Sí que estaban avisados, Elena Salgado se lo podría haber dicho

Sí que estaban avisados, Elena Salgado se lo podría haber dicho
  • Teresa Giménez Barbat
  • Escritora y política. Miembro fundador de Ciutadans de Catalunya, asociación cívica que dio origen al partido político Ciudadanos. Ex eurodiputada por UPyD. Escribo sobre política nacional e internacional.

Llevo varios artículos lamentándome de la debacle de las residencias de ancianos y la hecatombe criminal de personas de la tercera edad en el altar del 8M. Cada vez llegan más noticias al respecto. Por ejemplo, esta del presidente y director general del Grupo Bastón de Oro, con siete residencias de ancianos en Madrid, Barcelona y Tarragona a su cargo, Miguel Jiménez Cervera.  Denuncia el profesional la escandalosa falta de medios materiales cuando se inició la epidemia y el caso omiso de la Administración a las peticiones que llegaban de sus centros. Acusa al gobierno de haber prohibido a sus proveedores usuales que les vendieran directamente, dejándoles sin EPIs y sin el material de protección sanitaria que requerían los profesionales que atienden a los ancianos. El gobierno quería que todo pasara por el control del Ministerio de Sanidad. Pero no se ha hecho bien. La ineptitud ha sido inexplicable, para desesperación de los ciudadanos.

Por suerte algunos decidieron intervenir por su cuenta. Por ejemplo, he sabido que Miguel Rodríguez presidente del Grupo Festina, a quien conozco desde hace muchos años y que tanto tiene Ciudadanos que agradecerle, compró directamente a China 100.000 test que donó a la Junta de Andalucía. Material con fiabilidad del 100% y comprado a uno de los 10 laboratorios autorizados por el gobierno chino.  A Miguel Rodríguez, las cuentas del gobierno no le salen. Hay una desproporción enorme entre el precio por unidad que ha conseguido y el declarado por el Ministerio de Sanidad, muchas veces superior. ¿Torpeza?

Pero lo más interesante son sus reflexiones políticas. Se pregunta con buen tino, ¿para que nos sirve toda la estructura de nuestro país en China, la Embajada de España en Pekin , los Consulados en Shangai, Canton, Hong Kong, las oficinas “económicas y comerciales” en Pekin, Shanghai , Canton y Hong Kong? Nuestra ministra de Asuntos Exteriores ha tenido conversaciones con su homólogo chino, y el presidente Sánchez las ha tenido con el presidente de la Republica China. ¿No fue posible encargar de estado a estado el suministro de mascarillas o test? ¡De esa forma lo hizo el gobierno italiano! Recordamos las declaraciones del Sr. Illa y la Ministra de Asuntos Exteriores quejándose de cómo era de lioso el mercado chino. Al final confiaron en intermediarios mayoristas españoles que han salido como han salido.  ¿Era necesario que fueran al zoco como unos pardillos?

Toda esa improvisación, esa incompetencia. Ese excusarse en el “nadie lo vio venir”. ¿De verdad no tenía el gobierno la menor guía para enfrentarse a esta pandemia? Les hemos oído decir que se enfrentaban a una situación «sin precedentes, para la que no había un manual de instrucciones». Pues parece que ni eso es cierto. Tenían ese manual desde hace 15 años. Le podrían haber preguntado al ex presidente Zapatero o a su ministra de Sanidad de entonces, Elena Salgado. Estos días hemos sabido que existe un documento del Ministerio de Sanidad del año 2005, actualizado en 2006 y completado con anexos en años posteriores. Hay un Anexo XIII del Plan Nacional de Preparación y Respuesta ante una Pandemia de Gripe. Se publicó en este digital un buen resumen del documento ayer mismo.

Se redactó tras la crisis del Coronavirus del SARS y de la Gripe Aviar y al parecer sería aplicable a otros virus pandémicos. Si van a él verán que una situación como la de la semana previa a la manifestación feminista del 8M ya se describía en este documento, y aconsejaba para un caso así el distanciamiento social. Incluso la restricción de viajes a zonas afectadas, que no tuvo lugar hasta el 10 de marzo. Vale la pena que consulten. Lo tienen aquí.

Señores, nos podríamos haber ahorrado miles de muertos. Poner la ideología por encima de la salud tiene estas consecuencias.

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