Si hablamos de corrupción y de hermanos, nadie como el hermano de Ximo Puig

Si hablamos de corrupción y de hermanos, nadie como el hermano de Ximo Puig
Si hablamos de corrupción y de hermanos, nadie como el hermano de Ximo Puig

Imaginemos por un momento, sólo por un momento, que el hermano de Isabel Díaz Ayuso, utilizado de forma bastarda por la izquierda para destruir políticamente a la presidenta madrileña, hubiera recibido millonarias subvenciones de su hermana y, una vez imputado, cargara contra ésta por no haberle advertido de que en las facturas presentadas se inflaban gastos sin ningún decoro y que, en el colmo, las propias facturas estaban duplicadas. Es lo que ha ocurrido con el hermano del presidente valenciano, el socialista, Ximo Puig, quien ha reconocido las irregularidades, pero se ha escudado en que la culpa es del Gobierno valenciano -el que le untó de forma obscena- porque no le dijo que no se podían duplicar facturas y elevar alegremente los gastos.

El desahogo del hermano de Ximo Puig sólo es comparable al desahogo de la Generalitat valenciana al dar por buenas todas sus facturas fraudulentas. A Ayuso la izquierda le montó una campaña infame de desprestigio personal porque concedió un contrato a una empresa vinculada a su hermano para el suministro de mascarillas por la que el familiar de Ayuso, sin ella estar al tanto, recibió 50.000 euros en comisiones. El hermano de Ximo Puig se ha llevado irregularmente millones, sabiéndolo el presidente valenciano, y la izquierda y sus terminales mediáticas han pasado por el tema de soslayo. La hipocresía de esta gente provoca repugnancia. Ni después de oír al hermano imputado de Ximo Puig se han escandalizado.

La doble vara de medir del socialcomunismo provoca tanta grima que solo cabe decir, para terminar, que es difícil encontrar un caso de corrupción tan grosero como el que afecta directamente al presidente socialista valenciano, que para más inri colocó a su hijo sólo horas después de registrarse en la oficina del paro. Si todos los desempleados valencianos tuvieran tanta suerte, en esa comunidad habría pleno empleo. Pero lo que hay es un Gobierno socialista cuyas políticas de impulso de las familias consisten en repartir el dinero de los valencianos entre los hermanos del presidente.

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