Los «ultranacionalistas» del conde de Godó
El diario La Vanguardia, faro de la burguesía y empresariado catalán, gusta de usar en sus informaciones de política nacional la expresión “ultranacionalista”. Por supuesto, con esta denominación no se refiere ni a Junts, ni a Esquerra Republicana, la CUP, el PNV, el BNG o Compromís. Reserva este ‘honor’ para Vox porque ya se sabe que los partidos de talante supremacista, y ansias golpistas, como el de Junqueras o Puigdemont, no son “ultras”, porque están formados por almas generosas que llenan abundantemente las arcas del conde de Godó.
Estoy convencido de que Santiago Abascal no está especialmente preocupado por la actitud de La Vanguardia. De hecho, seguro que piensa que, si le tratan así, es que su formación va por el camino adecuado. De todas maneras, es cuestión de tiempo. A la que Vox comience a tocar poder, el conde de Godó comenzará su tradicional ceremonia de cortejo. Si Abascal entra en el Gobierno de España, comenzará una nada sutil maniobra de enjabonamiento diario a cargo de redactores y columnistas. Si consigue una vicepresidencia, le nombrarán a su particular ayuda de cámara, al estilo de Pedro Vallín y Podemos.
Si gana las elecciones y llega a La Moncloa, Abascal podrá escoger al director de La Vanguardia, la decoración de la redacción y si en las máquinas de vending que haya en la sede del Grupo Godó han de predominar los sándwiches mixtos o los de paté de atún. Y si consigue mayoría absoluta, el conde se disfrazará de José Luis López Vázquez en Atraco a las tres y recitará el «Javier Godó, un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo». Hasta que llegue ese momento, serán “ultranacionalistas”, y como pierdan escaños, volverán a la condición de “ultraderechistas” que se usó hace unos meses en algunas informaciones sobre VOX.
Si para La Vanguardia el partido de Abascal es “ultranacionalista”. ¿Qué es EH Bildu, la organización heredera del entorno político que amparó a los asesinos de ETA? ¿Son “herederos de la banda terrorista” o “ultraizquierdistas”? No, para este diario es “la coalición abertzale”, y gusta destacar su perfil “pragmático”, “posibilista” y “social”. Repito: para el diario que es referencia de la burguesía catalana desde 1881 un partido que tiene casi cuatro millones de votos en España, que se define “de derechas” y que hace gala de su defensa de los valores del catolicismo es “ultranacionalista”. En cambio, una formación que reúne a muchos de los que apoyaron a una banda terrorista que sembró de sangre toda España durante décadas merece el trato periodístico de organización que ha abrazado el “posibilismo” y el “pragmatismo”.
Si no lo tenían claro, aquí tienen la razón de por qué Cataluña está viviendo un auténtico drama en el que se intenta linchar a un menor de cinco años y a su familia por exigir un modesto 25% de docencia en castellano en la escuela. Buena parte de las élites catalanas hace tiempo que viven fuera de la realidad. Por eso el teórico centro-derecha nacionalista, los herederos del pujolismo de Junts, compite con la CUP para ver quién es más antisistema. O una formación de aires mussolinianos y con raíces supremacistas y racistas como Esquerra Republicana puede venderse como “moderada”.
Y, lo que es más grave, ERC es percibida como tal por parte del ‘Madrid’ político, económico y mediático, el mismo que considera que Enric Juliana es un gran conocedor de la política catalana y nacional o que los editoriales de La Vanguardia responden a las inquietudes de la opinión pública catalana. Para este periódico más de media Cataluña no existe. Entre ellos los que dieron con su voto once escaños a VOX en el Parlament: 217.000 “ultranacionalistas”. Los más de 1.300.000 catalanes que apoyaron a ERC, CUP y Junts, partidos que apoyan el linchamiento colectivo a los padres que piden docencia en castellanos no son, para el diario de los Godó, “ultras”. Claro, son los que pagan la fiesta, y en casa del conde, quién paga, manda.