Vicente Gil: «Si Óscar Puente especula con que Milei se droga, ¿se puede hacer lo mismo con Puente?

Pedro Sánchez es el rey del fango, el rey del bulo. El consorte de Begoña Gómez y pseudopresidente del Gobierno apunta, cara a las elecciones catalanas, una nueva cualidad personal que enriquecerá aún más, si cabe, los enormes valores que alumbran su alta calidad humana y su incomparable nivel moral. Porque Sánchez apunta a ser, también, algo muy simple: el típico trepilla que todos conocemos a nuestro alrededor.
El marido de Begoña Gómez va camino de atribuirse, como éxito propio, la victoria de Salvador Illa el próximo domingo. Como Sánchez ya ha visto en las encuestas que esa victoria es casi segura, va preparando el terreno a través de su maquinaria propagandística. Hoy ya hemos visto a los pseudomedios oficiales del régimen vender la previsible victoria de Illa como una consecuencia del «efecto Sánchez». Tal cual lo llaman. Los escribanos del sanchismo se refieren con el «efecto Sánchez» al enorme ridículo internacional (a él le da igual) que hizo con su farsa de culebrón venezolano y marido enamorado.
¿Enamorado… y dolido? ¿Quién sabe? Igual la respuesta a esa pregunta está en los móviles de Pegasus y en conocer quién iba tanto en Falcon (y para qué) a la República Dominicana donde residen y/o viajan con frecuencia algunos de los nombres que aparecen en la trama de Koldo.
Ábalos ha estado hoy en el Senado. Ha reconocido casi todo lo publicado por medios como OKDIARIO, aunque, por supuesto, él ha negado que hubiera una trama. Ábalos ha reconocido que sabía que había comisionistas por medio y que conocía a Víctor de Aldama (como Begoña Gómez) y las conexiones de éste con Venezuela y con empresas rescatadas por el gobierno. Eso sí, ha dicho, no se lo pierdan, que la noche del Delcygate y las 40 maletas él se encontró a Aldama por casualidad en Barajas y que lo suyo fue «una exitosa misión diplomática» para que Delcy no pisara suelo español, aunque ya hayamos visto las fotos de Delcy paseando por el aeropuerto.
En fin, todo se resume en la ceremonia de la confusión para que, al final, de Koldo, Ábalos y Begoña Gómez sólo sepamos que no sabemos nada y para que cuando salgan las nuevas revelaciones haber creado el ambiente necesario para que sus hooligans piensen que son todo bulos. El asalto al Supremo, al CGPJ y a la prensa libre que anuncia Sánchez va dirigido a cubrir a Begoña Gómez y seguir en Moncloa. Nada más. El resto le importa poco.
Por cierto. Los interrogatorios de los senadores del PP no pueden ser más flojos. ¿En el PP no tienen a nadie que deje KO a Ábalos, a Koldo, a Illa y a quienes se le pongan por delante en una comisión así, que está pensada sólo para eso? ¿O es que el PP no quiere meter del todo el dedo en la llaga del caso Koldo por moderación centrista o por no dar pasos en falso? Ellos sabrán. El PSOE hubiera triturado a los del PP en mitad de una campaña electoral.
Hoy tocaba salir en Génova a Borja Sémper en rueda de prensa. Nos ha recordado al funesto día, en plena campaña del 23J, en el que salió poniendo a caldo a Vox. Esta vez, ha sido Vox quien ha tirado la primera piedra. Abascal ha acusado por carta a Feijóo de colaborar con Sánchez. Sémper ha respondido que «Vox, una vez más, da un balón de oxígeno a Sánchez». Ya los ven. PP y Vox vuelven a las andadas, como el 23J, compitiendo, esta vez, por ver quién queda delante el domingo en Cataluña.
¿Qué hace Sánchez mientras tanto? Pues lo mismo que hizo el 23J con Bildu mientras PP y Vox se peleaban: calladito y ocultando sus planes hasta que pasen las elecciones y llenando, de paso, la actualidad de fango y bulos para desviar la atención con su gorila (guardaespaldas) político preferido, Óscar Puente, dedicado a insultar a quien haga falta.
Apuntar a Javier Milei en plena campaña catalana no es casual por lo que representa su relación con Vox. Sugerir que se droga tampoco es nuevo en la izquierda. Ya lo hicieron con Albert Rivera. Yo me pregunto. Si un ministro especula gratuita y públicamente con que el presidente de un país amigo como Argentina se droga, ¿pueden los ciudadanos especular también con que el ministro Puente se drogue?
Meterse con Milei no ha sido casual. Como insultar a Ayuso y llamarle «mediocre» tampoco el mismo día en que los Cercanías de Puente han dejado tirados, de nuevo, a miles de madrileños. Puente usa los bulos, el insulto y el fango para desviar la atención de su inutilidad manifiesta.
Como lo del ministro de In-Cultura tampoco ha sido casual sacándose de la chistera a los toros en plena campaña catalana visto que Sánchez se ha comido a Podemos y va a por Sumar. Yolanda Díaz y Urtasun, que tiene apellido de boxeador más que de diplomático rojo, no saben qué hacer para sacar la cabeza del fango creado por Sánchez.
Sánchez sólo ha buscado, estos días, impulsar a Illa y ampliar su distancia con Puigdemont para estar en mejor posición de decidir y, de paso, robarle votos a Sumar. Porque será Sánchez el que decida, y no Illa, en función de sus intereses para seguir en Moncloa y no por otra cosa. Y si ha de sacrificar a Illa, lo sacrificará.
¿Qué hará Sánchez el lunes con los resultados ya en la mano? Pues cualquier cosa que no hayamos pensado los demás. Esta es la verdad. Como siempre. Es la ventaja que tienen los amorales: jugar sin reglas. Aunque, con Puigdemont, no lo tiene tan fácil.
Todo el mundo da por hecho que Sánchez buscará gobernar con ERC y Comuns-Sumar. Y todo el mundo da por hecho que no le dará la Generalitat a Puigdemont o a Junts. Y yo me pregunto: ¿Por qué no si viera La Moncloa en peligro? ¿O por qué no tentar a Junts con una nueva socioconvergencia para que, al olor de dinero, poder y cargos, los de Junts intenten quitarse de enmedio a Puigdemont y liberarse de la dependencia que tienen de él?
Lo cierto es que Puigdemont tiene secuestrado a Junts como Sánchez al PSOE. Puigdemont es una amenaza letal para Sánchez y a Sánchez le gustaría quitárselo de enmedio, si pudiera, el 12M. Puigdemont ha dejado claro, por varias fuentes, que si Sánchez no le hace presidente de la Generalitat, Junts votaría a favor de una eventual moción de censura de Feijóo para echarlo de Moncloa. O sea: morir matando y refugiarse de nuevo, el 9J, en la inmunidad del Parlamento Europeo.
Pero, al tiempo, Puigdemont sabe que la única posibilidad de que la amnistía se apruebe y se aplique para arreglar su situación penal pasa porque Sánchez siga en Moncloa. La amnistía no va a estar disponible ni el 13 de mayo ni en muchos meses probablemente y Puigdemont lo sabe.
Es un juego de tiempos que Sánchez sabe manejar con riesgo. Puigdemont va descubriendo que Sánchez vive de anuncios que no terminan de llegar, como la propia amnistía, y que, posiblemente, les ha engañado ya.
Es un juego entre tramposos. Puigdemont depende de Sánchez tanto como Sánchez depende de Puigdemont.
Es el triste juego enrevesado del que España depende. Una partida de trileros entre el rey de las fugas y el rey del fango, el marido de Begoña Gómez, ese pseudopresidente que atiende al nombre de Sánchez.
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