Mónica García deja a España sin respuesta epidemiológica: desmonta la sanidad en puertos y aeropuertos
La primera línea de defensa está en las fronteras, donde Sanidad debe actuar para aislar riesgos, activar protocolos y proteger a la población


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Mientras el mundo se prepara para futuras pandemias, España incumple de forma sistemática sus compromisos internacionales en materia de vigilancia y respuesta sanitaria en puertos y aeropuertos con la Organización Mundial de la Salud. El riesgo no es una posibilidad remota: es un escenario cada vez más probable y la ministra de Sanidad, Mónica García, continúa desmantelando la unidad de Sanidad Exterior de España, donde se realizan, entre otras acciones, vacunaciones o controles sanitarios de viajeros.
Cuando la próxima pandemia global surja —y lo hará, según los expertos—, España podría no estar preparada para detectarla a tiempo ni para contener su entrada. Y no por falta de advertencias, sino por años de abandono institucional, déficits estructurales crónicos y una red de Sanidad Exterior completamente desmantelada.
Desde 2005, España está obligada a cumplir el Reglamento Sanitario Internacional (RSI), un acuerdo vinculante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que exige que cada país cuente con puntos de entrada estratégicos —puertos y aeropuertos— capaces de detectar y responder, las 24 horas del día, los 365 días del año, a emergencias de salud pública de importancia internacional (ESPII).
Emergencia internacional ESPII
Una ESPII se define en el Reglamento Sanitario Internacional – RSI (2005) como «un evento extraordinario que se ha determinado que constituye un riesgo para la salud pública de otros Estados a causa de la propagación internacional de una enfermedad, y podría exigir una respuesta internacional coordinada».
Esta definición implica que la situación es:
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- Grave, súbita, inusual o inesperada.
- Tiene implicaciones para la salud pública que van más allá de las fronteras del Estado afectado.
- Puede necesitar una acción internacional inmediata.
Las ESPII son situaciones trágicas que afectan negativamente a grandes grupos de población, como lo ha sido el covid y que fue catalogada por la Organización Mundial de la Salud como pandemia.
Sin embargo, también representan una importante oportunidad para aprender tanto de las enfermedades como de nuestras fortalezas y debilidades para controlarlas y responder ante ellas, algo que no ocurría por la falta de médicos en los puntos de control establecidos por España en 13 puertos y aeropuertos del país.
En teoría, España designó en 2014 ocho puertos y cinco aeropuertos para este fin. «En la práctica, ninguno cumple con las dotaciones mínimas de personal médico y de enfermería, ni con las capacidades básicas exigidas por el RSI», afirma el portavoz de la Asociación de Médicos de Sanidad Exterior (AMSE), Ángel Viudes.
Sistema inoperante ante amenazas reales
«La OMS no habla de hipótesis. Los ESPII incluyen crisis como el SARS, la gripe A, el Ébola o el reciente covid. En todos los casos, la primera línea de defensa está en las fronteras, donde Sanidad Exterior debe actuar con rapidez para aislar riesgos, activar protocolos y proteger a la población», declara Viudes.
Pero hoy en España, esa línea está rota:
- Menos del 50% de las plantillas mínimas están cubiertas.
- En algunos puntos críticos no hay personal disponible en determinados momentos.
- Los profesionales están dispersos por provincias, sin medios de transporte para llegar al lugar de la emergencia.
- Las instalaciones son precarias, sin mantenimiento ni condiciones básicas para operar.
- No existe recogida adecuada de residuos biosanitarios ni sistemas de respuesta coordinados.
Y todo ello, con médicos que cobran 145 euros por estar de guardia una semana entera, y enfermeros con sueldos de guardia inferiores a 1 euro por hora. «No hacen falta miles de millones, sólo voluntad política», afirma Ángel Viudes.
«Lo más indignante de esta situación es que no estamos hablando de presupuestos astronómicos, ni de inversiones imposibles. Subsanar estas carencias, dotar adecuadamente al servicio, equiparar retribuciones y garantizar medios logísticos costaría una fracción mínima de lo que se dedica con pasmosa facilidad a otras partidas públicas que sí manejan cifras de miles de millones de euros», advierte AMSE.
Más de 125 años como servicio estatal
Su debilitamiento no es fruto de la escasez, sino de abandono, ineficacia, descoordinación y dejadez política, como el de la ministra de Sanidad, Mónica García, que está llevando a la debacle a esta unidad básica en España. Un caos institucional en el que cada administración se pasa la responsabilidad mientras el sistema de vigilancia sanitaria en fronteras se pudre entre ministerios que no se entienden.
Y lo más grave, que este servicio depende exclusivamente del Estado, como recoge la Constitución. «No hay traslados de competencias, no hay excusas. La responsabilidad es directa y exclusiva del Gobierno de España».
Fronteras sanitarias
En un momento en que Europa vuelve a poner el rearme militar en el centro de su estrategia, cabe preguntarse: ¿no ha llegado también la hora de plantear con la misma seriedad un rearme sanitario dentro de nuestras propias fronteras? Porque el enemigo sanitario no distingue entre ideologías, bloques geopolíticos ni colores políticos. No le importan las cumbres, los pactos ni las mayorías parlamentarias: simplemente se propaga, como lo vivimos con toda su crudeza durante la pandemia.
Dispersión geográfica sin medios
Por otra parte, «los médicos y enfermeros de guardia pueden estar localizados en distintas provincias de la misma comunidad autónoma, sin ningún medio de transporte oficial. En muchas ocasiones, una alerta requiere que el profesional se desplace cientos de kilómetros sin apoyo logístico alguno», asegura Ángel Viudes.
Así es que, ¿cómo se responde con eficacia a una emergencia sanitaria internacional en estas condiciones? «Muchas veces se nos indica que paguemos nosotros el taxi. Ese es el protocolo de desplazamiento para atender alertas sanitarias de importancia internacional que pueden suponer un riesgo biológico a la población».
Guardias médicas a 1 euro la hora
Los profesionales de Sanidad Exterior llevan años sosteniendo un servicio esencial para la salud pública internacional con condiciones laborales absolutamente indignas. La situación actual, lejos de mejorar, se ha agravado hasta niveles que rozan lo inaceptable.
Un médico de Sanidad Exterior cobra 145 euros por estar localizado toda una semana entera. El reparto:
• 35 € por el domingo
• 30 € por el sábado
• 16 € diarios de lunes a viernes
El personal de enfermería, aún peor: su retribución no llega al euro/hora/guardia. El personal médico sale a 1,05 euro/hora/guardia. Una cifra que no alcanza ni para pagar un café.