Vicente Gil: «Errejón, venganza fría de Pablo Iglesias, fin de Sumar y feminismo hipócrita de rojo»

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Íñigo Errejón deja la política. Errejón ha dicho que el «patriarcado» y la «vida neoliberal» le ha llevado a tener que someterse a un tratamiento psicológico porque no soportaba más la contradicción entre la persona y el personaje. El problema de Errejón no es nuevo ni desconocido y los suyos saben perfectamente quién es la persona y quién el personaje. Yo les traduzco la dimisión de Errejón. Errejón ha dimitido porque han empezado a multiplicarse, en las redes, las denuncias contra él por violencia machista.

Su comportamiento era un secreto a voces en Sumar, dicen ahora desde la izquierda. Vaya. Incluso Sumar ha dicho que lo estaban investigando ya y que, por eso, ha dimitido al reconocer las denuncias. ¿Piensan que somos imbéciles? ¿Y no han dicho nada nunca? ¿Y, por eso, Yolanda Díaz lo ascendió a portavoz en el Congreso? Ya no saben cómo mentir. Llevan meses, sino años, cubriendo a un depravado machista como Errejón. Hoy sabemos también que una diputada de Más Madrid, colega de Mónica García, presionó a una afectada, siendo jefa de gabinete de Errejón, para que no contara nada.

La liebre pública la levantó hace ya más un año, en el verano del 23, una chica que denunció en su cuenta de X lo siguiente: «El pasado sábado 17 de junio viví una situación muy incómoda con Íñigo Errejón que se podría calificar como agresión sexista. No sé si esto llegará a algún sitio, pero yo me siento con el deber de contarlo. También agradecería mucho la difusión».

La supuesta chica (el perfil era anónimo) abría un hilo y explicaba lo que le había pasado con Errejón en el Tremendas femfest de Castellón. Un festival de verano que, según la organización, «nació en 2014 con propuestas de mujeres disidentes». Un festival que se definía como «un espacio transfeminista y anticomercial donde festejamos, nos encontramos y nos disfrutamos «. Por lo visto, esto último, lo de «disfrutarnos», Errejón se lo tomó al pie de la letra. La chica contaba en X: «¿Cómo iba a ser posible que viniese aquí un político de nivel nacional, conocido precisamente por ser de izquierdas y feminista, y me metiese mano justamente a mí, justamente en medio de un evento feminista y punk?». Esta chica tiene mucho que aprender aún de los políticos de izquierdas.

De aquello ha pasado año y medio. Nadie hizo nada. El tema se ocultó. Y me pregunto: ¿dónde quedó el hermana yo sí te creo que tanto predican para Sumar, para Yolanda Díaz, para Mónica García o para Rita Maestre, ex pareja de Errejón y que debe de conocerlo bien? ¿Por qué lo ocultaron? ¿O es que creyeron al macho alfa con gafitas de listillo y no a la chica? Yolanda Díaz no sólo tapó la denuncia, sino que ascendió a Errejón a portavoz.

Ésta es la cuestión. La hipocresía de esta gentuza y del rojerío pijito socialista de nueva hornada. En estas horas, pueden ustedes revisar las solemnes y falsas declaraciones de Errejón y sus colegas contra la violencia machista. Se envuelven en la bandera de las mujeres mientras vas metiéndole mano a todas las que pueden.

Los hechos con Errejón se han precipitado al reproducir Cristina Fallarás una denuncia anónima en su cuenta de Instagram. Pongámos, de todos modos, en contexto esta situación.

Sumar está muerta y esto la remata del todo. Pedro Sánchez ha tenido que salir, rápidamente, a sostener a Sumar y a Yolanda Díaz porque esto afecta a su gobierno. Errejón era el portavoz parlamentario de uno de los dos partidos del ejecutivo.

Pablo Iglesias, que odia por traidor a Errejón y a Yolanda Díaz, prepara su vuelta a la política. Sánchez ha colocado a Iglesias y a sus tertulianos ultras en todas las tertulias de TVE porque le necesita para asaltar Prado del Rey y porque los cuatro votos del Congreso son imprescindibles para los Presupuestos. Los marqueses de Galapagar van a cobrárselos caros.

El caso es que, en este contexto de derrumbe del gobierno de coalición de PSOE y Sumar y de rearme de Podemos y de Iglesias, sale Cristina Fallarás, amiga de Iglesias, presentadora embriagada de mítines de Podemos, y publica hace dos días en su Instagram la denuncia anónima contra Errejón.

No dudamos de que sea cierta la denuncia, pero vaya por delante que la credibilidad de Cristina Fallarás es igual a cero y que son personajes sin ningún principio moral. El caso es que la Fallarás, que es la folclórica de la ultraizquierda, ejemplo de lo que es vivir del negocio del ultrafeminismo, sale, justo ahora, no antes, y publica esa denuncia, insistimos, anónima.

El texto de la denuncia que reproduce Fallarás en su muro de denuncias machistas es éste: «A mí me pasó (dice la denunciante) con un político que vive en Madrid. Muy conocido. Me habían avisado del trato que daba a las mujeres, pero dada su posición política no podía creerme que eso fuera verdad. Así que, aún así, seguí. Es un maltratador psicológico. Esta es la dinámica que emplea: ser extremadamente simpático al principio para engancharte. Cuando ve que ha conseguido algo, empiezan los desplantes y el gaslighting. Siempre eres tú la que no entiendes al diputado. Por la tarde, te muestra afecto e, incluso, te hace proposiciones de relación y a las dos horas te echa de su casa. Si haces algo que no le gusta (decía la denunciante anónima) te castiga con silencio e indiferencia para que vayas aprendiendo a respetar a Dios, que es lo que se cree que es (en referencia a Errejón). Su forma de tener sexo (la de Errejón) te marca (dice la denunciante anónima) y no lo olvidas jamás. No es sexo. Es una forma de ejercer poder. Como si se estuviera masturbando con tu cuerpo. Te pide prácticas humillantes y cuando te niegas te monta números. El indignado social (añade) nunca saca la cabeza los días del 8M, ni cuando hay algún caso de abuso sexual. Intuyo sabrá que puede estallarle en la cara cualquier día. Hay detalles (dice la supuesta denunciante anónima) que prefiero no contar, pero si alguna mujer se lo topa quiero que sepa que no está loca, que es un verdadero psicópata y que sus aires de persona normal esconden un verdadero monstruo».

Hasta aquí el mensaje que Cristina Fallarás reproduce de una supuesta chica que ha tenido una relación con Errejón. En una de las respuestas, alguien dice: «Sufrí un trato inapropiado que puede calificarse de acoso sexual por parte de un ex-miembro del bando opuesto al de este agreso [se refiere a Podemos, enemigo de Errejón]. Al investigar (dice la autora del mensaje) descubrí que había agredido sexualmente a mujeres durante años, que se denunció internamente [en Podemos] y que nunca se hizo nada».

Estos son los mensajes que reproduce Cristina Fallarás y que han precipitado la dimisión de Errejón. Vaya por delante, aunque mañana coincidamos de nuevo en una tertulia, que de Cristina Fallarás me creo, siendo generoso, la mitad de la mitad de la mitad de la mitad de lo que cuenta.

Pero el retrato que hace la denunciante anónima responde al retrato que conocemos de Íñigo Errejón y de toda esa cuadrilla de machos alfa de Podemos y Sumar. Eso sí, muy feministas.

Recuerden los mensajes de Telegram en un grupo de Podemos entre Iglesias y Monedero donde soñaban con azotar hasta hacer sangrar a la periodista Mariló Montero. Es un hecho incontestable que, en Podemos, donde estaban todos liados con todos, progresaron todas aquellas que son o fueron amantes o rollos de sus jefes masculinos.

La escena de Tania Sánchez enviada a la última fila del Congreso tras una columna al romper con el macho alfa Pablo Iglesias mientras sentaba a su lado a Irene Montero, la nueva en su cama, es una de las escenas más humillantes que ha vivido una diputada.

Las parejas de… fueron ascendiendo en Podemos, que ahora se indigna con Errejón. Pero nadie contaba nada de lo que ocurría en las sombras de Podemos y Sumar.

El niño de la beca, o sea Errejón, ya apuntaba maneras desde hace tiempo como venimos contando en OKDIARIO. Sus juergas nocturnas regadas, cuanto menos, de alcohol le llevaron incluso a ser denunciado por agresión a un ciudadano. Fue absuelto. El tiro de la cámara de seguridad del Ayuntamiento se alió con Errejón, aunque otra causa del mismo caso sigue abierta aún.

Aquello fue un 2 de mayo, fiesta de la Comunidad de Madrid en pleno paso fugaz del niño por la política madrileña. Errejón le soltó a Ayuso en la Asamblea de Madrid, en su escaso tiempo de portavoz antes de aburrirse, el insulto más machista que se recuerda en sede parlamentaria: «Usted -le dijo- no aguanta un debate intelectual de 15 minutos». Ésta es la prepotencia del personaje que se corresponde con la descripción que hace la denunciante anónima en la cuenta de Fallarás. Éste es el machismo recalcitrante del personajillo. Un trepa que vio que en Madrid no tenía nada que hacer con Ayuso y se fue al Congreso. Gran compromiso social el suyo con «la gente». ¿Imaginan la que se hubiera liado si un político del PP o Vox le hubiera dicho, por ejemplo, a Yolanda Díaz desde la tribuna del Congreso que no aguanta un debate intelectual de 15 minutos?

Más allá de todo, hay algo de lo que me alegro. Íñigo Errejón está probando de su propia medicina. La que sitúa cualquier denuncia pública contra un hombre en una sentencia de muerte civil.

Miren. Conocemos al personaje de Errejón y a sus coleguitas similares de origen en Podemos, Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero, tan aficionados ellos, por ejemplo, a ligar con sus alumnas de la Complutense por las noches. Pero Errejón debería tener derecho -como cualquier hombre- a la presunción de inocencia. Y no lo tiene porque, de acuerdo a la propia doctrina que ellos han marcado, Errejón ya es culpable, aunque la denuncia anónima de Fallarás fuera falsa (que no tiene pinta) y Cristina Fallarás estuviera sirviendo fría, como parece en una operación bien calculada, la venganza de Pablo Iglesias contra Errejón.

¿Ha ido la Fallarás a un juzgado tanto que se le llena la boca con lo de denunciar? Fallarás no tiene ningún crédito porque su negocio es odiar a los hombres. En Telemadrid, la TV pública de los madrileños, se le permitió decir que «los hombres acostumbran a matar mujeres». Y ahí sigue, señora Ayuso, cobrando de los madrileños. Fallarás es una esbirra de Iglesias y ha matado a Errejón. Misión cumplida. Sumar, queda del todo tocada en su línea de flotación.

Por eso, hoy, Errejón me importa un bledo. Merecido lo tiene porque él y todos son y han sido unos golfos, en el sentido más amplio de la expresión. Y unos machistas recalcitrantes que igual apoyan a Hamas que a Iran donde a las mujeres, psicopáticamente, se las desprecia. Como hace la propia Fallarás y su furor yihadista.

Los machos alfa de la izquierda usan como objetos a sus mujeres. Promocionan a sus amantes y desprecian a las demás que hayan pasado por su cama. Agradecidas tiene que estar de haberlos conocido en todos caso. Así son con las mujeres desde los tiempos de Lenin, que, aparte de genocida, era un maltratador. Nadia Krúpskaya sufrió sus engaños, desprecios y agresiones. Pablo Iglesias e Irene Montero son, de alguna manera, como Lenin y la Krúpskaya.

Hoy, Errejón, la Fallarás (que es lo mismo que Errejón), Iglesias, Monedero y tantos otros de esa ralea machista me importan un bledo. Que se cocinen y se maten entre ellos.

Hoy pienso, por supuesto, en las mujeres asesinadas o maltratadas por sus parejas o exparejas. 50 al año, que cada vez son más gracias a leyes como la de Violencia de Género que han demostrado su inutilidad.

Pero hoy pienso, también, y sobre todo, en los miles de hombres, no 50, cuyas vidas han sido destrozadas civilmente aprovechando este insoportable ambiente de odio y legislación discriminatoria contra el hombre. Miles de hombres buenos destrozados en procesos de divorcio o de separación con denuncias falsas o denuncias archivadas, que siempre quedan fuera de las estadísticas oficiales y son miles al año.

Así que Errejón, te fastidias, sea verdad o no, lo que dice de ti un rumor, un mero rumor, y un mensaje anónimo de la embriaga Fallarás, amiga de Iglesias. Porque tú eres cómplice de haber creado este monstruo social y has contribuido, así, a destrozar la vida también de muchos hombres y padres buenos. No es tu caso.

Errejón pasa a mejor vida. Un niñato menos de Aravaca y Pozuelo, tipo Rita Maestre, su ex pareja, en la izquierda española. ¿Qué dirá Rita Maestre? ¿O esa periodista de La Sexta que vivió con él?

Un vividor de lo público menos en el panorama. Un trepilla, que aspiraba a carguete con el PSOE, enviado a su casa, que es el infierno.

Justicia divina para un indeseable con gafitas de Harry Potter.

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