Y volvemos al punto de partida
Han pasado casi 7 meses desde que comenzó esta maldita pandemia y parece que no hemos aprendido nada, puesto que estamos de nuevo en la casilla de salida. Da la sensación de que los más de 45.000 muertos y los más de 600.000 contagiados, cuyas secuelas aún desconocemos por cierto, no han sido suficientes como para que todos nos pongamos a remar en la misma dirección.
Y digo todos porque, aunque ahora pase a compartir con ustedes mi análisis sobre la gestión de los políticos, primero me gustaría hablar de nosotros, los ciudadanos. Estamos muy mal acostumbrados pues tendemos siempre a echar la culpa de todos nuestros males a Papá Estado y autoeximinirnos así de cualquier responsabilidad. Y eso ni es justo, ni denota madurez alguna por nuestra parte.
Es cierto que determinadas indicaciones las cumplimos la gran mayoría de nosotros como pueda ser la higiene de manos o la del uso de la mascarilla. Pero hay muchas otras que no. ¿Quién no se ha reencontrado con algún familiar o amigo con el que al principio o al final de la reunión se ha abrazado o dado un beso? El que esté libre de pecado que tire la primera piedra.
No podemos relajarnos aunque estemos en un ambiente distendido y no podemos olvidar que eso es algo no se debe hacer y es importante recordarlo puesto que la mayoría de los contagios se están produciendo en el ámbito de las reuniones familiares, en hogares privados.
Esto me lleva a mi primera crítica al Gobierno y versa sobre la demonización que se está haciendo de la hostelería y del ocio nocturno, una parte muy importante de nuestro tejido empresarial y del que depende el sustento de cientos de miles de familias. Por la evolución que hemos visto en la curva de contagios queda más que demostrado que ellos no son el problema, por lo tanto, seamos justos y dejemos que reabran en el caso de los locales de ocio nocturno y que vuelvan a sus horarios normales en el caso de la hostelería.
Como liberal que me considero creo firmemente en la responsabilidad individual para que esto sea posible. Eso sí, que se pongas unas normas claras en cuanto a distancias, aforos, etc. y unas multas o penalizaciones muy contundentes en caso de incumplimiento. Pero la oportunidad de intentar sacar adelante sus negocios se les debe a estos empresario exactamente igual que al resto y no se puede perpetuar este castigo tan inmerecido como innecesario.
El resto de los errores que estamos padeciendo tienen distintos orígenes.
En primer lugar, y por orden de responsabilidad, está la dejación de funciones del Gobierno socialcomunista, pues parece que Sánchez, Iglesias y el resto del innumerable elenco de ministros están de vacaciones desde que terminó el Estado de Alarma. Es cierto que muchas de las competencias están en manos de las CCAA, eso es indiscutible.
Pero también es cierto que Sánchez sólo sabe gobernar si es tomando decisiones de manera unilateral y lo que tienen que entender él y sus compañeros del Consejo de Ministros es que el diálogo y el consenso son las herramientas más necesarias en este momento. Sánchez y su Gobierno deberían haber hecho uso de ellas para elaborar un plan conjunto para distintos aspectos tan importantes como previsibles: la vuelta al colegio, la reactivación de la economía o el uso de los fondos europeos. En lugar de esto, que les debe parecer una nimiedad, se dedican seguir pensando en qué hacer con el Valle de los Caídos o en revisar los “micromachismos” de las señales de tráfico.
En segundo lugar, estarían las Comunidades Autónomas. Hoy voy a hablar de la de Madrid, que es la que se encuentra en una situación más grave en estos momentos.
Las medidas anunciadas ayer por Ayuso y Ruiz Escudero (cada vez estoy más convencida de que Aguado resta más que suma) me parecen insuficientes, por no decir poco estudiadas e ineficaces. Han decidido confinar una serie de distritos y poblaciones de Madrid, permitiéndoles salir para trabajar, ir al colegio o a los centros de salud/hospitales. ¿De qué sirven realmente esos “semi-confinamientos” si está probado que el problema de los contagios en esas zonas viene dado por la movilidad en transporte público?
Creo que Ayuso y su equipo tienen que centrarse en 4 claves que dependen de ellos: el refuerzo del transporte público para evitar las aglomeraciones vistas hasta ahora, el aumento de la capacidad de rastreo, la habilitación de nuevo de establecimientos que permitan garantizar el aislamiento de los positivos y que las altas médicas se den con garantías, es decir, tras dar negativo en una prueba (PCR, serológica, lo que estimen los sanitarios) y no por teléfono en base a la información aportada por los enfermos, que unas veces será real y otras no.
La 5ª clave que no es precisamente menor, que Ayuso lleva reclamando tiempo y que Sánchez tiene la obligación de atender es la de proveer de tests y demás herramientas o personal necesario para el control de la entrada de pasajeros por Barajas. Se ha demostrado que es un foco de entrada del virus muy importante (fundamentalmente por la cantidad de españoles y ciudadanos con doble nacionalidad que vuelven de Latinoamérica, donde el COVID19 está pegando con fuerza).
Si Sánchez se niega a ceder ante esa exigencia más que justificada de Ayuso, demostrará que lo único que está liderando su Gobierno es una campaña de acoso y derribo contra la Comunidad de Madrid, pues a las Islas Canarias ya le ha dado esas herramientas de control.
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