Las sanciones de los EEUU evidencian la alianza de China con Rusia e Irán en la guerra de drones
Nadie duda del gran impacto visual de las imágenes de los últimos minutos de vida del terrorista Yahya Sinwar el carnicero, cerebro de la masacre y ataque indiscriminado a la población de Israel del 7 de octubre de 2023. Unas imágenes grabadas por un dron de reconocimiento de las fuerzas de defensa de Israel que han sido difundidas ampliamente por las redes sociales y los medios de comunicación.
También llama la atención el recientemente ataque con drones de la organización terrorista Hezbolá a la residencia del primer ministro de Israel Benjamín Netanyahu que llegó a golpear la ventana de su dormitorio.
Los drones utilizados desde hace años para desarrollar espectáculos aéreos, filmar acontecimientos deportivos y lúdicos, apoyar a servicios de emergencias y vigilancia, así como para la entrega de paquetes de última milla o la grabación área de imágenes de cultivos para riego y tratamientos fitosanitarios, se han convertido en protagonista de los conflictos bélicos modernos representando ya una nueva industria tecnológica y armamentística en auge.
En el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, iniciado por la invasión rusa de territorio ucraniano en febrero de 2022, se confirma que Rusia está poniendo en circulación entre 30 y 80 unidades al día dependiendo de la climatología. Se trata de los drones de largo alcance, Shahed 136 de fabricación iraní, que se utilizan tanto para destruir la infraestructura civil como para acosar a la población civil del sur de Ucrania en Jerson. Los drones se mueven a una gran velocidad de 185 km/h y cuentan con un alcance de hasta 2.500 km. Debido a su pequeño tamaño, son difíciles de combatir porque además operan en longitudes de onda y en altitudes muy por debajo de la defensa antiaérea ucraniana. En ocasiones, en esta guerra de drones, son interceptados por otro tipo de dron, un cuadricóptero “Sting” que es la nueva arma rápida y asequible de desarrollo ucraniana que vuela a una velocidad de 160 km/h y a una altitud de hasta 3.000 metros.
El coste medio del Sting está entre los 2.000 y 5.000 dólares comparado con los 20.000 a 50.000 dólares de los drones Shahed, rebautizados como Geran 2 por la industria rusa que los monta en su planta rusa de Tartaristán. En una guerra de desgaste como esta, con los frentes estabilizados, el ejército que utiliza el armamento eficaz más barato tiene mas posibilidad de alzarse vencedor en el conflicto.
Por su parte, el Grupo de la inteligencia de defensa de Ucrania, GUR, en el mes de septiembre atacó con drones un importante depósito de municiones ruso situado entre Moscú y San Petersburgo en la región de Tver. El ataque contra el depósito de Toropets provocó la destrucción de un almacén de misiles tácticos Iskander, bombas y munición de artillería todo ello suponiendo una elevada factura económica y un claro desabastecimiento de las tropas rusas. Cada dron ucraniano, con un alcance de entre 720 km y 900 km, se programa con más de un millar de puntos de ruta diferentes, para eludir los sofisticados sistemas de defensa antiaéreos.
Los ataques tipo cuentan con un enjambre de pequeños drones Rubaka, una especie de kamikaze señuelo con tiras de lámina metálica en las alas, que abruman los sistemas de defensa y radares para que un dron de gran tamaño, Liutyi, con una carga útil de hasta 250 kg haga su trabajo. Los drones son controlados a través de la inteligencia humana sobre el terreno, con mensajes vistos en Telegram y la revisión final realizada con tecnología por satélite. Los drones son ya una pieza clave de este largo conflicto bélico pero también un indicador de las alianzas.
En paralelo, y para socavar esta creciente guerra de drones, el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, a través de su Oficina de Control de Activos Extranjeros, OFAC, confirmó el pasado 17 de octubre que dos empresas chinas están fabricando drones para el ejército ruso desde el año 2023 con un contrato que data de 2020. Se trata de la fabricación del modelo Garpiya 3, que es el rediseño chino del modelo ruso Garpiya 1 creado por la empresa Kupol, que están siendo utilizados para atacar ciudades de Ucrania. Este dron tiene un alcance de 1.500 km a 2.000 km y una capacidad de transportar una ojiva de hasta 55 kg de explosivos.
Las empresas sancionadas por los Estados Unidos de acuerdo con los boletines publicados son Xiamen Limbach Aircraft Engine encargada de fabricar los motores L550E y Redlepus Vector Industry Shenzhen. Esta última está asociada con la empresa rusa TSK Vector que es intermediaria de IEMZ Kupol que a su vez recibe desde China componentes clave electrónicos y mecánicos que utiliza para ensamblar los drones que lanza contra Ucrania.
El informe de la OFAC señala que la empresa rusa AO IEMZ Kupol es el líder de la industria de equipamiento de defensa antiaérea utilizado por el Ministerio de Defensa ruso, empresa a la que se le ha encomendado también suministrar el sistema antimisiles TOR M2. Esta misma empresa rusa es el contratista principal junto con su matriz Almaz-Antey para desarrollar y ensamblar unidades de drones (Unmanned aerial vehicle, UAV) para el ejército ruso.
Kupol y Redlepus inauguraron en el año 2023 una factoría en Izhevsk a solo un millar de km de la frontera con Ucrania donde se fabrican anualmente 2.500 drones Garpiya 3. A esta cantidad hay que sumar los 6.000 drones iranís Shahed 136 de la fábrica de Tartaristán que a su vez se abastece de componentes que China produce.
Y aquí es donde el descontrol de la geoeconomía nos juega otra mala pasada a los europeos. Tanto el modelo de dron Garpiya 3 como el Shahed 136, utilizan motores Limbach L550E de origen alemán que llegan también desde China. La compañía alemana Limbach fundada en 1970 fue quien los diseñó, adquirida en el año 2012 por empresarios chinos, esto es por el Gobierno Chino. En septiembre del año 2020, los servicios secretos de Alemania informaron que estos motores vendidos a Irán se montaban en los drones de los rebeldes huzíes en Yemen.
Si China se negase a suministrar estos motores a la industria de defensa Rusia, mas de 8.500 drones fabricados anualmente para el ejército ruso se quedarían en tierra y no se producirían los continuos ataques diarios a la población y a las infraestructuras de Ucrania. Tampoco llegarían a Israel procedentes de Irán.
La reacción china, lejos de consolidar su discurso de neutralidad ante estos conflictos con hechos, ha sido sancionar a tres empresas de los Estados Unidos: Edge Autonomy Operations, Skydio y Huntington Ingalls Industries que están suministrando drones a la isla de Taiwán, intentando marcar un paralelismo que no es real.
Para terminar de retratar el mapa de alianzas industriales de guerra, hay que señalar que el 30 de julio pasado, la oficina OFAC del Tesoro de los Estados Unidos sancionó a la compañía China SNTD (Shiny Nights Technology Development) con sedes en Beijing y Teherán. Una empresa china utilizada para que el Ministerio de Defensa y Logística de las Fuerzas Armadas de Irán adquiera unos componentes clave, acelerómetros y giroscopios, para fabricar sus misiles balísticos y drones (UAV).
Estas sanciones del Gobierno de los Estados Unidos señalan a la industria de defensa china como suministrador de componentes clave, tanto para Irán como para Rusia, lo que aleja a China por la vía de los hechos del pretendido discurso de neutralidad frente a los conflictos en Ucrania e Israel, que queda totalmente en entredicho.
Facta non verba
José Luis Moreno, economista ha sido director de Economía en la Comunidad de Madrid y en el Ayuntamiento de Madrid. Analista económico y empresarial.