Dr. Valentín Fuster: «El corazón se mueve cada segundo y no sabemos por qué no se destruye»
Sobre los nuevos médicos: "Saben menos de hablar con el paciente y el motivo son las computadoras"


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El cardiólogo Valentín Fuster ha abordado los aspectos clave para una buena salud, como la alimentación, el descanso y la prevención. Sin embargo, enfatizó una reflexión sorprendente: «Conocemos menos la salud de los humanos que la enfermedad».
El eminente doctor reflexionó sobre los grandes desafíos de la medicina actual, subrayando que aún sabemos más sobre la enfermedad que sobre la salud. Reivindicó el valor de la curiosidad como motor de la investigación científica y destacó el papel crucial de los mentores en el desarrollo de nuevos talentos. También advirtió sobre la pérdida de empatía en la práctica médica, atribuida al uso excesivo de la tecnología, y defendió la importancia de educar en salud desde la infancia como estrategia clave para la prevención de enfermedades crónicas en la edad adulta.
Así, el cardiólogo ha enfatizado que «soy cardiólogo, pero no entiendo el corazón. No hay respuesta a cómo puede funcionar así, porque ¿cómo se puede comprender un órgano que se mueve cada segundo y no se destruye?», reflexionó, poniendo en evidencia los límites del conocimiento científico incluso en áreas tan estudiadas como la cardiología.
Fuster, que dirige el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC) en Madrid y ejerce como Physician-in-Chief en el Mount Sinai Medical Center de Nueva York, destacó la importancia de la curiosidad como motor para la investigación científica. «Nací con mucha curiosidad», confesó, y subrayó también el papel crucial de los mentores: «Cuando hay gente en la que confías, te lanzas al océano». En ese sentido, aseguró haber dedicado mucho esfuerzo a motivar y guiar a las nuevas generaciones: «En la vida no hay nada fácil. Es importante saber reaccionar y apoyarte en la gente que quiere ayudarte».
El cardiólogo también insistió en la necesidad de preservar la dimensión humana de la medicina, que considera en riesgo por el uso excesivo de la tecnología. «La gente joven sabe menos de hablar con el paciente, y el motivo son las computadoras. Yo soy tecnológico, pero creo que el paciente es mucho más que una tecnología», sentenció.
Por último, Fuster hizo hincapié en la importancia de educar en salud desde la infancia para frenar enfermedades relacionadas con estilos de vida como la obesidad, la diabetes o la hipertensión. «Lo que aprende un niño lo sabe cuando es adulto. Cambiar la conducta de un adulto en una sociedad de consumo, en la que no hay tiempo, es complicado», concluyó.