Una cirugía revolucionaria para la hernia discal
Menor incisión y dolor postoperatorio, reducción de la estancia hospitalaria y una recuperación mucho más rápida gracias a la endoscopia de columna
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La hernia discal es una de las dolencias de columna vertebral más comunes. De hecho, se calcula que en torno al 30% – 40% de la población sana sufrirá en mayor o menor grado las consecuencias de una hernia: desde un intenso dolor que puede llegar incluso a impedir caminar, hasta la afectación de la fuerza en piernas y brazos, e incluso en el esfínter cuando la médula se ve comprometida.
Normalmente el tratamiento pasa por la rehabilitación, terapia de control del dolor e infiltraciones, pero hasta el 10% de los casos acaban en el quirófano, donde gracias a técnicas cada vez más novedosas, se consigue menor dolor postoperatorio, se reduce la estancia hospitalaria del paciente y una recuperación mucho más rápida.
Es el caso de la endoscopia de columna que ha supuesto toda una revolución en el tratamiento de hernia discal y de la estenosis de canal, y que nos explican los profesionales de Quirónsalud.
¿Qué es una hernia discal?
Una hernia discal se produce cuando el disco intervertebral, que como su nombre indica está situado entre las vértebras y tiene como misión principal distribuir las cargas y presiones que soporta la columna vertebral, pierde su movilidad natural y produce fricción entre las vértebras.
Ello puede causar desde dolor cervical o lumbar, o dolores irradiados hacia brazos (en hernia de disco cervical) o piernas (hernias de disco lumbar).
¿Por qué se produce?
Esta dolencia puede tener múltiples orígenes, desde problemas mecánicos como traumatismos, movimientos forzados de repetición, hasta un componente genético, aunque el principal motivo por la que se produce es degenerativo.
Según explica el Dr. Daniel Iglesias, especialista en endoscopia de columna del Hospital Quirónsalud Zaragoza, «las hernias discales se suelen ver en las edades intermedias de la vida, por lo que es muy raro que lo sufran personas menores de 30 años, así como personas de avanzada edad, ya que para que un disco se hernie debe ser gelatinoso, con la edad va perdiendo colágeno y se seca».
Asimismo, entre los factores de riesgo que pueden predisponer a una persona a sufrir una hernia de este tipo, detalla el especialista, está el «desarrollar un trabajo que involucre vibración, torsiones frecuentes y la carga repetida de peso; así como factores psicosociales como el estrés laboral y condiciones emocionales adversas».
A esto hay que sumarle la existencia de condiciones físicas como la debilidad muscular o la falta de flexibilidad, que pueden aumentar la vulnerabilidad, e incluso los hábitos de vida desfavorables como el tabaquismo, o la obesidad que también se asocian a un mayor riesgo de desarrollar esta condición.
¿Cómo sé si tengo una hernia discal?
El principal síntoma de una hernia discal es el dolor de espalda con o sin irradiación. Sin embargo, estos dolores varían dependiendo de la localización, el tamaño y el grado de compresión neurológica que produce la hernia. Tres factores de los que depende que pueda provocar desde una simple lumbalgia, hasta una estenosis de canal, que puede llegar a afectar a la función de brazos y piernas.
Las hernias discales pueden provocar también ciática, un dolor que se va hacia el glúteo y que baja por la pierna; y parestesia, una sensación de hormigueo en miembros inferiores o superiores.
¿Cuál es el tratamiento?
En su gran mayoría, explica el Dr. Iglesias, «las hernias tienden a reabsorberse en un periodo de 8 a 12 semanas durante las que el tratamiento principal suele ser la administración de analgésicos y rehabilitación suave». Sin embargo, si el dolor se prolonga, o si se presentan alteraciones en los esfínteres, los especialistas optarán por realizar una intervención quirúrgica.
Entre las técnicas existentes, y frente a la cirugía abierta convencional, los procedimientos mínimamente invasivos (como la endoscopia de columna) va ganando terreno ya que ha demostrado reducir sustancialmente los riesgos asociados y minimizar los daños a los tejidos del cuerpo, así como los tiempos de recuperación del paciente.
Endoscopia de columna
La endoscopia de columna ha supuesto una revolución en el tratamiento de hernia discal y de la estenosis de canal ya que al realizarse con tan sólo una incisión de 8 mm conlleva un menor sangrado, menor dolor postoperatorio, reducción de la estancia hospitalaria y una recuperación mucho más rápida.
En muchos casos, además, la cirugía se realiza bajo anestesia local lo que evita los efectos secundarios de la anestesia general, y la hace accesible a pacientes de avanzada edad, o con riesgo elevado anestésico por enfermedades asociadas.
Un procedimiento que según explica el especialista en endoscopia de columna del Hospital Quirónsalud Zaragoza, «consiste en la introducción de una cámara de alta definición a través de la pequeña incisión, cuya imagen aparece en un monitor de televisión, que muestra al detalle las estructuras nerviosas y permite una gran calidad de visión». Una cirugía «menos agresiva y más segura, que favorece la eliminación del proceso inflamatorio asociado y disminuye el riesgo de infección», añade.
Además de las ventajas de las que ya hemos hablado (menor incisión, mejor recuperación), esta técnica no desestabiliza la columna, lo que evita lumbalgias posteriores y la implantación de tornillos en un futuro, así como la formación de adherencias o fibrosis de los nervios.
Tratamiento con células madre
La endoscopia de columna suele completarse, además, con la aplicación de células madre, o factores de crecimiento. Según explica el Dr. Javier Domingo, jefe del servicio de Traumatología y Cirugía Ortopédica del Hospital Quirónsalud Zaragoza, «estos complementos biológicos suelen situarse en el interior del disco, donde mejoran aún más el resultado de la endoscopia por sus efectos regeneradores, cicatrizantes, antiinflamatorios y de mejora de la circulación».
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