Inmunólogo y divulgador

Alfredo Corell: «Sospecha si un producto promete reforzar la inmunidad de forma rápida»

"Para que el sistema inmunitario funcione adecuadamente hay que cuidar la nutrición, el sueño y hacer ejercicio físico"

"Si no lo han hecho hasta ahora, pongan un inmunólogo en su vida"

sistema inmunitario
Alfredo Corell.

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¿Sabemos realmente cómo funciona nuestro sistema inmunitario? ¿Podemos fortalecer nuestras defensas o es sólo un mito más del marketing de la salud? El inmunólogo y divulgador Alfredo Corell nos invita a descubrirlo en ‘Inmunidad en forma'(Planeta), un esperado debut editorial fuera del ámbito científico. 

En este riguroso manual de 380 páginas y fácil lectura, Corell nos guía a través de los entresijos del sistema inmune con la claridad que lo ha convertido en una influyente voz en el marco de la divulgación sanitaria en España. No en vano, el autor, lejos de caer en el alarmismo o en la promesa fácil, desmonta mitos, alerta sobre los llamados ‘inmunotimos’ y ofrece claves basadas en evidencia científica para entender, cuidar y entrenar nuestras defensas. Corell nos recuerda que no hay salud sin inmunidad, y que esta se construye día a día: «Si no lo han hecho hasta ahora, pongan un inmunólogo en su vida».

PREGUNTA.- Profesor Corell, ‘Inmunidad en forma’ marca su debut editorial fuera de la literatura científica. ¿Qué le motivó a escribir este libro?

RESPUESTA.- La idea de escribir este libro fue por dos motivos básicamente: primero porque tras la pandemia, creció el interés por la inmunología, pero también la proliferación de productos milagrosos que prometían “reforzar” el sistema inmune y quise ofrecer una herramienta fiable para que cualquier persona entendiera cómo funcionan realmente nuestras defensas. Y el segundo, por el reto personal que suponía, porque estoy acostumbrado a divulgar con recursos visuales y aquí debía lograrlo sólo con palabras. 

P.- ¿Por qué considera importante que el público general comprenda el funcionamiento del sistema inmunitario?

R.- Considero que el público general tiene que estar informado sobre cómo funciona el sistema inmunitario para poder elegir si compra o no un suplemento o qué elegir. No hay que dejarse engañar por una publicidad que muchas veces es engañosa.

P.- Insiste en que el sistema inmunitario debe entrenarse. ¿Qué significa exactamente eso? 

R.-Significa que, aunque nacemos con una genética concreta, nuestros hábitos pueden mejorar o empeorar el rendimiento inmunitario. En el libro explico cómo influyen la alimentación, el sueño, el ejercicio, el estrés o la higiene en nuestras defensas. Detallo una a una todas estas posibles adaptaciones de nuestra vida diaria.

P.- Usted describe tres líneas de defensa inmunitaria. ¿Qué papel juega cada una? 

R.-Las tres líneas de defensa es una manera de explicarlo de fuera hacia adentro para que todo el mundo pueda entender con facilidad cómo funciona este sistema defensivo:

      1. Primera línea: la piel y las mucosas, como murallas que nos protegen del exterior.
      2. Segunda línea: células que actúan rápido pero sin memoria, como tropas de choque.
      3. Tercera línea: células especializadas con memoria, como anticuerpos o linfocitos, que nos defienden con precisión.

P.- ¿Hasta qué punto factores como la edad, las hormonas o el género influyen en nuestras defensas?

R.-Mucho. Al nacer y en la vejez, el sistema inmune es más débil. Además, hombres y mujeres envejecen inmunológicamente de forma distinta: los hombres suelen perder defensas antes (alrededor de los 50 años) siendo más proclives a infecciones o cánceres y las mujeres un poco más tarde, pero son más propensas a enfermedades autoinmunes. Incluso las personas en transición de género experimentan cambios inmunológicos según el tipo de hormonación.

P.- ¿Qué hábitos cotidianos recomienda para mantener en forma nuestro sistema inmune?

R.-Para que el sistema inmunitario funcione adecuadamente hay que cuidar estos hábitos: la nutrición; la higiene del sueño; el ejercicio físico; el no consumo de sustancias tóxicas, entendiendo por tóxico el tabaco, el alcohol y las drogas; la gestión del estrés o la ansiedad; la higiene tanto personal como doméstica y por último estar al día de nuestras pautas vacunales.  

P.- ¿Qué relación existe entre la salud intestinal y la inmunidad? ¿Qué tipo de alimentación favorece esta conexión?

R.-Hay muchísima conexión entre la salud intestinal y el sistema inmunitario. Una microbiota sana va a hacer que nuestro sistema inmunitario intestinal decida mejor qué sustancias tolerar y cuáles no y va a  favorecer el equilibrio. Para que esto suceda, hay que llevar una buena y completa alimentación que contenga todos los grupos de alimentos. Yo recomiendo el modelo del plato de Harvard, con frutas y verduras, cereales integrales, proteínas saludables, aceite de oliva, agua abundante y probióticos diarios.

P.- Usted menciona el llamado «efecto vacuna» en personas con buena forma física. ¿En qué consiste?

R.- El «efecto vacuna» describe cómo el ejercicio físico regular refuerza y entrena el sistema inmunitario, preparándolo para responder mejor a infecciones, como si recibiera un pequeño «ensayo general». Durante la pandemia vimos que las personas activas tenían un 36 % menos riesgo de hospitalización y un 43 % menos de fallecer. El ejercicio mejora la circulación de las células inmunitarias y reduce la inflamación crónica, funcionando como un refuerzo natural de nuestras defensas, aunque nunca sustituye a las vacunas reales.

P.- A veces nuestras defensas fallan. ¿Cuáles son los errores más comunes del sistema inmunitario y qué enfermedades están detrás de ellos?

R.- Las defensas pueden equivocarse de tres formas principales: las dos primeras por exceso y las dos segundas por defecto:

      1. Atacando al propio cuerpo (enfermedades autoinmunitarias como la diabetes tipo 1 o la artritis reumatoide).
      2. Exagerando la respuesta frente a sustancias inofensivas (alergias).
      3. Funcionando por debajo de lo esperado (inmunodeficiencias), lo que nos hace vulnerables a infecciones recurrentes.
      4. Dejando escapar células que se han transformado y no son normales (tumores)

Estos errores reflejan lo complejo y fino que es el equilibrio de nuestro sistema inmunitario.

P.- En el libro habla tanto de inmunodeficiencias como de autoinmunidad o alergias. ¿Qué deben saber los pacientes y su entorno para convivir mejor con estos trastornos?

R.- Lo primero es entender que no son enfermedades raras ni son «culpa» de quien las padece. Lo más relevante es informarse, cumplir con los tratamientos y tener un seguimiento médico. El entorno (familia y amigos) debe apoyar sin sobreproteger, porque la autonomía y la calidad de vida son muy importantes porque la empatía y la educación social ayudan a normalizar estas patologías y reducir el estigma social.

P.- Una parte muy interesante de su obra es el análisis de productos que prometen reforzar la inmunidad. ¿Cuáles son los más frecuentes y qué evidencia científica tienen realmente?

R.- Se comercializan muchos «inmunoestimulantes» como multivitamínicos, probióticos sin respaldo sólido, o complejos de vitaminas y minerales supuestamente «milagrosos». La mayoría no tiene evidencia científica clara de que prevengan infecciones en personas sanas. La base real para un sistema inmune fuerte sigue siendo llevar hábitos saludables que ya he mencionado. 

En el último capítulo del libro hago un análisis exhaustivo de alguno de estos productos milagrosos (he contrastado evidencias científicas, registros en bases de datos de ensayos clínicos, en bases de datos de suplementos o en biblioteca de metanalisis), encontrando algunos realmente útiles y muchos que no lo son.

P.- El libro también ofrece herramientas para detectar lo que califica ‘sabiamente’ como ‘inmunotimos’. ¿Qué señales deberían hacernos sospechar ante un producto o terapia?

R.- Si promete “reforzar la inmunidad” de forma rápida, cura múltiples enfermedades o usa lenguaje emocional y poco preciso, sospecha. También si carece de estudios clínicos serios o si quien lo vende no es un profesional de la salud. Otra pista es la falta de transparencia: no se citan ingredientes completos o no se aportan datos verificables. La ciencia no es magia ni milagro, y la inmunidad tampoco. Dicho esto, someto a escrutinio a un grupo de productos que están anunciados cada día en redes, medios y webs… sin hacer spoiler… garantizo al lector que se sorprenderá al ver los resultados.

P.- ¿Qué mensaje le gustaría dejar a quienes quieren cuidar sus defensas sin caer en promesas milagrosas?

R.-  Que confíen en lo que sabemos que funciona: moverse, alimentarse bien, dormir adecuadamente, minimizar el consumo de sustancias tóxicas, mantener relaciones sociales sanas y vacunarse. No existen atajos ni productos mágicos. La constancia en los hábitos es la verdadera clave para tener un sistema inmunitario fuerte y equilibrado.

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