La trampa del impuesto a la banca de ‘Robin Hood’ Sánchez

El Gobierno socialcomunista justificó el impuesto a la banca con el interesado argumento de que la situación derivada de la alta inflación y los altos tipos de interés estaban repercutiendo de forma extraordinaria en los beneficios del sector y, en consecuencia, Pedro Sánchez se puso el disfraz de Robin Hood para meterle un estacazo fiscal que en principio sería puntual, pero que ahora pretende convertir en permanente. Esto de quitarle el dinero a los ricos para dárselo a los pobres es la apoteosis de la demagogia, entre otras cosas, porque el socialcomunismo no reparte lo obtenido de más entre los que menos tienen, sino que a estos también los cruje si puede. El problema es que al BCE esto de que Sánchez se vista de Robin Hood no le gusta lo más mínimo, porque la transformación de este gravamen en un coste fiscal de carácter ordinario y corriente encarecerá el crédito y aumentará todavía más el coste de las hipotecas.
Los préstamos para adquisición de vivienda han subido intensamente desde los incrementos sucesivos de los tipos de interés decididos por el BCE hace más de un año, que han pasado del 0% al 4,5% con el fin de controlar la inflación desordenada provocada por la pandemia y luego la guerra de Ucrania, pero está previsto que empiecen a bajar a partir de junio, cuando la institución monetaria ha anunciado que va a dar un giro en su estrategia empezando a recortar el precio del dinero. Si el impuestazo se cronifica, según el Banco Central Europeo, «podría dar lugar a que los bancos ofrezcan condiciones menos favorables a sus clientes al proporcionar préstamos y otros servicios, y también puede inducir a ciertas entidades a reducir sus actividades, lo que llevaría a una merma en la disponibilidad de crédito, creando incertidumbre general en el sector». O sea, que el remedio sería peor que la enfermedad. Esto que obedece a una lógica aplastante, a Robin Hood Sánchez se la bufa. Porque no entiende de lógica, sino de demagogia.