más por este hecho expresen sus sentimientos y se sientan acompañados.
  • Que los regalos no sean caros y abundantes, lo importante de las fiestas es estar con las personas que queremos y nos quieren, no se trata de una competición económica.
  • Si cuidamos nuestra dieta, no es necesario que la dejemos de lado y te pegues atracones de comida en todas las reuniones.
  • No dejaremos de lado las actividades habituales y, sobre todo, aquellas cosas con las que disfrutamos. Por ejemplo, si te gusta ir al gimnasio por las tardes, no dejes de hacerlo por el hecho de que estemos de fiesta.

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