Alerta sanitaria: el edulcorante que usabas para adelgazar en verdad te está haciendo engordar
La sucralosa parece bloquear un transportador clave de glucosa llamado GLUT1
La razón radica en la forma en que el cuerpo percibe el dulzor sin calorías
Las autoridades reguladoras siguen considerando la sucralosa como segura en las dosis actuales de consumo

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Durante años, los edulcorantes artificiales han sido promocionados como la alternativa ideal al azúcar para quienes desean mantener su peso o reducir calorías. Entre ellos, la sucralosa ha gozado de una reputación aparentemente inofensiva. Sin embargo, recientes investigaciones dan a conocer posibles efectos metabólicos. Un estudio publicado en Nature Metabolism concluye que este edulcorante, lejos de ayudar a controlar el peso, podría estar relacionado con la tendencia a engordar. El hallazgo rompe con la narrativa dominante sobre los beneficios de los edulcorantes sin calorías y plantea nuevas preguntas sobre su impacto en la salud metabólica, especialmente en combinación con otros alimentos.
El trabajo, liderado por un equipo del Weizmann Institute of Science en Israel, demuestra que cuando la sucralosa se consume junto con carbohidratos, como los que están presentes en pan, frutas o pastas, puede alterar significativamente el metabolismo de la glucosa. En concreto, la sucralosa parece bloquear un transportador clave de glucosa llamado GLUT1, lo que dificulta el uso eficiente de la energía en las células. A largo plazo, esto puede traducirse en una mayor acumulación de grasa y resistencia a la insulina, dos factores asociados con el sobrepeso y la obesidad. En el experimento, ratones que recibieron sucralosa junto con carbohidratos mostraron alteraciones significativas en su metabolismo, mientras que los que consumieron solo sucralosa no sufrieron los mismos efectos. Este dato es importante: no es tanto el edulcorante por sí solo, sino cómo interactúa con el resto de la dieta lo que marca la diferencia.
El edulcorante que podría hacernos engordar
Un cóctel inesperado
Lo que preocupa especialmente a los científicos es que este cóctel metabólico que involucra sucralosa y carbohidratos no es en absoluto raro en la vida cotidiana. Tomar una bebida “light” durante una comida rica en carbohidratos, por ejemplo, una pizza con refresco sin azúcar es una práctica habitual.
Según el estudio de Nature Metabolism, esta combinación podría ser metabólicamente más dañina que consumir una bebida azucarada tradicional. La razón radica en la forma en que el cuerpo percibe el dulzor sin calorías junto con la presencia real de azúcares: se produce una disociación que confunde al sistema regulador del metabolismo, alterando la absorción y utilización de la glucosa.
Evidencia que se acumula
Este no es el primer trabajo que alerta sobre los posibles efectos adversos de algún edulcorante artificial. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya había publicado en 2023 una directriz en la que desaconseja el uso prolongado de edulcorantes sin azúcar para controlar el peso corporal o reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles.
La institución advertía que el consumo de estos compuestos puede estar relacionado con un mayor riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y mortalidad en adultos. Aunque la evidencia todavía se encuentra en evolución, el consenso emergente apunta a que estos productos no son la solución mágica que se pensaba.
Un edulcorante falso aliado en la pérdida de peso
El marketing de productos sin azúcar ha convencido a millones de consumidores de que están tomando decisiones saludables. Sin embargo, el nuevo estudio de Nature Metabolism cambia el foco hacia una visión más crítica. En lugar de actuar como aliados del adelgazamiento, los edulcorantes como la sucralosa podrían actuar como saboteadores silenciosos cuando se combinan con ciertos tipos de alimentos.
La clave, según los investigadores, está en cómo el cuerpo interpreta las señales de sabor dulce y cómo eso afecta a aquellos mecanismos hormonales implicados en la gestión del apetito y el almacenamiento de grasa.
¿Y la regulación?
Pese a las crecientes señales de alarma, las autoridades reguladoras siguen considerando la sucralosa como segura en las dosis actuales de consumo. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), por ejemplo, mantiene su evaluación favorable sobre la sucralosa desde su aprobación inicial, afirmando que no hay evidencia concluyente que justifique restricciones más estrictas.
No obstante, algunos expertos piden una revisión urgente de estas políticas ante los nuevos datos científicos, especialmente en lo que respecta a combinaciones dietéticas frecuentes que antes no se habían considerado de riesgo.
Hacia una alimentación más informada
El hallazgo no significa que todas las personas deban dejar de consumir sucralosa de inmediato, pero sí invita a la cautela y a la reflexión sobre las elecciones alimentarias. En particular, quienes intentan perder peso podrían estar obteniendo el efecto contrario si confían en exceso en los productos “sin azúcar” pero no modifican el resto de su dieta.
Más allá del contenido calórico, es la interacción entre nutrientes y compuestos lo que puede marcar la diferencia metabólica. El dulce artificial, como muestra el estudio, no es neutral: puede tener efectos significativos cuando se combina con otros elementos.
En un mundo dominado por etiquetas atractivas y mensajes de marketing, la ciencia sigue desentrañando las verdaderas consecuencias de lo que comemos. La sucralosa, como otros aditivos, necesita un análisis contextualizado y no aislado. Ello implica mirar no solo lo que comemos, sino cómo y con qué lo comemos.
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